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A.LIMENTACIO:S° POPULAR DE SANTIAGO
Comenzaba la pacificaci6n
y
comenz6
tambien el confort. Los que pudieTon ''dar
gusto al cuerpo"-los infinitamente me–
nos-refinaron sus ocios. De n6made-s se
hicieron sedentarios, de gauchos o solda–
dos se transformaron en agricultores o
pastores, de jinetes en infantes.
Y
se les vi6 trabajar
a
ratos, no para
su
mantenci6n~
que el bosque
y
el rlo
y el
aire poblados estaban de sustento, sino
pa–
ra recordar las. antiguas jor-nadas del pri–
mitivis:mo ind6mito.
Se
f
orm6 asi ia fa1nilia crlona, esa
mu–
jer
y
esos hijos. que
hoy
viven abandona–
dos, porque mas cruel que la guerra,
el
obraje ha muerto a los hombres.
Mientras el hombre aun vivi6 holgarido–
se en su pereza prolifica de bosques
y
rios
-colmados, la mujer empez6 su tecnica co–
quinaria.
N
acen las primeras. mixturas
complicadas, los primeros manjares; los
hervores de la fruta pelada en .su almibar
de jugos naturales; empieza la confecci6n
de
sus motes abundantes, de sus guisados
y
arropes,
y
a;parecen, al lado del mortero,
la parrilla de alambre
y
los "huirquis", va–
sijas
y
''pufius"
de
barro.
Pero nada mas en el campo. Mucho
mas
en la:s ciudades,
donde
la vida
se des-
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