Previous Page  19 / 28 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 19 / 28 Next Page
Page Background

LIBROS & ARTES

Página 17

Cuzco los que incorporaron

la presencia del campesino,

mejor, del mundo indígena,

del universo del ande y la

condición de sus habitantes,

al cine peruano. Através del

registro documental o la fic-

ción, lo ubicaron como pro-

tagonista y centro de su vi-

sión y preocupaciones.

Aportaron un punto de vis-

ta cultural (no político) de

su presencia y su espacio en

la vida peruana. El más ca-

bal, intenso y apreciable tra-

tamiento cinematográfico de

este referente es el que de-

jaron los documentales del

camarógrafo y realizador

Manuel Chambi.

Pero en materia de pro-

ducción cinematográfica

nacional, el clima de los

años cincuenta sólo dio

como resultado una pelícu-

la filmada en Lima,

La

muerte llega al segundo

show

de José María Roselló

(1958). Los resultados de la

cinta fueron desastrosos,

traumáticos. Las imágenes

de la película revelaban el

retraso tecnológico, la de-

ficiencia en el equipa-

miento y el deterioro del

oficio provocados por más

de una década de inactivi-

dad en el campo de la rea-

lización.

En 1958 se produjo la

primera emisión comercial

de un programa de televi-

sión en el país. Desde en-

tonces, el nuevo medio co-

menzó a expandirse y se tor-

nó parte de la vida cotidia-

na de los limeños.

Animadores, modelos,

actores de telenovelas, locu-

tores, dieron forma a la mi-

tología doméstica inducida

por la TV, hecha de rostros

conocidos y estimados a los

que el público pronto quiso

apreciar en otros roles, cir-

cunstancias y rutinas. Bue-

na parte de las películas he-

chas en el Perú durante los

años 60 tuvieran como pro-

tagonistas a las gentes de la

TV, estrellas de entrecasa.

Ellas alternaron con actores

mexicanos en coproduccio-

nes que fueron el último, y

fracasado, intento del cine

mexicano por recuperar los

mercados latinoamericanos

que había perdido progresi-

vamente desde los años cin-

cuenta. Buena parte del cine

hecho en el Perú durante los

años sesenta siguió el mo-

delo de esa producción

mexicana filmada lejos de

los estudios Churubusco.

En 1965, sin embargo,

ocurrieron dos hechos favo-

rables. El primero, la apari-

ción de la revista

Hablemos

de cine

, que renovó el pa-

norama de la cultura cine-

matográfica peruana y fue

el caldo de cultivo de

cineastas como Francisco

Lombardi, José Carlos

Huayhuaca,Augusto Tama-

yo San Román o Nelson

García. El segundo, el estre-

no de

Ganarás el pan

, el

primer largometraje de Ar-

mando Robles Godoy, que

reivindicó para sí desde esa

película la calidad de autor

cinematográfico. Sus cintas

posteriores,

En la selva no

hay estrellas

(1966),

La

muralla verde

(1970),

Es-

pejismo

(1973) y

Sonata

Soledad

(1987) mantuvie-

ron, casi con intransigencia,

su voluntad de expresar una

muypersonal visióndelmun-

do y del cine. Robles Godoy

cumplió también una impor-

tante labor como gestor de

proyectos e iniciativas para

darle al cine peruano un

marco legal estable.

La década de los sesen-

ta finalizóconungobiernomi-

litar en el poder y con el gre-

miode cinestas pugnandopor

obtener un régimen legal pro-

motor de su actividad.

1973. ELAÑO DEL

DESPEGUE

En 1972, el gobiernomi-

litar presidido por el general

Juan VelascoAlvarado pro-

mulgó la Ley de Promoción

a la Industria Cinematográ-

fica. Dos mecanismos in-

corporados al texto legal, el

de la exhibición obligatoria

de las películas peruanas y

el reembolso a los produc-

tores con porcentajes diver-

sos del impuesto municipal

que gravaba la entrada al

cine, fueron los elementos

claves de la norma que em-

pezó a aplicarse en 1973. El

“En materia de producción cinematográfica nacional, el

clima de los años cincuenta sólo dio como resultado una película

filmada en Lima,

La muerte llega al segundo show

de

José María Roselló (1958). Los resultados de la cinta

fueron desastrosos, traumáticos”.

efecto fue inmediato. En los

veinte años de vigencia de

la ley se filmaron cerca de

1,200 cortometrajes y 60 lar-

gos. Se inició así un renaci-

miento del cine peruano.

Fue el momento en que

FranciscoLombardi inició su

carrera.

Las cintas producidas

durante ese período encon-

traron a un público dispues-

to a verlas. Películas como

La ciudad y los perros

de

Lombardi,

Gregorio

del

Grupo Chaski,

La fuga del

chacal

de Augusto Tamayo

San Román bordearon el

millón de espectadores,

compitiendo en el

hit

parade

del año de su exhi-

bición con los consabidos

blockbusters

norteameri-

canos. Pero fue un período

marcado también por gra-

ves discrepancias con los

exhibidores, que nunca ad-

mitieron la legitimidadde una

figura legal como la de la

exhibición obligatoria de las

películas peruanas. La con-

sideraron una intromisión en

la libertad de comercio con-

sagrada en la Constitución.

Otro motivo de incomodi-

dad: los cambios profundos

en la composición del públi-

co asistente a las salas de

cine.

A partir de mediados de

los años ochenta, coincidien-

do con la crisis económica

y los embates del terroris-

mo urbano, el cine perdió a

los espectadores provenien-

tes de sectores populares. El

público mayoritario de las

salas fue el de las clases

medias-altas, con capacidad

para pagar el valor de un

boleto de entrada. Las pelí-

culas peruanas vieron la dis-

minución acelerada de su

público.

UNA NUEVA CRISIS

Los problemas se agra-

varon a fines de 1992 al

derogarse la ley promo-

cional dictada veinte años

antes. Los principios de la

economía liberal introduci-

dos por el gobierno de Al-

berto Fujimori resultaron

incompatibles con un siste-

ma de promoción al cine

que comprendía medidas

proteccionistas como la ex-

hibición obligatoria y la en-

trega a particulares de re-

cursos provenientes de tri-

butos. La producción de

cortos se detuvo y el largo-

metraje afrontó serios -

cuando no insalvables- pro-

blemas de financiación. El

desconcierto se extendió

en el gremio y se inició una

nueva etapa de desaliento

y crisis.

Una nueva ley de cine

se dictó en 1994, creando

un sistema promocional ba-

sado en concursos y pre-

mios entregados por el Es-

tado a los mejores cortos y

a los proyectos de largo-

metraje más destacados.

Pero los resultados fueron

frustrantes. Los gobiernos

incumplieron con esa ley y

la producción sufrió la pa-

rálisis que es consecuencia

de una financiación incier-

ta. Nuestro cine sobrevive

a duras penas. Y esa situa-

ción cambiará sólo cuando

los gobernantes tomen con-

ciencia de su valor cultural

y su potencia comunica-

tiva.