Tanto
en
D
ch
u
mayo corno en
las
<lemas
faenas de
la línea , se encuentra cuantos artículos son
nec(~sarios para el hombre: <1e todo hay en ]as tiendas,
carne fresca, legumbres , conservas , mercería,
gé–
neros ," ropR- hecha, buen calzado, etc,
y
los dias
festi v os concurren los vendedores ambulantes que
dttn mrU:s animacion
á
ese cmul ro. Hay barberias
y
establecimientos de taqaco y
cocinerías 6
fondas
dontle se sirve el mate
y
la fün10sa
caz:itela
chile–
na.
En cmmto
á
los precios, debemos decir que
son módicos relativamente, pues merced
á
la com–
petenuia que ha originado la ruina de algunos co–
merciantes,
ya
han pasado aquellos tiempos en
que el comercio en el ferro-carril de Arequipa era
una especie de Bl Don.,do para. los especuladores.
Las circunstancias de encontrar en venta cuan–
tos artículos necesita, de ganar
un
buen jornal que
no es menor de
un
sol y cincuenta centavos y aun
tres
y
cuatro soles cliarios, s egun el trabRjo
á
que
1
d
, ,
.
se
consagra, y
e
e tener cerca e
s1 a
su muJer
y
i
sus hijos, hacen bastante llevadera la vida del
uanilero chileno. No hay comparacion pm;ible, eo–
mo bien
¡.; e sabe,
entre el trato <1ue recibe esta
ge nte
en
su paiB <le
In
clase rica y opulenta ,
y
el
qu e i· e ui
be
e ntre
nos
otro:::;:. loa
de~órdenes
<]_
ue
á
v ece>::i
han
teniclo
efodo
no provienen
de que
exi8-
t <t
ll e;:;<..; unLe nto
e nLre
los
operario~ ,
sino
de que
en
e l
ur e ci1lo
11úuie1·0
de
inmi g ran te8
que hemos
teui–
d
0 1
vini e ron muuho::; <1ue en Chile mi8rno
eran
per–
seg uiclos por la justicia
y
fomentaban las ri valida–
ll es
y
los
desórden ,
para
entregars e
á
sus fecho–
ri as. Felizmente la mayor parte ·de estos
pájaros
h a n s iclo aprehenctidos y hoy se conservR. la mejor