LIBROS & ARTES
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“aprovechamiento de
los logros de la moderna
novela latinoamericana,
aunque a diferencia de los
novelistas del
boom
no sólo
no desdeñábamos la nove-
la tradicional, sino que res-
catábamos sus valores,
como los del indigenismo
y los de la muy modesta
narrativa del realismo so-
cial peruano” (Gutiérrez,
en Tenorio, pp. 66-67).
Suscribimos, ergo, la
caracterización del Grupo
Narración según palabras
de Néstor Tenorio: “Gru-
po multigeneracional, de
raigambre provinciana,
con visiones ideológivas
diversas, con prácticas es-
téticas diferentes, con bu-
ceos espaciales y tempora-
les mayormente distintos,
asumiendo responsable-
mente los ‘tiempos revuel-
tos’ que estimularon sus
creaciones, poniendo toda
su pasión en ello, apare-
ciendo irreverente en un
medio dado a la quietud y
la mediocridad, agitando
viejas estructuras mentales
y mostrando como ori-
flamas verbales los pro-
ductos colectivos que su-
pieron articular con la rea-
lidad bullente: las Cróni-
cas, que fueron la manera
diáfana de decir que esta-
ba con las mayorías empo-
brecidas del país” (Teno-
rio, p.16).
Añadiríamos que, en
los años que aparecieron
los tres números de
Narra-
ción
, el Perú contó con re-
vistas culturales de enver-
gadura: además de las que
fraguó Arguedas en la
Casa de la Cultura, recor-
demos a
Amaru
(publica-
da por la Universidad Na-
cional de Ingeniería, pero
diversa de las típicas revis-
tas académicas de las uni-
versidades; bajo la direc-
ción del poeta Emilio
Adolfo Westphelen, gozó
de un amplio prestigio in-
ternacional y muchos la
juzgan la mejor revista cul-
tural peruana de la segun-
da mitad del siglo XX),
Hablemos de Cine
y, en el
terreno narrativo,
Cuader-
nos Semestrales de Cuento
.
Pero
Narración
fue mucho
más que las mencionadas
(aunque
Hablemos de Cine
también congregó un gru-
po en el campo cinemato-
gráfico, punto de partida
de cine-clubes, facultades
o especialidades universi-
tarias, nuevos cineastas,
etc.); constituye el órgano
de expresión de una pro-
puesta colectiva frente a
las letras y, en general, la
sociedad peruana. Gutié-
rrez sostiene que “reto-
maba la tradición” de los
“grupos que fueron abri-
endo el camino para ese
proyecto mayor de cultu-
ra democrática del Perú
que fue
Amauta
”, refirién-
dose al Grupo Resurgi-
miento (Cuzco), Orko-
pata (Puno), Colónida
(Lima), Norte (Trujillo) y
Aquelarre (Arequipa).
Como ellos, significó
“oposición y alternativa a
la cultura oficial vigente,
ideológica (siempre exis-
tente en un texto, litera-
rio o no) está connotada
por su factura literaria: la
textura del estilo plasma-
do, los sucesos narrados,
los personajes, el juego de
narradores y/o discursos
empleados, así como la
arquitectura del texto.
Tampoco cabe confi-
narlos a una opción por la
estética realista, ya que
también brilla en su pro-
ducción lo realmaravi-
lloso y, en menor cuantía,
lo fantástico. Más aun: si
cultivan la estética realis-
ta, lo hacen sin constreñir-
la a los límites empíricos,
racionalistas y pragmáticos
de la corriente realista del
siglo XIX. Se halla abierta
a los aportes de la “moder-
nidad literaria”, las explo-
raciones vanguardistas y la
“nueva narrativa latinoa-
mericana”.
Claro que, para el Gru-
po Narración, los experi-
mentos técnicos deben ir
unidos a una mirada real-
mente “nueva”, crítica-
mente innovadora. Nos
hace recordar cómo César
Vallejo distinguía entre la
poesía con sensibilidad
auténticamente nueva, y
aquella que superficial-
mente usaba vocablos
novedosos pero con una
sensibilidad tradicional,
establecida o caduca. De
ahí las duras reseñas que
la revista
Narración
dedi-
có a
La casa verde
de
Vargas Llosa y
Un mundo
para Julius
de Bryce
Echenique, admitiendo su
destreza verbal y técnica.
De ahí que Gutiérrez sea
el único autor, en el cues-
tionario planteado por
Abelardo Oquendo (en su
antología
Narrativa Perua-
na 1950-1970
; Madrid,
Alianza Editorial, 1973; es
decir, en la etapa más ac-
tiva del Grupo Narra-
ción), que echa de menos
en los sofisticados narra-
dores del
boom
la capaci-
dad de los narradores an-
teriores (un Ciro Alegría
o un José María Arguedas)
para profundizar en la pi-
rámide social y la condi-
ción humana. En esa línea,
igualmente, citemos un
pasaje del testimonio de
Gutiérrez sobre el Grupo
Narración:
pero a tenor de los tiem-
pos que se vivirán con un
lenguaje más beligerante y
con una perspectiva de
clase más acentuada”
(Gutiérrez, en Tenorio, p.
60).
Basándose en lo dicho,
Gutiérrez establece que el
Movimiento Hora Zero
(activo desde 1970) en-
carna un “provecho simi-
lar o equivalente en el
campo de la poesía”; y
decir Hora Zero es men-
cionar al grupo (al colec-
tivo) más importante, con
mayor número de voces
admirables, distintas entre
sí, que haya visto hasta
ahora la poesía peruana.
Narración y Hora Zero
fueron los frutos mayores
de una época en ebulli-
ción creadora, anti-siste-
ma, capaces de señalar las
debilidades (para captar la
vida en su dimensión in-
dividual, pero también
social e histórico-cultural)
del celebradísimo
boom
de
la novela hispanoameri-
cana (resulta sintomático
que la idea de la revista
Narración
brote en 1963,
el año que se publicó
La
ciudad y los perros
de
Vargas Llosa y que la re-
vista argentina
Primera
Plana
puso de moda el tér-
mino
boom
para rotular la
resonancia que estaban
teniendo libros de Carlos
Fuentes, Julio Cortázar y
el citado Vargas Llosa) y,
en el caso de Hora Zero,
de la poesía peruana de la
Generación del 60, la
cual era ensalzada por los
mismos críticos que re-
ventaban cuetes al
boom
narrativo, relegando a los
anteriores Alegría y Ar-
guedas.
*
Miguel Gutiérrez,
Sobre el
Grupo Narración
; en: Karl
Kohut, José Morales Saravia y
Sonia V. Rose (eds.),
Litera-
tura peruana hoy
. Frankfurt-
Main, Vervuert Verlag, y Ma-
drid, Iberoamericana, 1998; pp.
47-57. Esa ponencia ha sido re-
producida en el libro de Néstor
Tenorio Requejo; siendo este un
volumen de más fácil consulta
en el Perú, las citas las vamos a
hacer remitiendo al libro de Te-
norio Requejo.