LIBROS & ARTES
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rarias de Eielson, Sologuren,
Honorio Delgado; las apre-
ciaciones sobre la pintura
realizadas por Szyszlo; las re-
flexiones filosóficas de Cue-
to, Salazar Bondy, Iberico;
los poemas de Adán, Moro,
Eielson, Valera, Francisco
Bendezú, los aportes histó-
rico-literarios de Porras y
Durand; y los textos de in-
telectuales europeos como
Eliot, Artaud, Jaspers,
Ungaretti, entre otros.
El origen de esta revista
y su devenir se vio favoreci-
da por el contexto interna-
cional (fin de la Segunda
Guerra Mundial, libre circu-
lación de ideas y libros, op-
timismo democrático) y na-
cional (elecciones libres, go-
bierno de Bustamante, pri-
mavera política y políticas
culturales favorables que se
quiebran con la dictadura de
Odría). El Perú se convierte
en un país urbano, la impor-
tancia de la agricultura dis-
minuye, se multiplican las
industrias y las finanzas ur-
banas. Se viven crecientes y
constantes migraciones:
Lima se convierte en una
ciudad moderna donde em-
piezan a coexistir los barrios
miserables con zonas resi-
denciales, donde la multitud
anónima desplaza al sujeto
individual, donde el capital
simbólico reservado a una
minoría empieza a disemi-
narse. En sus calles y en la
obra de los artistas se con-
solida este heterogéneo es-
pacio de fusión de lo andino
y lo occidental. La moder-
nización diseña un nuevo
paisaje socioeconómico y
una incipiente modernidad
empieza a perfilarse.
Pocos años después, el
autoritarismo, como tantas
otras veces, se apoderará de
la dinámica de la moderni-
zación y liquidará nuestra
débil modernidad. El final de
Las moradas
es parte del fra-
caso moderno de la década,
la imposibilidad de construir
un campo cultural autóno-
mo de la política, la hege-
monía de un campo litera-
rio letrado y homogéneo en
un país escindido cultural-
mente: el sueño de los suje-
tos (léase lectores) libres y
conscientes volvía a retroce-
der. De la utopía sólo quedó
una modernización desigual
que alentó las discriminacio-
nes y la nostalgia por la mo-
dernidad. El desplome de
Las
moradas
está asociado al
triunfo de la modernización
autoritaria, el ochenio de
Odría creó una atmósfera
irrespirable para las aventu-
ras culturales críticas; los
actores culturales y sus aso-
ciaciones perdieron espacios
y tuvieron que replegarse de
la escena pública nacional o
proseguir sus actividades fue-
ra del Perú.
Otra amarga lección que
se puede desprender de la
lectura de
Las moradas
es que
el ciclo de las revistas tota-
les –espejo refractor de to-
das las dimensiones de la
cultura– se cierra con esta
revista. En los últimos cin-
cuenta años, el imperio de
la cantidad ha desplazado el
reino de la calidad, la frag-
mentación y la especializa-
ción imponen horizontes
cada vez más estrechos: las
revistas contemporáneas si
no quieren caer en el ridícu-
lo o en el democrático en-
canto de la superficialidad
deben conformarse con una
franja de la totalidad. Quizá
por ello el inmenso placer y
la grata sensación de recu-
perar la mirada ilimitada
cuando ingresamos a
Las
moradas
.
AMARU: LAÚLTIMA
AVENTURAMÍTICA
Amaru.
Revista de Artes
y Ciencias (1967-1971) fue
una publicación institucio-
nal de la UniversidadNacio-
nal de Ingeniería (UNI).
Una revista multidisciplina-
ria que incluía artículos so-
bre matemáticas, física, ar-
quitectura peruana, cine,
poesía y filosofía. El rector
Santiago Augurto Calvo, ar-
quitecto y urbanista, respal-
dó plenamente este proyec-
to multidisciplinario. El co-
mité de redacción estaba for-
mado por Abelardo Oquen-
do y Blanca Varela. El timo-
nel del barco, Westphalen,
empleó a su red de amigos
(José María Arguedas, Fer-
nando de Szyszlo, Julio Ra-
món Ribeyro, André Coyné
y muchos más) y convocó a
los nuevos intelectuales (Au-
gusto Salazar Bondy, Luis
Loayza, Julio Ortega, Mirko
Lauer y José Ignacio López
Soria, Tomás G. Escajadillo,
Ricardo Silva-Santisteban,
José Miguel Oviedo, Anto-
nio Cornejo Polar y Wins-
ton Orrillo, entre otros) y
poetas (Antonio Cisneros,
Antonio Cillóniz y Rodolfo
Hinostroza), como colabora-
dores, en esta significativa
travesía.
En los inicios de la re-
vista, se vivía bajo el primer
gobierno de Belaunde Terry
y volvían a soplar nuevos
vientos de apertura cultural
y reformas políticas. El gol-
pe militar de Juan Velasco
Alvarado de 1968 inició un
gobierno reformista que ter-
minó de liquidar los rezagos
del Perú oligárquico y los en-
claves económicos premo-
dernos, pero su proyecto re-
volucionario impuesto des-
de arriba, que incluía una re-
volución educativa, sucum-
bió entre contradicciones e
instituciones burocráticas.
