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LIBROS & ARTES

Página 25

Resulta altamente sig-

nificativo el cambio en el

subtítulo de la revista: en

el núm. 1, decía escueta-

mente “Revista Literaria

peruana”; en el num. 2 es-

grime una actitud no sólo

literaria sino ideológica

(sin duda, ya se perfilaba

ese componente en el

num. 1, pero ahora se

afianza y despliega) en la

ruta abierta por la revista

Amauta

de José Carlos

Mariátegui, y por eso se

autodenomina “Revista li-

teraria y de opinión”.

Sin embargo, probable-

mente para evitar que se

la considere un órgano de

reflexión y análisis, y no

una revista centrada en la

narración, opta en el No.

3 por un nuevo subtítulo:

“Nueva Crónica y Buen

Gobierno” (ya figuraba, en

el num. 2, como sección

dedicada a la redacción de

“crónicas” sobre las luchas

populares), el cual rinde

homenaje al cronista

Guamán Poma de Ayala,

y su escritura proteica,

híbrida, a medias narrati-

va, a medias reflexiva (en-

tre otros discursos: carta-

informe al Rey, denuncia

de agravios, síntesis enci-

clopédica de la cosmovi-

sión andina, propuesta

ideológica de un Buen

Gobierno, etc.), digna de

ser actualizada con los re-

cursos expresivos de la li-

teratura contemporánea,

incluyendo allí la “litera-

tura de no ficción” (cró-

nicas del “nuevo periodis-

mo”, testimonios conver-

tidos en narraciones socio-

lógicas o antropológicas,

reportajes al modo del clá-

sico sobre la revolución

rusa de John Reed, etc.),

una veta que estimulaba

Casa de las Américas

(Cuba) y había interesado

al paradigmático escritor

socialista peruano César

Vallejo (

Rusia en 1931

y

sus colaboraciones perio-

dísticas) y contaba con el

antecedente de Ernesto

Reyna (verbigracia El

Amauta Atusparia, publi-

cado en

Amauta

en 1929).

Aunque nunca

Narra-

ción

tuvo un director he-

gemónico como fue Ma-

riátegui en

Amauta

, Gu-

tiérrez siguió en esta eta-

pa siendo el principal con-

ductor de

Narración

, con

la colaboración infatiga-

ble de su mujer Vilma

Aguilar. Además, fueron

muy activos en esta etapa

Gregorio Martínez, Rober-

to Reyes y Oswaldo Rey-

noso y contaron con la

participación de Augusto

Higa, Félix Toshihiko, Ri-

cardo Ráez, Hildebrando

Pérez Huarancca, Geor-

gina Cabrera, Ana María

Mur, Julio Carmona y

Rosa Carbonel. De otro

lado, Gálvez Ronceros

colaboró en el segundo

numero, lo mismo que

Morillo Ganoza, Nilo

Espinoza Haro y Andrés

Maldonado, quienes “en el

proceso de preparación

del tercer número se apar-

taron de forma voluntaria

o por haber adquirido

otros compromisos” (Gu-

tiérrez, en: Tenorio, p.

62).

El contexto de esta ter-

cera etapa fue el del pro-

ceso de reformas del Go-

bierno Revolucionario de

las Fuerzas Armadas li-

derado por el Gral. Ve-

lasco Alvarado hasta su

declive en 1975 (vendría

una desactivación de la

“revolución” velasquista y

la transición al Congreso

Constituyente de 1979).

En ese contexto la izquier-

da peruana se fragmentó

en muchas agrupaciones,

varias de ellas simpatizan-

tes del velasquismo en

menor o mayor medida; el

maoísmo se radicalizó

dando origen a una fac-

ción que se autodenominó

Partido Comunista del

Perú, y que sería conoci-

da como Sendero Lumi-

noso; y desde 1973 (sím-

bolo máximo: la caída de

Allende en Chile), se ge-

neralizó un marco hispa-

noamericano adverso al

aliento revolucionario

(que había primado de

1960 a 1973) y amigo de

dictaduras genocidas y

gobiernos represivos (Pi-

nochet, Videla, etc.).

Dicho contexto, así

como la comprensible

maduración del grupo lue-

go de las dos fases anterio-

res, incidió para que la re-

vista se autocalificara “de

opinión”, trazando así dis-

tancias con los escritores

e intelectuales de izquier-

da que colaboraban con el

velasquismo y, de modo

mas taxativo, con el clima

dictatorial y represivo de

1973-1976, en el Perú y en

América Latina. La reso-

nancia de

Narración

fue

mayor en esta etapa, según

establece Gutiérrez: “la

crítica oficial y académi-

ca, que hasta entonces

había ignorado o preten-

dido ignorar nuestra exis-

tencia, empezó a conside-

rar al grupo y al órgano de

expresión no como un fe-

nómeno fugaz y extraño,

sino como un aconteci-

miento importante en la

historia de la narrativa y

de la cultura popular de

Perú, tanto que llegó a es-

tablecerse una filiación

entre

Narración

y

Amau-

ta

” (Gutiérrez, en: Teno-

rio, p. 63).

