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LIBROS & ARTES

Página 34

novela epistolar, que se converti-

rá en la obra de arte del siglo

XVIII, tendrá como clara inten-

ción una denuncia de las costum-

bres y abusos de la aristocracia

francesa, incluso se podría decir

que lleva contenida una moral al

hacer que los personajes conside-

rados “viles” o “malos” reciban fi-

nalmente su castigo.

Cuando la famosa novela apa-

rece publicada con el título de

Relaciones peligrosas (Liasons

dangereuses)

causa escándalo y

asombro por el estilo sobrio y bri-

llante de la prosa de las epístolas

que lo contienen, pero, sobre

todo, impresiona por esa capaci-

dad del autor para hacer tejer a

sus protagonistas una delicada tela

de araña donde se combinan de-

licadeza y perfidia, dulzura y cruel-

dad, devoción religiosa y pan-

teísmo pagano. Esa ambigüedad

con que se desarrolla la trama,

sería mejor decir intriga de la no-

vela, es su mayor atractivo.

¿Cómo clasificar una novela que

tiene los elementos morales de la

filosofía de Jean-Jacques Rou-

sseau, junto con la apología del

mal de un Márques de Sade y la

modernidad, por sus personajes

femeninos, de un Gustave Flau-

bert?

Dos personajes son los pilares

de la trama: la marquise de

Merteuil y el vizconde de Val-

mont, dos personalidades fuertes

y dominadoras, dueñas de una

inteligencia perspicaz y refinada,

ambos igualmente impregnados

de la filosofía de su época, de su

sensualismo y de su creencia en

la razón como forma de conocer

el mundo y conocerse a sí mismos.

Estos dos personajes claves son los

demiurgos, los manipuladores que

llevarán a la desesperación a la jo-

ven Celile (la inocencia) y a la

presidenta de Tourvel (la virtud).

Cada acto de uno de ellos es con-

ducido con una absoluta ausen-

cia de remordimientos, y la frase

de Valmont: “No lo puedo evi-

tar”, es la síntesis de esa conscien-

cia irresponsable y feliz que con-

templa con deleite su desplaza-

miento por el mundo gracias a sus

calidades intelectuales. Para este

tipo de razonamiento lógico y

frío, la carta es la forma más ade-

cuada al permitir a su ejecutor

estudiar diferentes formas de re-

tórica, ponerlas en juego y calcu-

lar los golpes. Además, observar

a los otros y a sí mismo: “Al des-

cender hasta mi corazón he com-

prendido haber inspirado la revo-

lución en el de los demás”, escri-

be la Marquesa a Valmont y se

presenta a sí misma como una

nueva Dalila, capaz de traicionar

el secreto de todos los hombres

que la cortejan (“¡ja, cuántas ca-

belleras de Sansones modernos,

poseo bajo las tijeras!”, carta de

la marquesa a Valmont).

Laclos, en el prólogo, se dirige

sobre todo a las mujeres y confie-

sa haber dado a leer sus

Relacio-

nes peligrosas

a una madre, quien

le había escrito diciendo que se

lo recomendaría a su hija antes de

su matrimonio. Laclos también

escribió un tratado para la edu-

cación de las mujeres y una ópera

cómica,

Ernestina

, inspirada en

una novela que fue un fracaso.

Pensó continuar con la redacción

de otra novela, pero ese proyecto

nunca se culminó. El libro fue pro-

hibido en Francia desde 1815 has-

ta 1875, por escandaloso, y en

1857, por haber inspirado la re-

volución. En España aparece una

edición en 1822, una selección de

cartas bajo el título de

La presi-

denta de Turvel

, personaje virtuo-

so que sucumbe a las peripecias

de Valmont para seducirla y

quien termina renegando de su vir-

tud. La novela ha inspirado va-

rias versiones cinematográficas.

La de Stephen Frears, con Glen

Close como la malvada presiden-

ta, es la más conocida, pero han

existido otras versiones, entre

ellas, una de Roger Vadim, cen-

surada cuando apareció en 1960.

Para comprender la complejidad

de la época, la influencia de las

ideas del “Iluminismo”, la influen-

cia de Rousseau y su concepción

del mal, los rigores de la aparien-

cia o las exquisiteces de la seduc-

ción (“seducir es mi destino”, es-

cribe Valmont), y más que nada,

lo que ha sido verdaderamente el

libertino: una persona dispuesta a

luchar por la libertad individual,

muy bien expresada en esta frase

puesta en boca de la Marquesa:

“Yo no he deseado gozar sino sa-

ber, el deseo de instruirme me ha

sugerido los medios”.

