LIBROS & ARTES
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busca caracterizaciones
ontológicas a lo nacional;
comprometido con el pro-
yecto emancipador de la
ilustración y la raciona-
lización de la sociedad,
pero crítico de la razón
instrumental y de la des-
humanización del hom-
bre.
La escritura de Mariá-
tegui oscila entre el perio-
dismo (involucrado radi-
calmente con el devenir
de los vertiginosos acon-
tecimientos) y el ensayo
(formulación de modelos
de comprensión global de
la sociedad peruana). Ora
privilegie el tono optimis-
ta y la fe fundacional, ora
elija la ira encendida, sus
textos manifiestan una
prosa que funde original-
mente pasión y razón, ar-
gumentaciones lógicas
impecables combinadas
con la voluntad estilística
del deseo, temas cosmo-
politas y perspectivas lo-
cales. El arco de sus inte-
reses supera largamente la
de cualquier otro intelec-
tual del siglo XX, quizá
solo Jorge Basadre podría
equiparársele. Sin embar-
go, a Mariátegui le bastó
algo más de una década
para dejar un puñado de
textos fundacionales, mi-
entras que Basadre gozó de
una longeva y productiva
vida.
Mariátegui encarna
una figura de intelectual
que se ha convertido en
paradigma de nuestra tra-
dición cultural. El sujeto
crítico comprometido con
un proyecto político an-
clado en el futuro, el hé-
roe político que diseña
una utopía social, lucha
por ella y muere sin alcan-
zarla.
AMAUTA
: LA SOCIE-
DAD IMAGINADA
Las mejores revistas
culturales constituyen hi-
tos centrales en la forma-
ción de los procesos de
identidad de una comuni-
dad social. Una revista no
es sólo una extraordinaria
aventura colectiva, sino la
creación de un espacio
que contribuye a diseñar
una comunidad imagina-
da de lectores y de ciuda-
danos. En el Perú tenemos
una notable, aunque poco
conocida, tradición de re-
vistas culturales.
El final del siglo XVIII,
período clave en la histo-
ria de las ideas, está
signado por el fundacional
Mercurio Peruano
(1791-
1795) que consolida la
conciencia de la diferen-
cia y especificidad de
nuestra nacionalidad. El
siglo XIX se encuentra
poblado de revistas; por la
calidad de sus textos y su
significación en la historia
de la cultura peruana re-
salta nítidamente
La Revis-
ta de Lima
(1859 –1863/
1873) asociada al proyec-
to nacional limeño criollo
y al naciente Partido Ci-
vil. Indiscutiblemente, la
tercera gran revista perua-
na es
Amauta
(1926-1930)
dirigida por José Carlos
Mariátegui.
En los primeros años
del siglo XX, la experien-
cia urbana se multiplica y
expande porque la ciudad
crece y las vías de comu-
nicación (avenidas, carre-
teras y rieles) y los nuevos
medios de locomoción
(automóviles y tranvías
eléctricos) nos ofrecen una
imagen global e interco-
nectada de la ciudad de
Lima. Es una ciudad que
todavía conserva sus anti-
guas tradiciones (pregone-
ros, procesiones, etc.),
pero que ya sufre el impac-
to irreversible de nuevas
formas de urbanismo y so-
ciabilidad.
El periodismo peruano
de la
belle époque,
es de-
cir, aquel que se desarro-
lló durante la República
Aristocrática (1895-1919),
constituye un privilegiado
territorio para explorar los
precarios procesos de mo-
dernización social que in-
cluían una consolidación
de la cultura de lo escrito,
un desarrollo de la comu-
nicación visual (caricatu-
ra y fotografía empiezan a
poblar las páginas de los
diarios y revistas), una sen-
sibilidad cosmopolita y
una reflexividad crítica
sobre la vida privada y el
orden público de la socie-
dad. La experiencia de la
modernidad y sus nuevas
formas de sociabilidad en-
cuentran en las páginas de
los periódicos y revistas de
la época no sólo su for-
malización, sino también
sus caminos de constitu-
ción. Así como el fonógra-
fo, el teléfono y el cine re-
velaban las nuevas tecno-
logías de comunicación, la
prensa se renovó drásti-
camente en este periodo
gracias a los cables de no-
ticias que llegaban me-
diante el telégrafo y a la
creciente inserción de fo-
tografías. Las revistas
Ac-
tualidades
(1903-1908),
Monos y Monadas
(1905-
1907),
Prisma
(1905-
1907),
Variedades
(1908-
1932), la primera etapa de
La Prensa
(1903-1921),
los años de neutralidad de
La Crónica
(1912-1919) y
otros periódicos del perio-
do son testimonio de una
nueva forma de establecer
vínculos entre el triángu-
lo lectores-medios-socie-
dad.
Los actores culturales
de dicho periodo se en-
cuentran en una encruci-
jada ya que muchas veces
se encuentran asociados a
los señores notables de la
“República Aristocrática”
y son usuarios de sus hábi-
tos sociales y formas de
pensamiento, pero simul-
táneamente son los porta-
voces de una nueva sensi-
bilidad y racionalidad más
moderna. La década del
20 es un espacio y tiempo
de rupturas, pero también
de continuidad con esa
movediza modernidad que
ya se gestaba en las dos
décadas anteriores.
Amauta
se publicó en-
tre septiembre de 1926 y
septiembre de 1930. Al-
canzó 32 números, los tres
últimos después de la
muerte de Mariátegui. La
carátula fue siempre ilus-
trada por José Sabogal y el
tiraje contaba con dos edi-
ciones: una masiva en pa-
pel de periódico que al-
canzaba algunos miles y
otra en un papel de mejor
calidad para los cien sus-
criptores.
Amauta
construye una
sociedad imaginada que
intenta articular un senti-
miento colectivo y un
ideal histórico, esta articu-
lación se recubre desde el
nombre, de evidente filia-
ción peruanista que le po-
sibilita una amplia convo-
catoria, pero se distingue
por su simbología indíge-
na y su orientación revo-
lucionaria socialista que
reflejaba su posición ante
el problema nacional y
ante la crisis del mundo
moderno.
Los colaboradores de
Amauta
provenían de di-
versas formaciones acadé-
micas (filosofía, filología,
literatura, ciencias socia-
“Amauta
se publicó entre septiembre de 1926 y septiembre
de 1930. Alcanzó 32 números, los tres últimos después de la
muerte de Mariátegui. La carátula fue siempre ilustrada por
José Sabogal y el tiraje contaba con dos ediciones: una masiva
en papel de periódico que alcanzaba algunos miles y otra en
un papel de mejor calidad para los cien suscriptores” .
José Carlos Mariátegui dejó en una década un puñado de textos fundamentales.