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LIBROS & ARTES
Pero dije amorcitos
Estoy escribiendo una carta
Otra será escrita mañana
Mañana estarán ustedes muertos
La carta intacta la carta infame también está muerta
Escribo siempre y no olvidaré tus ojos rojos
Es todo lo que puedo prometer
Tus ojos inmóviles tus ojos rojos
Es todo lo que puedo prometer
Cuando fui a verte tenía un lápiz y escribí sobre tu puerta
Esta es la casa de las mujeres que se están muriendo
Las mujeres de ojos inmóviles las muchachas de ojos rojos
Mi lápiz era enano y escribía lo que yo quería
Mi lápiz enano mi querido lápiz de ojos blancos
Pero una vez lo llamé el peor lápiz que nunca tuve
No oyó lo que dije no se enteró
Sólo tenía ojos blancos
Luego besé sus ojos blancos y él se convirtió en ella
Y la desposé por sus ojos blancos y tuvimos muchos hijos
Mis hijos o sus hijos
Cada uno tiene un periódico para leer
Los periódicos de la muerte que están muertos
Sólo que ellos no saben leer
No tienen ojos ni rojos ni inmóviles ni blancos
Siempre estoy escribiendo y digo que todos ustedes se están muriendo
Pero ella es el desasosiego y no tiene ojos rojos
Ojos rojos ojos inmóviles
Bah no la quiero
EL MAR EN LA CIUDAD
¿Es éste el mar que se arrastra por los campos,
Que rodea los muros y las torres,
Que levanta manos como olas
Para avistar de lejos su presa o su diosa?
¿Es éste el mar que tímida, amorosamente
Se pierde por callejas y plazuchas,
Que invade jardines y lame pies
Y labios de estatuas rotas, caídas?
No se oye otro rumor que el borboteo
Del agua deslizándose por sótanos
Y alcantarillas, llevando levemente
En peso hojas, pétalos, insectos.
¿Qué busca el mar en la ciudad desierta,
Abandonada aun por gatos y perros,
Acalladas todas sus fuentes,
Mudos los tenues campanarios?
La ronda inagotable prosigue,
El mar enarca el lomo y repite
Su canción, emisario de la vida
Devorando todo lo muerto y putrefacto.
El mar, el tierno mar, el mar de los orígenes,
Recomienza el trabajo viejo:
Limpiar los estragos del mundo,
Cubrirlo todo con una rosa dura y viva.
TÉRMINOS DE COMPARACIÓN
¿Caminar por la vida como por encima del mar,
Sostenidos por la fe, la desesperanza o la indiferencia?
¿Posarse sobre ríos callados o tumultuosos,
Atraídos por una mirada o una sonrisa?
¿Abrazarse a cuerpos de fuego que se ahogan irremediablemente
En la propia corriente sanguínea, cálida o fría?
¿Penetrar en oscuras columnas de humo
Con la entereza de la flor bajo la guillotina?
¿Cubrirse las heridas con mantas de agua en ascuas,
O con una canción multiplicada al infinito?
¿Devorar espinas suaves como la caricia primera,
Irresistibles como el sollozo del moribundo?
¿Arriesgarse por la cuerda floja que sostiene
Luz y tiniebla, el leve temblor de lo que va creándose,
El ronco crepitar de lo extinto sin remedio?
¿Tratar de detener con lanzas de fuego
La huida del minuto, insaciable celoso,
Girando y perdiéndose al azar,
Caracola absorbida por la tempestad de arena?
¿Estrangularse con el primer grito de júbilo
Y palpar nada esparcida por doquiera?
Todo podría servir de término de comparación,
Justificable nada más que como puro engaño.
Pero, ¿qué sería recuperable si antes no fue
Sacudido, renegado, desdicho, trasfigurado?
POEMA INÚTIL
Empeño manco este esforzarse en juntar palabras
Que no se parecen ni a la cascada ni al remanso,
Que menos trasmiten el ajetreo de vivir.
Tal vez consiguen una máscara informe,
Sonriente complacida a todo hálito de dolor,
Inerte al desgarramiento de la pasión.
Con frases en tropel no llegan a simular
Victorias jubilosas de la sangre
O la quietud del agua sobre el suicida.
Nada dicen tampoco de la danza de amor y odio,
Alborotada, aplacada, extinta,