Choderlos de Laclos.

Relaciones peligrosas.

Madrid, Ediciones LYNK, 2008.

Ricardo González Vigil es uno

de nuestros críticos literarios más

reconocidos en el medio, no solo

por su presencia en los medios ma-

sivos de comunicación, como

El

Comercio

, sino por su calidad

como crítico y estudioso de la li-

teratura. A ello debemos añadir

su actividad como poeta, entre

sus obras podemos mencionar

Lle-

go hacia ti

(1973),

Silencio inverso

(1978),

A flor del mundo

(1992),

Génesis continuo

(1997). Entre su

obra crítica, que es la que nos im-

porta acá, podemos mencionar

Los

heraldos negros y otros poemas ju-

veniles

(1988),

Retablo de autores

peruanos

(1990),

Intensidad y al-

tura de César Vallejo

(1993),

Rubén

Darío y César Vallejo, heraldos del

nuevo mundo

(1999). Su última

obra,

Años decisivos de la narrativa

peruana

, recopila precisamente los

textos escritos en sus más de trein-

ta años como crítico literario.

Los textos recogidos en este

libro giran especialmente alrede-

dor de dos etapas decisivas, para

el autor, en la narrativa peruana:

la generación del 50 y la de los

años 60. En la primera podemos

encontrar textos sobre autores

reconocidos como Julio Ramón

Ribeyro, Carlos Eduardo Zavaleta,

José Durand, Vargas Vicuña,

Oswaldo Reynoso, Gálvez Ron-

ceros, así como otros narradores

(Carlos Thorne, Robles Godoy,

Luis León Herrera, etc.). En la

segunda, el análisis es más exten-

so y se divide en cinco partes: la

primera hace referencia al grupo

Trilce (González Viaña, Morillo

Ganoza, Díaz Herrera), la segun-

da a Rivera Martínez, la tercera a

narradores varios (Yauri Montero,

Thorndike), la cuarta a poetas del

60 (Hinostroza, César Calvo, Luis

E. Tord, Rumrrill) y la quinta a la

revista Narración (Miguel Gu-

tiérrez, Gregorio Martínez, Au-

gusto Higa, Nilo Espinoza y

otros). De esta forma, podemos

decir que el libro cumple una do-

ble función: panorámica e

introductoria para los que desean

acercamiento primero a nuestra

literatura, y precisa y reflexiva para

aquellos que ya están inmersos en

el campo literario.

Cabe resaltar que los textos

publicados aquí, especialmente en

lo que se refiere a las reseñas, se

presentan de forma cronológica;

es decir, siguiendo a González

Vigil, escritas “al calor de la apa-

rición de los libros”. De esta for-

ma, podemos leer lo que en su

momento opinó el crítico acerca

de una determinada obra en un

momento específico, podemos ser

testigos si estas apreciaciones,

eventualmente, se reafirmaron o

si, por el contrario, se quedaron

en ese punto.

Por otro lado, puede sorpren-

der no encontrar en esta selección

a renombrados autores de nues-

tra literatura como Arguedas,

Vargas Llosa, Ciro Alegría o

Scorza; esto lo explica el mismo

González Vigil cuando señala que

ellos ya han sido abordados en sus

libros anteriores, como

El Perú es

todas las sangres

(1991), por lo que

su inclusión se hacía innecesaria.

Asimismo, deja de lado otros au-

tores como Bryce y Loayza debi-

do al gran tamaño de los textos

que tiene acerca de ellos (entre

reseñas y artículos), lo que deja-

ría entrever una futura entrega

que los reúna.

Si bien la mayor parte del li-

bro se centra en las etapas antes

señaladas, no debemos dejar de

mencionar la primera sección de

la obra, “Cuestiones y perspecti-

vas generales”, en la que podemos

encontrar una interesante entre-

vista realizada por Carlos Arroyo

a González Vigil. A través de ella

podemos conocer mejor a este es-

tudioso de la literatura y su con-

cepción acerca de la crítica lite-

raria, la creación y otros temas

que marcan nuestra producción li-

teraria. Al mismo tiempo, pode-

mos leer dos extensos artículos

publicados anteriormente: “La

narrativa peruana después de

1950” y “Poesía y narración en el

Perú, 1960- 1977”, de esta forma

se puede esbozar una visión pa-

norámica a todo el corpus de los

textos aquí presentados.

De esta forma, entonces, no

solo podemos acercarnos a esa

parte de la historia de la literatu-

ra peruana sino que ayuda a en-

L

I

B

R

O

S

Úrsula León

Años decisivos

de la narrativa

peruana

Ricardo González

Vigil