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Página 8

LIBROS & ARTES

co en este episodio cuya

base es un relato de tras-

gresión social: existe un

orden desigual, el joven

Rendón Willka lo quiebra

al ingresar a la escuela, fi-

nalmente, él es sanciona-

do por la trasgresión. Lo

maravilloso se instala en la

dialéctica de la excepcio-

nalidad y la compasión. A

pesar de su anomalía, el

héroe nunca está solo y

siempre logra una comu-

nicación difícil y conflic-

tiva con los otros persona-

jes. Ya sea a través de las

monedas que regala a los

más pequeños o por la

amistad surgida con algu-

no de ellos, Rendón Will-

ka logra trascender su po-

sición de monstruo abyec-

to y llega a ser percibido

como un semejante, como

persona incluso por el

adolescente que cumple

la función de antagonista

y que es responsable del

atroz castigo.

En la obra de Argue-

das, la pregunta por la con-

dición humana de todo

gran relato adquiere la for-

ma de una indagación por

los límites de la humani-

dad. Recuérdese el grito

doloroso del Kutu, “endio

no puede” en “Warma

Kuyay”; o la pregunta re-

tórica del patrón en “El

sueño del pongo”: “¿Eres

gente u otra cosa?”. En la

escena de los latigazos con-

tra el indio que desea

apropiarse de los signos de

la lectura y la escritura,

vuelve a reaparecer la pre-

gunta mediante la sorpre-

sa del hacendado pobre

Pancorvo: “Se ha ido tran-

quilo. Es como si la sangre

no fuera sangre para ellos”

(66). El indio, el otro, la

no-gente, ellos, son signi-

ficantes diferentes para el

mismo significado.

Por otro lado, la uni-

versalidad de Rendón

Willka radica en que ac-

túa como un sujeto moder-

no, es decir, que emplea

la razón instrumental,

pero sin abandonar su

memoria local y sus ex-

pectativas modeladas des-

de el mundo andino. Él

quiebra la cárcel de la

identidad aislada, trascien-

de su carácter de indio sin

perder el arraigo cultural

y proyecta un modelo de

orden social y de nueva

humanidad basados en las

estructuras y la cosmovi-

sión andinas.

LA IMAGINACIÓN

MELODRAMÁTICA

William Rowe sostiene

que el “yawar mayu” (río

de sangre) es la oleada de

pasión que rompe los lími-

tes, el desencadenamien-

to de fuerzas sociales que

desbordan como un huay-

co los límites y cauces tra-

dicionales de la sociedad

(92). Esa pulsión por des-

truir las formas que con-

tienen y encarrilan ha

merecido innumerables

lecturas políticas con én-

fasis en los años convulsos

en que se escribió la obra

y en los mundos que se

desintegran en el mundo

representado. Sin embar-

go, también podemos pro-

yectar esta pulsión a la for-

ma misma de la novela

regida por un plus pasio-

nal que invade la estruc-

tura, la figura del narrador

y la configuración de los

personajes.

Todas las sangres

posee

elementos propios de una

novela de folletín melodra-

mática: pequeñas unidades

de composición que se ar-

ticulan como secuencias

acumulativas, personajes

de intensas pasiones que

encarnan figuras simbóli-

cas, órdenes morales con-

trapuestos, microintrigas

que forman una trama cuyo

deleite no está en la suma

total sino en el consumo de

la tensión y la satisfacción

de la expectativa una y

otra vez, la presentación

del antiguo conflicto del

Bien contra el Mal y suce-

sivas anágnorisis (recono-

cimientos), quizá el más

importante el de Rendón

Willka por Bruno. La ima-

ginación melodramática

oscila entre la piedra (sím-

bolo de la identidad per-

durable) y la paloma (sím-

bolo del movimiento his-

tórico) y nos ofrece una

narración anacrónica de

nuestra modernidad, una

versión derrotada históri-

camente, pero victoriosa

en el imaginario colectivo

de los subalternos.

En la configuración del

personaje Rendón Willka

hay diversos elementos

discursivos que lo con-

vierten en un sujeto que

vive con una intensidad

pasional tal que impide su

plena decodificación por

sus interlocutores. Así es

percibido por los otros

personajes: “A ese Ren-

dón le sale como candela

del corazón, cuando ha-

bla. En todo acierta con

su quechua” (111). Matil-

de también se extraña

ante él y exclama: “¿Es un

indio? Demasiado galan-

te y demasiado sabio”

(101). Por otro lado, Bru-

no, “gran señor de pon-

cho, azote y revólver”,

quien se encuentra “más

cerca de los indios que de

la civilización”, es otro

personaje que desde el

pecado y la culpa, la

sexualidad y la religiosi-

dad se presenta siempre

en los límites del accionar

humano. La casta Asunta

termina de asesina, el

pueblo se incendia, la

muerte del viejo wiraco-

cha… los elementos me-

lodramáticos son inter-

minables en esta novela.

Un narrador que quie-

re imponer significados

mediante el diálogo al sen-

tir y actuar de los perso-

najes y que busca excesi-

vamente controlar los sen-

tidos de la lectura consti-

tuye también una prueba

más del carácter melodra-

mático de esta novela. Las

relaciones semánticas de

oposición o complemen-

tariedad abundan, pero no

son suficientes para deco-

dificar toda la historia ni

la densidad del mundo re-

presentado.

En una sociedad cada

vez más secularizada, el

imperio del melodrama

cumple funciones de co-

hesión y mediación entre

los individuos/lectores y el

orden moral de la comu-

nidad.

Todas las sangres

es

una novela que todavía

nos interpela porque en su

maniquea, pero hirviente

visión del mundo, todos

los lectores tienen una pá-

gina que narra la historia

que habita en cada uno de

nosotros.

BIBLIOGRAFÍA

ARGUEDAS, José María.

Todas las sangres. Obra

completa

. Tomo IV.

Lima, Editorial Hori-

zonte, 1983.

CARPENTIER, Alejo.

El

reino de este mundo

.

1949. Buenos Aires,

Librería del Colegio,

1975.

ROWE, William.

Ensayos

arguedianos

. Lima, SUR,

1996.

“En la obra de Arguedas, la pregunta por la condición humana de todo gran relato adquiere la forma de una

indagación por los límites de la humanidad”.

Fotografía: Juan Mendoza.