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LIBROS & ARTES

Página 18

l interés del lector por

la biografía de un au-

tor suele irse animando a me-

dida que se recorre el curso

de la obra literaria y se van

descubriendo las afluencias,

los puntos de intersección o

las obsesiones que le dan sen-

tido. En algunos de sus en-

sayos (

Mishima o la visión del

vacío

, 1981) Marguerite Your-

cenar describió la natural cu-

riosidad que despierta un es-

critor ante los lectores, no

sólo por aquello que expresa

en sus textos, sino por lo que

es, un individuo cuya existen-

cia y obra avanzan en un

equilibrio inestable, confuso

y contradictorio, y quien,

como ser humano al fin, ter-

minará siendo un inesperado

e involuntario personaje que

nos muestra el misterio de

cualquier vida sobre la tierra.

Los biógrafos de Mar-

guerite Yourcenar coinciden

en calificarla como una escri-

tora itinerante, una viajera del

tiempo y el espacio. Su his-

toria personal desde su infan-

cia estuvo marcada por los

continuos desplazamientos

geográficos, viviendo uno de

los aforismos preferidos de

su padre, quien repetía cons-

tantemente que en cualquier

parte donde se estuviera,

siempre se estaba mejor que

en el seno de la familia. Esta

actitud marcaría el desapego

y el nomadismo temprano de

la escritora, fuera de las rela-

ciones convencionales y

opresivas de unos lazos fa-

miliares demasiado estrechos

para un espíritu amplio, in-

quieto y aventurero, marca-

do por la búsqueda de la li-

bertad antes que las oscuras

seguridades del parentesco.

Su verdadero nombre

fue Marguerite de Crayen-

cour, nacida el 8 de junio de

1903 en Bruselas, de madre

belga y padre francés. Michel

de Crayencour, el padre, des-

cendiente de una aristocráti-

ca familia, se vio a solas con

la niña luego de la muerte de

la madre debida a unas fie-

bres puerperales a los pocos

días del parto. Este hombre,

más que un padre, fue una es-

pecie de pedagogo para la

hija, un hombre cultivado, de

espíritu crítico frente a cual-

quier orden, amante de la li-

teratura y de los libros. Su sig-

no era la errancia, partir de

un lugar a otro, conocer ciu-

dades y países, hacer largas

caminatas en silencio y en-

contrar el placer en la obser-

vación del paisaje y las con-

ductas humanas. En 1919,

cuando Marguerite tenía die-

ciséis años, alienta su voca-

ción literaria financiando la

publicación de su poemario

basado en la leyenda de Icaro,

El jardín de las quimeras

. Este

texto fue firmado por la au-

tora con el seudónimo de

Yourcenar, nombre con el

que se la conocería desde

entonces como escritora.

En 1929, publica su pri-

mera novela,

Alexis o el Tra-

tado del inútil combate

, la que

es bien recibida por algunos

conocidos críticos del mun-

do literario parisino, como E.

Jaloux, quien aún con algu-

nas reservas, alaba la voz gra-

ve y profunda de la narrado-

ra, así como la penetración

psicológica que muestran

los personajes, detalles que

atribuye a una escritora de

talla

1

. Muerto su padre en el

mismo año de la publicación,

y perdido el compañero in-

fatigable de viajes, Margue-

rite lleva a cabo una vida

errante entre París, Bruselas,

Lausana, Holanda, Alemania,

Europa Central y especial-

mente Grecia, país donde

pasa largas temporadas. En

la treintena de la edad, reci-

be una importante fortuna

legada por la madre, y pese

a las críticas familiares que

abogan por la previsión eco-

nómica frente a los riesgos fi-

nancieros de los tumultuosos

años treinta en Europa, de-

cide no renunciar al placer de

un ocio destinado a la re-

flexión, las lecturas y los via-

jes, dejando de lado las pau-

sas obligadas que podría re-

presentar un trabajo asalaria-

do. Contraria a las costum-

bres de la época, se convier-

te en una inusual habitante de

hoteles por donde pasea su

existencia nómade, sin la

menor voluntad de echar raí-

ces en alguna parte. En los

años siguientes continúa pu-

blicando ensayos monográ-

ficos (Píndaro, 1932), nove-

las cortas como

El denario del

sueño (

1934) y el

Tiro de gracia

(1939), y el volumen de

Cuen-

tos orientales

(1938). Si bien las

editoriales francesas le pro-

digaron una discreta simpa-

tía, nunca fue una escritora

difundida ni conocida por

los lectores del gran públi-

co o los circuitos literarios

del París de la pre-guerra. La

consideraban una diletante,

una persona que no era una

profesional literaria puesto

que no intentaba labrarse

una carrera como escritora

y que producía

a su aire

,

bastante alejada de las mo-

das del momento.

MEMORIAS DE

ADRIANO Y OPUS

NIGRUM

Desde los veinticuatro

años de edad había redacta-

do y destruido sucesivamen-

te una serie de bocetos de un

relato basado en la vida de

Adriano, el emperador roma-

no del siglo II. Casi tres dé-

cadas después, retoma de

nuevo el proyecto literario.

En el cuaderno de notas que

redactó mientras escribía la

novela, se describe el origen

de su fascinación por este

hombre y su época.

Encontrada de nuevo en un

volumen de la correspondencia de

Flaubert , releida y subrayada por

mí hacia 1927, la frase inolvida-

ble : “Cuando los dioses ya no

existían y Cristo no había apare-

cido aún, hubo un momento úni-

co, desde Cicerón hasta Marco

Aurelio, en que sólo estuvo el hom-

bre”. Gran parte de mi vida trans-

curriría en el intento de definir,

después de retratar, a este hombre

sólo y al mismo tiempo vinculado

con todo.

2

Luego de desechar cen-

tenares de páginas escribe la

versión final de

Memorias de

Adriano

, tratando de com-

prender a un hombre que

ejerce un poder casi omní-

modo en un territorio políti-

co formado por numerosos

pueblos y culturas, y cuyo

EL OLOR DE LA

TIERRA DESNUDA

Marguerite Yourcenar

Pilar Dughi

Aunque nacida en Bruselas, Margarite Yourcenar (1903-1987) está

considerada como una gloria de las letras francesas. Ingresó a la Academia

Francesa en 1980, convirtiéndose en la primera mujer que ocupaba un lugar en

la historia de la institución. Estas páginas describen algunas de las más importantes

novelas de la autora, en las que se hace patente su filosofìa de la composición

literaria, lenta y meditada a lo largo de muchos años, indiferente a las exigencias

del mercado editorial, atenta solamente a la organización exacta de la escritura.

Los personajes que escogía y las épocas que elegía, el mundo latino de Adriano

o el renacentista de Zenón, fueron vehículo para encontrar la madera con la

que están hechos los seres humanos, aún a pesar de los diferentes

momentos históricos o circunstancias.

E

1

Josyane Savigneau (1993)

Marguerite

Yourcenar. L’invention d’ une vie.

Ed. Gallimard: París.

2

Yourcenar, M. (1984)

Memorias de

Adriano.

Seix Barral : Bogotá. pp. 224.

Porras, ministro de RREE, juramentó a la primera promoción de la Academia Diplomática. 1960.