Previous Page  9 / 52 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 9 / 52 Next Page
Page Background

LIBROS & ARTES

Página 7

sta no es sin embar-

go la figura de Luis

Alberto Sánchez que ve-

nimos a recordar aquí a

propósito

de Garcilaso

Inca

de la Vega. Primer

Criollo

, libro que publicó

Sánchez a comienzos de

los años 40, hace ya más

de medio siglo. Había en

la elección del personaje

por parte de Sánchez un

desafío implícito a su an-

tiguo maestro José de la

Riva Agüero. Ambos ha-

bían quedado distancia-

dos por la acción política.

Riva Agüero escribió un

agresivo informe contra un

texto escolar de Luis Al-

berto Sánchez sobre eco-

nomía política, al cual

tildó de marxista (quizás lo

era, lo que no está mal ni

entonces ni ahora). Sán-

chez había replicado con

palabra vengativa y la re-

conciliación ha llegado

muchos años después de

muerto Riva Agüero. Ha-

blar de Garcilaso en los

términos que hizo Sánchez

tenía en aquellos años un

efecto desmitificador para

evitar que esta figura tan

transtornada de Garcilaso

terminara siendo un pas-

tel de caramelo, como

siempre ha querido la de-

recha peruana. Luis Alber-

to Sánchez entendió que

más que el primer criollo

o primer cholo peruano

Garcilaso fue el primero

de los descielados del

Perú, en la precisa defini-

ción de Unamuno: lejos

del propio cielo, bajo cie-

lo ajeno; sin duda porque

aquí existía en la base una

primera identificación, ya

que Sánchez escribió este

libro sobre Garcilaso du-

rante su exilio en Chile.

Sánchez no intentó la re-

construcción erudita del

personaje histórico y su

obra literaria sino una na-

rración casi novelada en

la cual, sin embargo, no

había ninguna falsifica-

ción. Lo que no es verdad

escrita rigurosamente do-

cumentada en este libro

de Sánchez, resulta por lo

menos verosímil y hasta de

necesidad forzosa si acep-

tamos la premisa de la de-

finición psicológica e ideo-

lógica que emplea Sán-

chez. No deja por supues-

to de haber en esta obra

proyecciones que corres-

ponden al verdadero pen-

samiento histórico; pues al

final sólo sabemos ver en

el pasado aquello que a

nosotros mismos nos vie-

ne ocurriendo. Es muy

probable que Sánchez

pensara en su propio Perú

y en su propia Lima cuan-

do repite en este libro la

despectativa frase escrita

por el cronista Herrera en

el siglo XVII: “Vieja cos-

tumbre de chismerío y ci-

zaña en el Perú”, y quizás

ese mismo carácter pro-

yectivo tenía el hecho de

consignar la dificultades

de Garcilaso en España

cuando vivía alojado –se-

gún su frase textual– en

pobres casas de alquiler o

cuando a propósito de los

indios peruanos del siglo

XVI repite la sentencia del

licenciado Matienzo: para

ellos no hay mañana.

Ignoramos cuáles fue-

ron las reacciones locales

cuando el libro de Sánchez

comenzó a circular en

Lima. Garcilaso había sido

sepultado y continúa se-

pultado por un montaje

de palabras sabihondas

que sólo sirven para que

su obra quede definitiva-

mente alejada de aquellos

a quienes desde el inicio

dedicó su obra el inca, es

decir a los peruanos hijos

de una tierra que, según él,

suele ser madre de los aje-

nos y madrastra de los pro-

pios.

Dicen, por ejemplo,

que fue hijo de un capitán

de la nobleza española y

de una princesa inca; con

lo cual a la vez dicen la

verdad y engañan; porque

aunque cierto, lo decisivo

es que no hubo matrimo-

nio entre sus padres y que

experimentó desde el prin-

cipio discriminación racial

y desigualdad dentro de las

relaciones familiares e in-

fantiles. Alguna vez he di-

cho que en el Perú en el

siglo XVI, y quizás tam-

bién hoy día, podríamos

distinguir dos clases opues-

tas de familias; familias de

tías y familias de tíos. Las

familias de tías pertene-

cían al sector español y

más alto de la sociedad;

dentro de ellas el padre-

marido tenía una relación

machista de poligamia

A PROPÓSITO DE

LOS CUATROCIENTOS AÑOS

Garcilaso Inca de Luis Alberto Sánchez

Pablo Macera

Hablar sobre Luis Alberto Sánchez a propósito del Inca Garcilaso en un deber que debo cumplir como viejo estudiante de

San Marcos que pudo gozar esos tres años de Reforma Universitaria, entre 1945-1948, liderados por Sánchez durante su

primer rectorado. A esos años excepcionales siguió el anticlímax del gobierno odriísta con toda su oscuridad, pese a los

esfuerzos de algunos sucesores de Sánchez como Mariano Ibérico y Aurelio Miró Quesada.

E