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LIBROS & ARTES

Página 25

Tres veces por semana,

Silvio Julio dictaba no una

hora como estaba previsto

en el sílabo, sino tres horas

cada vez, que era lo que le

apetecía y algo que los es-

tudiantes apreciábamos

mucho. Nuestra preocupa-

ción era no dejarlo sin pú-

blico, pues a todos otras

obligaciones nos llamaban

y entonces nos turnábamos

para escucharlo en sus lar-

gas y divertidas peroratas.

Nos hablaba desde Grego-

rio de Mattos, uno de los

primeros poetas del Brasil,

hasta líricos que estaban en

ese momento en plena pro-

ducción como Carlos

Drummond deAndrade. En

una ocasión Silvio Julio dis-

curría sobre Manuel

Bandeira, el poeta emble-

mático del Brasil, y en me-

dio de disquisiciones litera-

rias sobre el valor del escri-

tor aludido dijo lleno de

asombro: “una vez aceptó

ser jurado de un concurso de

belleza”. La expresión del

profesor era severa y era

imposible reirse de la ocu-

rrencia, pero luego, dulcifi-

cando el rostro, culminó con

un suspiro: “a mí me hubie-

ra gustado estar en su lu-

gar”. Desde ese momento

Bandeira, a sus méritos li-

terarios, sumó otro que tuvo

realmente a lo largo de toda

su vida y que oscuramente

intuíamos: una vida intere-

sante, ligada a la sociedad

del Brasil. De escritor pri-

vado, secreto, como lo fue

en su juventud, Bandeira

había pasado a ser persona-

je público querido a veces,

discutido en otras ocasiones,

por la gente del Brasil, in-

dependientemente de sus

calidades literarias.

Manuel Carneiro de

Sousa Bandeira Filho* na-

ció en Recife, Pernambuco

en 1886 y prolongó su vida

hasta 1969. Estudió en su

ciudad natal en el mentado

colegio de las hermanas

Barros Barreto con el pro-

fesor Virginio Carneiro

Leao. Se trasladó después a

Río de Janeiro, que sería el

lugar habitual de su residen-

cia; ahí frecuentó el Gimna-

sio Nacional y el Colegio de

Pedro II, egresando del cur-

so de humanidades en 1902.

Se inició como autor en

1917 con la publicación de

La ceniza de las horas,

revelándose como un poeta

de entraña simbolista. Pocos

años antes ocurrió el hecho

que marcó su vida: se enfer-

mó de tuberculosis, Entre

los años 1913 y 1914 per-

maneció en el sanatorio de

Clavadel, cerca de la hoy

célebre ciudad de Davos,

Suiza, donde se reúnen las

potencias del mundo para

defender la globalización

que propician y que otros

sufrimos, en mayor propor-

ción que la disfrutamos. Fue

entonces que conoció a un

joven de buenos modales,

alto, de ojos azules y cor-

bata negra. Se llamaba Paul

Eugène Grindel. El mundo

lo conocería después con el

célebre mote de Paul

Éluard. Se estableció entre

ellos una relación amical

estrecha. Éluard andaba en-

tonces de amores con otra

interna del sanatorio: Mlle.

Diakonova. Esta rusa, Gala,

para la literatura y la pintu-

ra, se casó con Éluard y lue-

go lo abandonó para con-

traer nupcias con Dalí,

quien la representó en nu-

merosas de sus pinturas. En

Clavadel, ambos poetas es-

taban en agraz. Intercam-

biaban informaciones litera-

rias, pero no tenían la flui-

dez de la expresión, la gra-

cia, la intensidad que alcan-

zarían años más tarde.

Bandeira ha dicho que

Éluard se convirtió en uno de

los grandes poetas de Fran-

cia y del mundo, pero que el

muchacho de Clavadel no

dejaba entrever sus posibili-

dades: fue en contacto con

los dadaístas y después con

los surrealistas que se formó

definitivamente.**

Bandeira publicó en

1919

Carnaval

y en 1924

Ritmo disoluto.

A partir de

ese momento, la calidad de

su producción sería enco-

miable. Los libros se van su-

cediendo uno a uno:

Liber-

tinaje

en 1930,

Estrella de

la mañana

en 1936,

Lira de

cincuenta años.

Convertido

en cronista y en crítico lite-

rario escribe

Crónicas de

provincia de Brasil

(1937),

Nociones de la historia de

las literaturas

(1942).

Pa-

norama de la poesía del

Brasil

(1946). Para quienes

se acerquen con sana curio-

sidad a la literatura del Bra-

sil, los libros de crítica de

Bandeira son una hermosa

introducción a la evolución

de la adaptación y evolu-

ción de la literatura lusita-

na en América.

Probablemente el ma-

yor misterio sobre la calidad

literaria de un escritor es la

determinación exacta de

cómo formó un estilo que

hace reconocible y aprecia-

ble su escritura como algo

diferente a la de otros; al

mismo tiempo los lectores

sienten que esa escritura es

algo valioso que pasa a in-

corporarse al canon litera-

rio de un momento determi-

nado, de una lengua, o de la

humanidad. Todo lo que

hacen los críticos literarios

no es sino una aproxima-

ción a ese milagro, inclusi-

ve cuando bajo la bandera

de una objetividad deseada

se limitan a describir el fun-

POETA

EMBLEMÁTICO

DEL BRASIL

Marco Martos

A finales de la década del sesenta del siglo pasado, la Universidad

de San Marcos de Lima tenía como profesor de literatura brasileña a

Silvio Julio, erudito profesor que no ofendía jamás la ignorancia

de sus jóvenes alumnos pues con mucha gracia iba desvelando los

atractivos y los misterios de la lengua y la literatura lusitanas

producidas en el Brasil.

Manuel Bandeira

* Estos datos han sido tomados

del libro

Literatura Brasileira

de

Jose Cretella Junior. Sao Paolo.

Companhia editora nacional. 1953.

P 111.

** Manuel Bandeira.

Itinerario de

Pasárgada

.

Lima. Embajada del

Brasil. 1988. Prólogo de Guillermo

Niño de Guzmán. Traducción de

Marco Martos, 170 pp.

Poemas.

Prólogo de Luis Alberto

Sánchez. Traducción deWáshington

Delgado.