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f'OS
'lue nadie comprenrle. Este trabajo hecho
á
cincel, data de muchos siglos atrás, si se conside–
ra que las lluvias hn,n borrado algunas inscripcio–
nes
á
pesar de que fueron hechas en el granito.
Se vé igualmente figuras de hombres
y
animales,
círculos
y
signos que en la actualidarl no es fácil
traducir. Sea como fuere, esfo.s reliquias de la an–
tigüedad son una prueba nrns de ·que los Incas,
ó
sus antecesores, no solo se servian del
quipus
para
trasmitir sus ideas·
á
las generaciones veniderns:–
sino que tenían un sistema de escritura que, por
desgracia, no llegó
á
perfeccionarse
y
generali–
zarse.
Continuando nuestro camino por las mai:Jenes
del Chili., llegamos a l pueblecito de U ch umayo (1),
situado doce millas a l O. de Arequipa
y
á
6,000
piés de elevacion sobre el niYel del mar. U n puen–
te de piedra que atraviesa el rio,
á
la entrada del
pueblo, fu é construi<lo en
1704-;
y desde entónces
lejos de repararlo, lrnn procurado destruirlo duran–
te algunas revolucion es .
1J
chuurnyo sufrió bastan–
te con el terremoto, pero ha principiado
á
regene–
rarse gracias al impulso que ha re cibido s u comer–
cio: tiene en la :wtualida.d d e 700
á,
8 00 habitan–
tes,
y
con s us sauces y alfalfares ofrece una vista
muy agradable.
A la derecha d e este pue blo, está situada una
de las faenas de trabajadores, empeñados en cor–
tar varios cerros inmediatos para abrirle paso á la
( 1)
Uchn-11irl/Jº·
PaJabra quichua que equivale
ú,
rio angm,,
o
ó
muy
et·tr
cho .