ORESTES
DI
LU.LL0
tancias,
0
solo
y
aderezado de sal
0
de
salsas
y
refritos, forma combinaciones ex–
celentes, alg,unas de cuyas formulas han
hecho famoso el nombre de la Provincia.
Pero ha sido necesario a tal fin una
largia sucesion de afios. Experiencia afie–
ja que se rem'Onta a los indios, sabios ya
en la medicina, en el arte
y
en la guerra
y sabios tambien en Ia tecnica culinaria
primitiva,
y
en Ia eleccion, por instinto, de
las substancias comestibles, que como
el
mafz, seglin. las cr6nicas, ocupaba la pre–
ferente atenci6n de esos pueblos.
Las Jargas centurias.
f
ormaron una tra·
dici6n.
Era, el mafz, el material humano por
excelenci1a.
De Dios eran los bosques con su fauna
y
sus frutos, los rios con sus peces. Solo
el maiz era milagro deil esfuerzo del hom–
bre
y
de la tierra gorda
y
del agua ben–
d.ita de las Iluvias. Y mirandole crecer de
sus fatigas le amaron en su planta, en su
flor
y
en su fruto.
i
l\1·azamorras indigenas transformadas
en locros suculentos, y estos en· motes so–
bredorados
!
i
Historia heroica del indio en
la selva, nutrido por Dios
y
por sus pro–
pias ·manos: historia de la inteiligencia hu–
mana!
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