LIBROS & ARTES
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izquierdo muy más alto
que el derecho, desfavo-
recido de rostro … mali-
cioso, iracundo, envidio-
so y, desde que nació, dís-
colo.
The history of king
Richard the third
. London,
ed. Rastell, 1557]. Esta
imagen odiosa y estigmá-
tica, como perversa calco-
manía de fábrica entra tal
cual en la
Chronicle
de
Edward Hall (1548) y pasa
a la de Holinshed (1577).
De ahí la toma William
Shakespeare, que en su
teatro inmortal afianza la
hechiza y casi goyesca
contrafigura. Sólo a raíz de
un célebre filme de Lau-
rence Olivier (1955) las
prolijas y polémicas inves-
tigaciones de la
Richard III
rarlos de fábulas vanas.
Rerum scotarum historia
1582. ib. I,
ad in
.], pero
recoge de Boethius con-
sejas medievales y dudo-
sas fuentes que adopta sin
examen serio. El anticua-
rio, coleccionista e histo-
riador isabelino William
Camden, en sus
Annales
Rerum Angliae et Hiberniae
Regnante Elizabetha
[
Ana-
les de los hechos anglo-esco-
ceses durante el gobierno de
Isabel.
1558-1603. Ed.
Londres, 1615], resucita el
viejo esquema de los
analistas con puntes autó-
nomos en cada año y dice:
“
Veritatis enim studium mihi
ad hoc opus aggrediendum,
ut solus stimulus, ita et
scopus unicus. Quam histo-
propósito de juga-
rretas y manipula-
ciones en obras históricas,
que pronto servirán de
ABC y catecismo a los
relatores indianos, es ilus-
trativo el caso de Tomás
Moro. A principios del
XVI con tono ‘edificante’
compone la historia de
Ricardo III, antipanegíri-
co del último rey Plan-
tagenet cuya muerte en
1485 en Bosworth abrió
paso a la dinastía Tudor.
Hoy día joya del santoral
católico, el cerebral autor
de
Utopia
no es de igual
ralea que falsarios coevos
como el suizo Gilg Tschu-
di y su mítico Guillermo
Tell o el dominico Annius
de Viterbo, que fraguó
textos que atribuyó al cal-
deo Beroso, al griego
Megástenes, al egipcio
Maneton, al romano Fabio
Pictor, con buena acogida
en España y entre los cro-
nistas de Indias. Pero
Moro servía a la casa
Tudor y al calor de viejos
odios, inspirado en
The
tragic deunfall
de Robert
Honorr y en abierta pug-
na con testimonios que
hoy se conocen cargó las
tintas y forjó la pertinaz
leyenda del rey tirano, cri-
minal y de repelente figu-
ra que recorre intacta los
siglos: “
little of stature, ill
fetured of limmes, croke
backed, his left shoulder
much higher then his right,
hard fauoured of visage …
malicious, wrathfull, enuious
and from afore his birth, euer
frowarde
” [de baja estatu-
ra, las piernas contrahe-
chas, giboso, el hombro
Society
han sacado a luz
hábiles reajustes de con-
veniencia y un marcado
biais
político en la obra del
humanista Moro.
El escocés George Bu-
chanan, maestro de Mon-
taigne y el más avezado
latinista de su tiempo, au-
tor de obra en que sostu-
vo que el poder político
nace del pueblo, por lo
que un siglo después la
condenó el Parlamento a
los honores de la hoguera
en Oxford, en su patriote-
ra e interminable historia
de Escocia
anuncia que
registrará “
res gestas maio-
rum nostrorum fabularum
vanitate liberare
” [los he-
chos famosos de nuestros
antepasados, tras libe-
riae detrahere, nihil aliud est,
quam pulcherrimo animanti
oculos effodere, et pro salubri
succo lectorum animis vene-
num propinare
” [El amor a
la verdad ha sido mi úni-
co acicate para emprender
esta obra y mi único obje-
tivo y meta. Privar de la
verdad a la historia no es
otra cosa que cegar los ojos
de la más hermosa criatu-
ra viviente y, en vez de un
sustento saludable, ofrecer
un veneno al espíritu del
lector.
Anales
, Prefacio al
lector, § 3]. Encomiable
intención. Pero es un es-
critor áulico y se puede an-
ticipar la aureola que ob-
sequia a los reyes de la di-
nastía Tudor, a Isabel y al
futuro Jacobo I. A cambio
de eso, aunque él se con-
sideraba menos historiador
que corógrafo, fundó la
cátedra de historia en
Oxford en 1621. Como
fuere, antes que a Bu-
chanan (“borrachón, mor-
daz, impuro”,
Teatro críti-
co universal
, tomo IV, disc.
8, § 11-30) Feijoo prefe-
ría a Camden (“conteni-
do, modesto, amante de la
verdad histórica”,
ibidem
).
Ya a principios del
XVII la frase y concepto
la verdad de la historia
for-
man parte del léxico cul-
to europeo. El hombre
más sabio de su tiempo, el
clérigo oxoniano Robert
Burton, que mudó en vir-
tud una extraña compul-
sión –
cacoethes legendi
–,
escribió su elaboradísima
The Anatomy of melancholy
(“el título más bello que se
ha inventado para un li-
bro”, decía Emile Cioran),
LA ‘VERDADHISTÓRICA’
El sueño del paraíso IV
Carlos Araníbar
A
La carabela perfeccionó el arte de la navegación.
En el XVI se inicia la expansión europea que culmina en la formación del
tempo
mundial de hoy. Las guerras religiosas y
la creación de los Estados nacionales orientan el oficio del historiador y desde entonces habrá una
verdad
al servicio de cada
credo y nación. Nunca han mentido tanto los profesionales de la historia como en esos años de sesgo y prejuicio -sin agraviar
la época presente, en que prolongan el legado los periodistas, sus hijos naturales, que alzan en vilo y narran las cosas del
momento. Siempre se ha mentido y miente en nombre de la
verdad
y del
poder.
Y, los cronistas de Indias no escapan al
molde perverso de una
verdad
de
conveniencia
. Tratar de entenderlos es, a mi juicio, empezar a apreciarlos en su justo valor,
a veces, en más de lo que valen.