LIBROS & ARTES
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novela epistolar, que se converti-
rá en la obra de arte del siglo
XVIII, tendrá como clara inten-
ción una denuncia de las costum-
bres y abusos de la aristocracia
francesa, incluso se podría decir
que lleva contenida una moral al
hacer que los personajes conside-
rados “viles” o “malos” reciban fi-
nalmente su castigo.
Cuando la famosa novela apa-
rece publicada con el título de
Relaciones peligrosas (Liasons
dangereuses)
causa escándalo y
asombro por el estilo sobrio y bri-
llante de la prosa de las epístolas
que lo contienen, pero, sobre
todo, impresiona por esa capaci-
dad del autor para hacer tejer a
sus protagonistas una delicada tela
de araña donde se combinan de-
licadeza y perfidia, dulzura y cruel-
dad, devoción religiosa y pan-
teísmo pagano. Esa ambigüedad
con que se desarrolla la trama,
sería mejor decir intriga de la no-
vela, es su mayor atractivo.
¿Cómo clasificar una novela que
tiene los elementos morales de la
filosofía de Jean-Jacques Rou-
sseau, junto con la apología del
mal de un Márques de Sade y la
modernidad, por sus personajes
femeninos, de un Gustave Flau-
bert?
Dos personajes son los pilares
de la trama: la marquise de
Merteuil y el vizconde de Val-
mont, dos personalidades fuertes
y dominadoras, dueñas de una
inteligencia perspicaz y refinada,
ambos igualmente impregnados
de la filosofía de su época, de su
sensualismo y de su creencia en
la razón como forma de conocer
el mundo y conocerse a sí mismos.
Estos dos personajes claves son los
demiurgos, los manipuladores que
llevarán a la desesperación a la jo-
ven Celile (la inocencia) y a la
presidenta de Tourvel (la virtud).
Cada acto de uno de ellos es con-
ducido con una absoluta ausen-
cia de remordimientos, y la frase
de Valmont: “No lo puedo evi-
tar”, es la síntesis de esa conscien-
cia irresponsable y feliz que con-
templa con deleite su desplaza-
miento por el mundo gracias a sus
calidades intelectuales. Para este
tipo de razonamiento lógico y
frío, la carta es la forma más ade-
cuada al permitir a su ejecutor
estudiar diferentes formas de re-
tórica, ponerlas en juego y calcu-
lar los golpes. Además, observar
a los otros y a sí mismo: “Al des-
cender hasta mi corazón he com-
prendido haber inspirado la revo-
lución en el de los demás”, escri-
be la Marquesa a Valmont y se
presenta a sí misma como una
nueva Dalila, capaz de traicionar
el secreto de todos los hombres
que la cortejan (“¡ja, cuántas ca-
belleras de Sansones modernos,
poseo bajo las tijeras!”, carta de
la marquesa a Valmont).
Laclos, en el prólogo, se dirige
sobre todo a las mujeres y confie-
sa haber dado a leer sus
Relacio-
nes peligrosas
a una madre, quien
le había escrito diciendo que se
lo recomendaría a su hija antes de
su matrimonio. Laclos también
escribió un tratado para la edu-
cación de las mujeres y una ópera
cómica,
Ernestina
, inspirada en
una novela que fue un fracaso.
Pensó continuar con la redacción
de otra novela, pero ese proyecto
nunca se culminó. El libro fue pro-
hibido en Francia desde 1815 has-
ta 1875, por escandaloso, y en
1857, por haber inspirado la re-
volución. En España aparece una
edición en 1822, una selección de
cartas bajo el título de
La presi-
denta de Turvel
, personaje virtuo-
so que sucumbe a las peripecias
de Valmont para seducirla y
quien termina renegando de su vir-
tud. La novela ha inspirado va-
rias versiones cinematográficas.
La de Stephen Frears, con Glen
Close como la malvada presiden-
ta, es la más conocida, pero han
existido otras versiones, entre
ellas, una de Roger Vadim, cen-
surada cuando apareció en 1960.
Para comprender la complejidad
de la época, la influencia de las
ideas del “Iluminismo”, la influen-
cia de Rousseau y su concepción
del mal, los rigores de la aparien-
cia o las exquisiteces de la seduc-
ción (“seducir es mi destino”, es-
cribe Valmont), y más que nada,
lo que ha sido verdaderamente el
libertino: una persona dispuesta a
luchar por la libertad individual,
muy bien expresada en esta frase
puesta en boca de la Marquesa:
“Yo no he deseado gozar sino sa-
ber, el deseo de instruirme me ha
sugerido los medios”.
