LIBROS & ARTES
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Llegué a la poesía de Washing-
ton Delgado por el camino de
Destierro por vida
y con el trans-
curso de los años volví a encon-
trarme con ella en
Historia de
Artidoro
. A comienzos de los años
70,
Destierro…
conjugaba con mi
descontento, con mi desu-
bicación. Cuando Artidoro sale a
la luz, a mediados de los 90, es-
cepticismo y soledad me predis-
ponen a acoger su oscura figura.
No hago estas referencias con el
deseo de poner por delante mi ex-
periencia personal, sino porque
creo que de algún modo los lec-
tores nos apropiamos de las obras
de los poetas y que, si no fuera
por eso, ellas permanecerían en su
envoltura de silencio. Porque no
hay trabajo con la palabra poéti-
ca que no se vea acosado por el
silencio.
Jorge Eslava hizo suya la obra
de Washington Delgado desde
hace muchos años, y la ha segui-
do y leído más de una vez con
mirada renovada. Lo recuerdo
hablando de sus visitas al maes-
tro –suyo y nuestro–, editando sus
libros
Reunión elegida
(1988) e
Historia de Artidoro
(1994), y ha-
ciendo de su obra el motivo cen-
tral de su trabajo de tesis. Los cua-
tro tomos que hoy entrega resca-
tan del silencio los textos poéti-
cos y en prosa de este miembro
destacado de la generación del
50, y son producto de una entre-
ga y de una fe que ha superado la
ausencia del poeta. En estos vo-
lúmenes se encierra algo más que
la obra de Washington Delgado,
en ellos palpitan la admiración
–o la devoción, como el propio
Jorge la llama–, y el compromiso
intelectual y el emocional que,
entiendo, para él no deben ex-
cluirse.
Jorge Eslava ha reunido con
acuciosidad los libros publicados
y los textos dispersos de Delgado,
en verso y en prosa, parte de ellos
inéditos; ha tenido entre sus ma-
nos manuscritos, ha accedido al
huerto cerrado de su archivo elec-
trónico y, con profundo respeto,
ha seleccionado para su publica-
ción aquellos escritos que el poe-
ta había dejado listos. Esta obra
completa no muestra aquel ma-
terial de descarte o inacabado que
todo escritor conserva con la bo-
rrosa intención de corregirlo o de
desarrollarlo más adelante. A
muchos los gana la vida o la muer-
te antes de cumplir ese propósi-
to. Muchos no habrían querido ver
esos esbozos impresos.
Pero qué significa leer hoy a
Washington Delgado. Quisiera
precisar que volver a leer, pasado
ya cierto tiempo, es leer por pri-
mera vez, es percibir, sentir, com-
prender de nuevo. En la obra de
creación de Delgado hallamos una
visión que ajusta la mira a lo mi-
núsculo, a lo cotidiano, a lo inte-
rior y a las amplias dimensiones
de lo social; también una voz que
habla en varios tonos: la vibración
íntima, la reflexión, la ironía, la
denuncia, y que asume varias
identidades. Su obra está enmar-
cada en una época y a la vez en-
lazada con una tradición en len-
gua española, culta y popular, de
la que provienen formas es-
tróficas, musicalidad, ritmo y tam-
bién la recurrencia de ciertos
motivos cuya inspiración abarca
la poesía del siglo de oro, el mo-
dernismo y la generación del 27,
y la incuestionable huella de
Vallejo. Pero su poesía no queda
encerrada en estos moldes, se ex-
pande también hacia el poema en
prosa y a imágenes que se abren
impulsándose unas a otras.
Nunca publicó un libro de
cuentos y es de lamentar que haya
dejado pocos terminados: 6 son
los que se recopilan en el segun-
do tomo, algunos de ellos inédi-
tos. Washington Delgado fue na-
rrador también en su poesía y,
sobre todo, un inolvidable y di-
vertido narrador oral. Sus cuen-
tos no solo relatan historias, son
también cuadros de una época y
de una sociedad vistos preferen-
temente desde el ámbito familiar;
sus personajes, sencillos y cotidia-
nos, se ven a veces en situaciones
inusuales más por un estado de
hastío existencial que por un con-
junto de condiciones externas. La
muerte del profesor Octavio
Aguilar, por ejemplo, es un aban-
dono, un combate no solo perdi-
do sino que se quiere perder.
En la poesía de Washington
Delgado se reúnen las dos ver-
tientes que se quiso oponer den-
tro del ámbito de la generación
del 50, las llamadas poesía pura y
poesía social; su obra es un ejem-
plo de que ese enfrentamiento era
inútil. Los poetas, aun aquellos
que construyen mundos aparen-
temente muy alejados de lo que
bulle a su alrededor, dan cuenta
del efecto de lo que se mueve y
los perturba, de las emociones y
sensaciones que los conectan con
el mundo que otros llaman el real.
Pero el caso de Washington Del-
gado es singular, en su poesía vie-
nen y van el lirismo y la crítica y
la denuncia, ellas se integran en
una expresión clara, poco amiga
de circunloquios y de palabras al-
tisonantes, con frecuencia colo-
quial. La mirada de Jorge Eslava
apunta a la conciliación, a la
complementariedad de dichas
vetas, que fueron producto de
unos años de profundos contras-
tes. En su última colección poéti-
ca,
Cuán impunemente se está uno
muerto
, Delgado hace la siguien-
te declaración de poética, el poe-
ma se titula “La poesía es un pas-
tel no muy dulce”:
ese pastel no demasiado dulce
que no se hace con tinta ni
papeles
ni dinero, que se hace sola-
mente
con amor e ironía.
Amor e ironía, o lo que es lo
mismo, sentimiento e inteligencia,
dos ingredientes de los que está
hecha toda su obra.
Washington Delgado fue para
muchos de nosotros un modelo de
maestro culto y entretenido, al-
guien que entregaba sus conoci-
mientos como quien intercambia
una buena conversación, y es que
dando clase, charlando, bromean-
do y escribiendo siempre enseña-
ba.
En 1782, un oficial de artille-
ría publicaba una novela episto-
lar escandalosa por libertina, re-
volucionaria, por tener como uno
de sus personajes más importan-
tes a una mujer, y trágica porque
al final sus personajes mueren o
terminan mal.
Esta será la única novela de
Choderlos de Laclos, nacido en la
ciudad de Amiens (1741), en una
familia burguesa que se instalará
más tarde en París. Choderlos era
un jacobino, convencido de las
ventajas de la democracia y ad-
mirador de las ideas del Iluminis-
mo francés, de la enciclopedia de
Diderot y de todas aquellas ideas
que defendían la libertad del ac-
tuar y el pensar. Sin embargo, la
Ana María Gazzolo
Obras completas:
El corazón es
fuego. Tomo I
Washington
Delgado
Washington Delgado.
Obras completas: El
corazón es fuego
. Tomo I. Obra poética. Edi-
ción Jorge Eslava. Lima, Fondo Editorial de
la Universidad de Lima, 2008.
Patricia de Souza
Relaciones
peligrosas
Choderlos de Laclos