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LIBROS & ARTES
ero en aquellos días
sus libros eran prác-
ticamente invisibles y sus
poemas buscados y leídos
solo en antologías y «en
fotocopias de fotocopias
cada vez más extingui-
das», como recuerda el
célebre poeta español José
Ángel Valente, pues para
ese entonces el vivo inte-
rés que despertaba su poe-
sía había superado nuestras
fronteras.
Es solo a partir de
1980 que su obra poética
fue recopilada y debida-
mente publicada en suce-
sivas ediciones en Méxi-
co, Perú y España. Hoy
por hoy ha sido traduci-
da al inglés, francés e ita-
liano y se han multiplica-
do los estudios sobre ella.
Igual suerte han corrido
sus bellos y penetrantes
Escritos varios sobre arte y
poesía
. Su influencia aho-
ra es más vigente que
nunca entre los estudiosos
poetas de las más recien-
tes promociones.
Visitamos a Fernando
de Szyszlo para conversar
sobre Westphalen porque
es una de las personas que
más cerca estuvo de él, y
ha sido testigo de su luci-
dez y rigor. Szyszlo se ha
manifestado siempre dis-
puesto a declarar y deba-
tir, motivado muchas ve-
ces por exigencias de or-
den cívico o político. Pero
nada le es más grato que
reflexionar sobre los temas
de la amistad, el arte y la
poesía.
¿Cuándo y en qué cir-
cunstancias conociste a Emi-
lio Adolfo Westphalen?
A Emilio lo conocí en
la Peña Pancho Fierro.
Hablo del año 45 o 46,
que es cuando mi grupo de
amigos de la generación
del 50 comenzamos a fre-
cuentar la peña: Eielson,
Salazar Bondy, Sologuren,
yo, Enrique Iturriaga a ve-
ces.
Westphalen y tú pertene-
cen a generaciones marca-
damente diferentes: la del 30
y la del 50. ¿Cómo se dio
ese engarce generacional,
que entiendo fue muy fruc-
tífero, no solo con Westpha-
len, también con Arguedas,
Moro y otros escritores y ar-
tistas de la generación del
30?
Aquí pasó una cosa
curiosa. Mi generación lo
RECORDANDOA
EMILIOADOLFOWESTPHALEN
Conversación con Fernando de Szyszlo
Leonidas Cevallos
Emilio Adolfo Westphalen inició su magisterio como poeta y hombre de cultura entre los miembros
de la generación del cincuenta. Su prestigio continuó entre los poetas que insurgieron en las décadas del
sesenta y setenta; baste recordar en tal sentido que
El viaje
de Javier Heraud abre sus
páginas con sendos epígrafes de T.S. Eliot y Emilio Adolfo Westphalen.
P
Fernando de Szyszlo y Leonidas Cevallos durante la conversación realizada el 4 de julio de 2011.