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LIBROS & ARTES

Página 13

se la niegue a favor de un di-

simulado cosmopolitismo–

resulta de otra proposición:

no atañe al lenguaje, a su cali-

grafía; tampoco a una volun-

tad de escuela, personal o de

grupo, menos aún a los es-

fuerzos de la crítica, sino esen-

cialmente al grado emocional

que ha decidido la expresión

y al grado estético en que di-

cha emoción se ha transfigu-

rado en realidad visible y au-

tónoma. Creo que en Sérvulo

se cumplió este requisito y que

buena parte de su obra lo tes-

timonia. De otro lado, él bus-

có un camino que lo condu-

jera a esta conquista, mas no

con el vehículo libresco, inte-

lectual o teórico, sino gol-

peándose sin piedad el cora-

zón central. ¿Lo halló? Me

gustaría contestar la pregun-

ta. Por ahora formulo una

idea general: fue Sérvulo de

los pocos, poquísimos, que

atisbaron la verdad de la pin-

tura peruana.

do a los mitos de la tierra y so-

bre ellos ha sido más elocuente

que nunca. Sus figuras de mujer,

al igual que los paisajes, mues-

tran la energía pura y decisiva de

Sérvulo, que es capaz de conver-

tir la realidad en una suerte de

milagro alucinado. Sólo queda-

ría pedirle al artista la proposi-

ción de un tema básico, más con-

ciso y completo, apoyado en el

cual su pintura no sólo lo mani-

festará a él, sino también a to-

dos los que él, como hombre,

representa.

...

A Sérvulo se le reprocha,

aunque menos en la tribuna

pública que en el corrillo, ha-

ber sido demasiado espontá-

neo, intuitivo, violento e incon-

trolado en su quehacer crea-

dor. Aparte de que este falaz

argumento desconoce, tal vez

inocentemente, el sometimien-

to del pintor a la disciplina aca-

démica del taller. Esa “igno-

rancia” –esto es lo que se quie-

re, en suma, decir– atribuida a

Sérvulo no es excepcional en-

tre los pintores, salvo muy con-

tadas excepciones, y tiene su

origen en aquel irracional im-

pulso que conduce la mano del

hombre a trazar su imagen ín-

tima y la imagen que él ínti-

mamente posee del mundo

como consumación de un acto

mágico, que no copia –es cier-

to–, pero que proyecta, sobre

un plano y con líneas y colo-

res, una realidad entrevista en

la interioridad y que se postu-

la como objetiva y universal-

mente válida. De ahí que se

repute de “literario” lo que es,

auténticamente, plástico.

...

El pintor que razona hasta

un punto científico, que apoya

su creación en previas bases

teóricas, sea abstracto o no, re-

sulta, a la postre, más literario

que el que obra por impulsión

inmediata,

inspirado

, digamos, e

irreductible a la preceptiva fi-

losófica o formal. “Gris es toda

teoría y verde el árbol de oro

de la vida”, debieron recordar

los detractores de lo “literario”

en el sentido de expresivo me-

diante objetos o símbolos de

objetos. En cuanto a otro as-

pecto del reproche habitual (la

condición literaria por intencio-

nes de afirmación nacional), la

cosa es aún menos clara y jus-

ta. Un cuadro no es más autén-

tico porque se llame

Los Andes

o no, y ofrezca una imagen que

pueda ser considerada como

referida directa o alegórica-

mente a ese nombre –estamos

de acuerdo–, pero tampoco lo

es porque se denomine

Pisonay

o Ama Kella

, por ejemplo, y el

cuadro sólo expone una armo-

nía cromática semejante a ésta

o aquélla expresión de la cerá-

mica o el arte textil precolom-

binos. La “nacionalidad” –que

existe en el arte, por más que

1.

Retrato de mujer

, 1954. Óleo sobre tela (67 x 47.5 cm.). Colec-

ción particular, Lima.

2.

Cristo, c.

Óleo sobre cartón entelado (45 x 35 cm.). Colec-

ción particular, Lima.

3.

Paisaje

, 1954. Óleo sobre tela (73.5 x 93 cm.). Colección

Gruenberg, Lima.

4.

Mujer

. 1959. Técnica mixta sobre papel (64 x 50 cm.).

Colección Gotuzzo de Woodman, Lima.

5.

Atardecer en la laguna,

1954. Óleo sobre tela (60 x 73 cm.).

Colección Macroconsult S.A.

6.

Cristo de Luren, 1960.

Óleo sobre cartón entelado (46 x 38.2

cm.). Colección particular, Lima.

E PASIÓN

lazar Bondy

ulado. General aprobación merecieron siempre sus obras y,

eló incluso con respecto a sus actos, y se dio de este modo el caso

dividuo fueran las dos facetas de un asunto público.

Gutiérrez

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