Choderlos de Laclos.
Relaciones peligrosas.
Madrid, Ediciones LYNK, 2008.
Ricardo González Vigil es uno
de nuestros críticos literarios más
reconocidos en el medio, no solo
por su presencia en los medios ma-
sivos de comunicación, como
El
Comercio
, sino por su calidad
como crítico y estudioso de la li-
teratura. A ello debemos añadir
su actividad como poeta, entre
sus obras podemos mencionar
Lle-
go hacia ti
(1973),
Silencio inverso
(1978),
A flor del mundo
(1992),
Génesis continuo
(1997). Entre su
obra crítica, que es la que nos im-
porta acá, podemos mencionar
Los
heraldos negros y otros poemas ju-
veniles
(1988),
Retablo de autores
peruanos
(1990),
Intensidad y al-
tura de César Vallejo
(1993),
Rubén
Darío y César Vallejo, heraldos del
nuevo mundo
(1999). Su última
obra,
Años decisivos de la narrativa
peruana
, recopila precisamente los
textos escritos en sus más de trein-
ta años como crítico literario.
Los textos recogidos en este
libro giran especialmente alrede-
dor de dos etapas decisivas, para
el autor, en la narrativa peruana:
la generación del 50 y la de los
años 60. En la primera podemos
encontrar textos sobre autores
reconocidos como Julio Ramón
Ribeyro, Carlos Eduardo Zavaleta,
José Durand, Vargas Vicuña,
Oswaldo Reynoso, Gálvez Ron-
ceros, así como otros narradores
(Carlos Thorne, Robles Godoy,
Luis León Herrera, etc.). En la
segunda, el análisis es más exten-
so y se divide en cinco partes: la
primera hace referencia al grupo
Trilce (González Viaña, Morillo
Ganoza, Díaz Herrera), la segun-
da a Rivera Martínez, la tercera a
narradores varios (Yauri Montero,
Thorndike), la cuarta a poetas del
60 (Hinostroza, César Calvo, Luis
E. Tord, Rumrrill) y la quinta a la
revista Narración (Miguel Gu-
tiérrez, Gregorio Martínez, Au-
gusto Higa, Nilo Espinoza y
otros). De esta forma, podemos
decir que el libro cumple una do-
ble función: panorámica e
introductoria para los que desean
acercamiento primero a nuestra
literatura, y precisa y reflexiva para
aquellos que ya están inmersos en
el campo literario.
Cabe resaltar que los textos
publicados aquí, especialmente en
lo que se refiere a las reseñas, se
presentan de forma cronológica;
es decir, siguiendo a González
Vigil, escritas “al calor de la apa-
rición de los libros”. De esta for-
ma, podemos leer lo que en su
momento opinó el crítico acerca
de una determinada obra en un
momento específico, podemos ser
testigos si estas apreciaciones,
eventualmente, se reafirmaron o
si, por el contrario, se quedaron
en ese punto.
Por otro lado, puede sorpren-
der no encontrar en esta selección
a renombrados autores de nues-
tra literatura como Arguedas,
Vargas Llosa, Ciro Alegría o
Scorza; esto lo explica el mismo
González Vigil cuando señala que
ellos ya han sido abordados en sus
libros anteriores, como
El Perú es
todas las sangres
(1991), por lo que
su inclusión se hacía innecesaria.
Asimismo, deja de lado otros au-
tores como Bryce y Loayza debi-
do al gran tamaño de los textos
que tiene acerca de ellos (entre
reseñas y artículos), lo que deja-
ría entrever una futura entrega
que los reúna.
Si bien la mayor parte del li-
bro se centra en las etapas antes
señaladas, no debemos dejar de
mencionar la primera sección de
la obra, “Cuestiones y perspecti-
vas generales”, en la que podemos
encontrar una interesante entre-
vista realizada por Carlos Arroyo
a González Vigil. A través de ella
podemos conocer mejor a este es-
tudioso de la literatura y su con-
cepción acerca de la crítica lite-
raria, la creación y otros temas
que marcan nuestra producción li-
teraria. Al mismo tiempo, pode-
mos leer dos extensos artículos
publicados anteriormente: “La
narrativa peruana después de
1950” y “Poesía y narración en el
Perú, 1960- 1977”, de esta forma
se puede esbozar una visión pa-
norámica a todo el corpus de los
textos aquí presentados.
De esta forma, entonces, no
solo podemos acercarnos a esa
parte de la historia de la literatu-
ra peruana sino que ayuda a en-
L
I
B
R
O
S
Úrsula León
Años decisivos
de la narrativa
peruana
Ricardo González
Vigil