En aquellos años, las re-
vistas adelantaban los capí-
tulos de las novelas por ve-
nir.
Amaru
publicó fragmen-
tos de
Un mundo para Julius
y dos secciones de
El zorro
de arriba y el zorro de abajo,
dos novelas peruanas capita-
les del periodo. Además, la
revista rindió homenaje a
Martín Adán y a José María
Arguedas, pero también a
Sigmund Freud y a Carlos
Marx. La inquietud peruanis-
ta estaba articulada con una
visión universal de las cien-
cias y humanidades. Final-
mente, se puede hallar en
esta revista una buena can-
tidad de artículos que reve-
lan las preocupaciones de
Latinoamérica en esos años
desde los marcos de la teoría
de la dependencia, las expe-
riencias socialistas y ecos de
la filosofía de la liberación:
los artículos de Roberto Fer-
nández Retamar y Ariel Dor-
fman son un buen ejemplo
de esta preocupación lati-
noamericanista. Un modes-
to cuento de Hugo Blanco y
una vibrante carta a Argue-
das del mismo político reve-
lan también el interés por la
situación política del indíge-
na en esta revista.
La presentación inaugu-
ral de
Amaru
refería cabal-
mente a los desafíos del
mundo exterior regido por la
racionalidad científica y a las
expresiones de las diversas
artes en que se formalizan «la
angustia y la esperanza, al-
ternadas, de nuestros con-
temporáneos, su experiencia
directa de una realidad ines-
table, confusa, desconcer-
tante, en que se acentúan
luces y sombras, miserias y
lacras hórridas junto a rique-
zas y un grado de bienestar
antes no previstos, y en que
los logros y fracasos se agu-
dizan tanto que convierten
en incierto y nebuloso todo
lo futuro».
Westphalen era cons-
ciente que volvía a iniciar
una aventura difícil ya que
el Perú era un país donde,
antes, «los esfuerzos en este
campo han pasado pocas ve-
ces del amago y la intención
y se han truncado siempre
por falta de estímulo y am-
biente propicio, cuando no
de los recursos más elemen-
tales». Sin embargo, la es-
peranza se instala nuevamen-
te porque se considera que
algo ha cambiado ya y que
hay un público acorde al pro-
yecto que se inicia.
La revista
Amaru
busca-
ba convertirse en un foco
que «concentre e irradie in-
quietud intelectual y cívica,
un lugar para la libre expre-
sión y discusión de ideas,
problemas y doctrinas, y en
donde, además, se muestren
ejemplos de lo mejor que
actualmente producen nues-
tros escritores y artistas». El
equipo de la revista se sen-
tía parte de «una cultura ecu-
ménica única», no solo tri-
butarios de la cultura occi-
dental, sino «atentos a todo
aquello que en diversas re-
giones de la tierra ofrezca ca-
racterísticas de validez inte-
lectual, vigor especulativo,
experimentación científica o
estética para incorporarlo a
nuestro acervo y sacarle el
mayor provecho posible».
Este primer número pre-
sentaba en la carátula un di-
bujo de Szyszlo, un elogio
encendido de Vargas Llosa
sobre Lezama Lima, poesía
de Paz, Ponge y Lihn, un
fragmento de
Cien años de
soledad,
juicios críticos de
Sologuren, Antonio Cisne-
ros, José Miguel Oviedo y
Szyszlo. Además, se difun-
dían en castellano textos de
André Breton y Alberto
Giacometti. Los siguientes
números mantendrán este
carácter heterogéneo de los
colaboradores, pero la mis-
ma alta calidad de los tex-
tos, gráficos y fotografías
incluidos.
La imaginería surrealis-
ta siempre estuvo presente
en las carátulas de la revista
y en las reproducciones de
cuadros, dibujos o viñetas de
artistas como René Magrit-
te, Matta, Joan Miro, César
Moro, Paul Klee, Jean Arp
José Luis Cuevas, entre
otros. Entre las páginas de
Amaru
, hallamos también
fotografías y dibujos de Je-
sús Ruiz Durand, el artista
plástico que lideró desde el
diseño gráfico las políticas
visuales del gobierno de Ve-
lasco Alvarado.
En el número tres de
Amaru
, su director expresó
una sentencia anticipatoria
de los tiempos actuales: «una
sociedad que tiene como
ideales la tasa progresiva de
interés y metas cuantitativas
de producción no tiene lu-
gar para las manifestaciones
desinteresadas del espíritu»
(415). Hoy que la sociedad
peruana parece encandilada
solamente por todo aquello
que tiene un precio en el
mercado internacional, vale
la pena recordar y volver a
leer estas dos revistas de un
inmenso valor en nuestra
historia cultural, aquel que
no puede traducirse en nú-
meros ni porcentajes, pero
que fija firmemente la ver-
dadera estatura del espíritu
nacional.
BIBLIOGRAFÍA
Amaru
. Lima, 1967-1971.
Las moradas
. Lima, 1947–
1949.
Loayza
, Luis,
El Sol de Lima
.
Lima, Fondo de Cultura
Económica, 1993.