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LIBROS & ARTES

Página 12

bolo... De niño, el Perú fue

para mí, como para muchos,

lo soñado, lo esperado, lo

profundo; el nexo que unía

a la lealtad al terruño y el

hogar que invasores quisie-

ron cortar, la vaga idea de

una historia con sus fulgo-

res y sus numerosas caídas

y la fe en un futuro de libe-

ración”. Esta búsqueda in-

cesante y apasionada de la

‘Patria invisible’, esta idea

del Perú como un símbolo,

se constituyen en el eje en

torno al cual gira la obra

ensayística del gran histo-

riador de la república. De

carácter histórico social,

cultural y literario, los en-

sayos de Basadre, en su

gran mayoría, abordan una

amplia gama de temas rela-

cionados con la historia, la

cultura, la sociedad y la vida

de los peruanos. La misma

concepción polifónica con

que está construida su obra

magna

La Historia de la

República

, que en su sexta

edición de 1968-1969 al-

canzó 16 volúmenes, guía

también su obra ensayística.

Así, por ejemplo, en

Perú:

problema y posibilidad

se

reflexiona sobre el territo-

rio, la civilización andina y

el imperio incaico, sobre el

impacto traumático de la

conquista, sobre la sociedad

virreinal, sobre los caudillos

y figuras políticas de la

Emancipación y la Repúbli-

ca, sobre las ideas y los de-

bates doctrinarios y sobre la

superestructura cultural, li-

teraria y artística a través de

la vida y obra de autores

como Palma, González

Prada, Mariátegui y Sa-

bogal.

La relación de Jorge

Basadre con la literatura y

el arte merecen unas pala-

bras aparte. Poco después

que ingresé a la universidad,

se desencadenó en el mun-

do literario limeño un en-

cendido y prolongado deba-

te en torno a la poesía pura

y la poesía social. La ver-

dad, yo no tenía nada en

contra de la llamada poesía

pura, pero Vallejo había ga-

nado mi corazón desde que

lo descubriera cuando estu-

diaba el cuarto año de se-

cundaria. Por eso (quizá por

eso) apenas si había leído a

Eguren, a quien hubiera

continuado ignorando de no

encontrarme en el número

21, de febrero a marzo de

1926, de la revista

Amauta,

con el texto de Jorge

Basadre, “Elogio y elegía de

José María Eguren”, ensa-

yo que después incluyó en

su libro antes citado,

Equi-

vocaciones....

He releído el

texto después de muchos

años para preparar estas

notas y me sigue parecien-

do un texto fundamental,

fresco, imaginativo y pene-

trante pero a la vez insobor-

nable desde una perspecti-

va crítica y que me enseñó,

primero, a respetar y luego

admirar la poesía de Egu-

ren. En sentido inverso,

cuando estaba en primero

de pre letras, Basadre me

enseñó a leer con otros ojos

a González Prada, a quien

yo frecuentaba casi con fer-

vor dogmático en la Biblio-

teca Nacional. En ese ensa-

yo, Basadre asediaba la vida

y la obra del autor de

Pájinas libres

desde dife-

rentes ángulos y perspecti-

vas: como representante de

la literatura de la desilusión

y como una manifestación

de la aristocracia en decli-

ve en tránsito hacia la so-

ciedad burguesa liberal. Ba-

sándose en filósofos como

Nietzsche y Max Scheler,

hacía calas en los órdenes

síquico y moral para com-

prender el resentimiento

como fuente de determina-

das obras intelectuales y ar-

tísticas; más allá de las par-

ticularidades individuales

de González Prada, explica-

ba los fundamentos sociales

de su snobismo, de su

cientificismo anticlerical,

de la sencillez de su vida,

de su burocratismo y su ad-

hesión al anarquismo, mar-

cando con esta interpreta-

ción distancia con el APRA

y la derecha reaccionaria.

Como resultado emergía un

González Prada más real,

cuya pureza moral y la be-

lleza de su obra literaria le

aseguraba un puesto desta-

cado en la república de las

letras peruanas. Basadre, en

su semblanza de Porras

Barrenechea, afirma que

éste estuvo dotado como

nadie de su generación para

convertirse en el gran estu-

dioso y crítico de la litera-

tura del Perú, pero lo inhibió

la irrupción en este campo

de la figura de Luis Alberto

Sánchez. Esto, que es justo

para Porras, lo es aún más

para Basadre por las pági-

nas que ha dedicado a este

tema, en las cuales revela,

igual que Mariátegui, un

íntimo conocimiento y com-

presión de las literaturas

modernas y vanguardistas.

Además de la insidia y los

prejuicios partidaristas que

a menudo degradan sus jui-

cios literarios, Sánchez

comprendió bien la poesía

peruana hasta Chocano,

pero, a diferencia de

Basadre, no entendió o en-

tendió mal la poesía de

Eguren, de Vallejo o de

Oquendo de Amat. Y pien-

so que de haber continuado

Basadre con sus estudios e

investigaciones otro sería el

panorama de la literatura

peruana, que por lo demás,

enriqueció y profundizó

temporalmente con la in-

clusión de la literatura inca-

ica dentro de este proceso.

Estas apretadas consi-

deraciones sobre Jorge

Basadre como ensayista re-

sultarían incompletas si por

lo menos no aludiera a dos

temas que suscitaron su

permanente atención. Uno

se refiere a sus reflexiones

sobre la historiografía y la

teoría de la historia, y otro a

la situación política interna-

cional. Como ha destacado

FranciscoMiró Quesada, en

los trabajos de Basadre se

encuentra “una lúcida con-

ciencia filosófica, en espe-

cial de carácter epistemo-

lógico”, sobre la historia

como disciplina científica y

las posibilidades de una fi-

losofía de la historia con

fundamentos empíricos y

no de carácter especulativo.

Esta preocupación por

construir una teoría de la

historia, que de manera im-

plícita recorre todos sus en-

sayos como en

Perú: pro-

blema y posibilidad

, llevó a

Basadre a escribir pasado

los 60 años tres textos deci-

sivos:

Los fundamentos de

la historia del Derecho,

“Reflexiones sobre la his-

toriografía”, que apareció

en la 6ª. edición de

Histo-

ria de la República

del

Perú,

y

El azar en la histo-

ria y sus límites,

ensayo este

último que me deslumbró

cuando lo leí al comienzo de

los 70, pues revelaba un sa-

ber inmenso y una mente

fresca y abierta a todas las

corrientes últimas de la fi-

losofía, las ciencias de la

naturaleza y las ciencias

humanas, y todo esto respal-

dado por citas razonadas

directamente tomadas de

cinco idiomas.

No son numerosos,

como en el caso de Mariá-

tegui, los ensayos que

Basadre dedicó al examen

de la situación mundial,

pero los pocos que escribió

los hizo con el mismo rigor

y la información minuciosa

con que abordaba los temas

peruanos. El más extenso y

polémico es su memoria-

ensayo “Vida e historia en

Alemania” en el centro del

cual (capítulos V al IX) es-

tán sus reflexiones sobre

Hitler y el nazismo. Para

estudiar con la máxima ob-

jetividad posible la espeluz-

nante realidad alemana

asordina la voz del “memo-

“De niño, el Perú fue para mí, como para muchos, lo soñado,

lo esperado, lo profundo; el nexo que unía a la lealtad al

terruño y el hogar que invasores quisieron cortar, la vaga idea

de una historia con sus fulgores y sus numerosas caídas y

la fe en un futuro de liberación”.