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mo sucede comunmente, algunas buenas cualida–
des?
-Ciertamente. No he mostrado
á
U. sino el
r e verso de la medalla, me falta descubrirle el an–
verso. A pesar de la vida que lleva, el roto no de–
ja ,de tener cierto valor y cierta delicadeza. Es ze–
loso en defender
á
su patria, sin embargo de que
nllá no le tra tan muy bien. Constante para el tra–
b~jo ,
nunca l e hacen retroceuer las fatigas: trabaja
. s in
dese~
nso hasta dar término á
~u
tarea, y no
necesita un mayordomo que le vigile constante–
mente y le castigue. Si no tiene mucha moralidad,
si sus costumbres no son muy <;at6licas que diga- .
mos, posee un cuerpo de fierro y una sumision á
toda prueba. Cuando tiene mujer
é
hijos, el roto
deja de ser tal y se convierte en un trabajador
honrado.
-Y los desórdenes que á veces practican ..... .
-Reconocen <los causas: el licor que algunos
comerciantes introducen á las faenas, burlando la
vigilancia ele la policía, y el juego que nunca
abandonan. Se debe á esta última circunstancia
q ne uno de los artículos de mayor consumo en los
campamentos ha sido el naipe, calculándose la im–
pórtacion de naipes, desde que principiaron los
trabajos hasta la fecha , es decir, durante dos años
y
meses ~
en la enorme suma de cuarenta
á
cin–
cuenta mil soles, segun el cálculo de los mismos
especuladores:
<<Y si, lector, dijerdes ser comento,
Como
me lo
contaron,
te
lo cuento.»