4)

Etapa epigonal

: cier-

tamente, las actividades

como grupo concluyeron

alrededor de 1976, debi-

do a que estaban fuera del

Perú su conductor mayor

–Gutiérrez– y animadores

relevantes –Vilma Agui-

lar, Reynoso y Morillo

Ganoza–. Empero, confor-

me lo consigna Reyes

Tarazona, cabe concep-

tuar como una prolonga-

ción del proyecto de

Na-

rración

la actividad del se-

llo Ediciones Narración, el

cual publicó dos libros de

cuentos,

Los ilegítimos

(1980) de Hildebrando

Pérez Huarancca y

El co-

lor de la ceniza

(1981) de

Víctor Zavala Cataño; y

dos volúmenes de crónicas

colectivas (un componen-

te que había ido tomando

relieve en la revista

Narra-

ción

, hasta repercutir en la

modificación del subtítu-

lo de ella:

Nueva Crónica

y Buen Gobierno

, en el ter-

cer número):

Luchas del

magisterio / De Mariátequi

al SUTEP

(1979) de

Oswaldo Reynoso y otros;

y

Cobriza, Cobriza 1971

(1981) de Miguel Gu-

tiérrez y otros, esta segun-

da era una reedición –co-

mo libro– de la crónica

Gran huelga minera de

1971

, publicada en el ter-

cer número de la revista.

En esa labor editorial

cumplió un rol descollan-

te Reyes Tarazona.

A lo puntualizado por

Reyes Tarazona sobre Edi-

ciones Narración, convie-

ne añadir que entre 1975

y 1981 integrantes del

Grupo Narración publica-

ron, en otros sellos edito-

riales, libros de alta cali-

dad literaria, varios de

ellos comentados favora-

blemente por la crítica de

entonces, consignándose

frecuentemente en esos

comentarios la filiación de

sus autores dentro del Gru-

po Narración, junto con

ello el reconocimiento de

que lograban retratar la

problemática urbana y ru-

ral de las mayorías nacio-

nales. Todo lo cual hacía

pensar en la continuidad

del Grupo Narración, aun-

que no aparecieran nuevos

números de la revista.

Brindemos la nómina de

los valiosos volúmenes

dados a luz por integran-

tes de todos o alguno de

los tres números de la re-

vista; poseen gran dominio

verbal y recursos narra-

tivos altamente expresi-

vos:

1975:

Monólogo desde

las tinieblas

de Gálvez Ron-

ceros,

Tierra de caléndula

de Gregorio Martínez y

Cuentos de años viejos

de

Félix Toshihiko Arakaki.

La recepción de Gálvez

Ronceros y Martínez fue

muy elogiosa, ampliamen-

te registrada en diarios y

revistas; por fin, se tenía la

visión “desde dentro” del

universo afroperuano.

1977:

Canto de sirena

(Premio “José María Ar-

guedas”) de Gregorio Mar-

tínez y

Que te coma el tigre

de Augusto Higa.

1978:

Infierno a plazos

de Reyes Tarazona.

1979:

¡Habla, Sam-

pedro: llama a los brujos!

de

González Viaña.

Resaltemos dos rasgos

detectables en esto libros:

recogen la voz de pobla-

ciones y culturas margina-

das (afroperuanas, en

Gálvez Ronceros y Mar-

tínez; chamanismo con

raíces prehispánicas, en

González Viaña) reelabo-

rando artística y ficcio-

nalmente materiales que

corresponderían a la «lite-

ratura de no ficción» (gra-

bación de narradores ora-

les, manejo de testimo-

nios, amplia documenta-

ción sobre lugares y per-

sonas reales); y adoptan

una mirada critica frente

al “infierno” de la capital

(Toshihiko, Higa y Reyes

Tarazona). La multiplici-

dad nacional aflora clara-

mente en los rasgos

prehi spáni co-andinos ,

criollo-occidentales, afro-

peruanos y asiático-orien-

tales de estos escritores, en

su mayoría de origen pro-

vinciano: auténtico mural

de todas nuestra sangres.

5) No hay actividades

de grupo después de lo

editado en 1981; sin em-

bargo, la impronta del pro-

yecto narrativo-ideológi-

co de

Narración

ha fructi-

ficado a partir de 1988

(Gutiérrez lanzó su segun-

da novela,

Hombres de ca-

minos

, luego de un largo

“silencio de libros” desde

su novela inicial e inicia-

tiva

El viejo saurio se retira

,

de 1969) en un impresio-

nante

rebrote

de libros que

marcan la madurez artísti-

ca de la mayoría de los

animadores de

Narración

.

A saber:

- El citado Gutiérrez,

con una cordillera de

“Resaltemos dos rasgos detectables en esto libros: recogen la voz

de poblaciones y culturas marginadas (afroperuanas, en Gálvez

Ronceros y Martínez; chamanismo con raíces prehispánicas, en

González Viaña) reelaborando artística y ficcionalmente

materiales que corresponderían a la ‘literatura de no ficción’

(grabación de narradores orales, manejo de testimonios, amplia

documentación sobre lugares y personas reales)”.