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L

u- j~

L

6

Basto,'. espeso, pero sabroso

y

suculen–

to, el mote ha sido ya olvidado ·por el pa–

ladar del pueblo, el cuai, a causa d-e la iµi–

cua explotaciqn que sufre, se ha visto ne–

cesariamente constrefi.ido a una renuncia,–

ci6n ·que no era de su gusto.

A:hora solo recuerda del mote su nom–

bre, y ·IigadO a el la ep_oca de

SU

pasada

·grandeza, cuando todo ·era facil, liviano,

agradable.

·

Pero no debieiion cocinarlo durante la

Conquista con10 lo cocinaban nuestras

abuelas, a juzgar por lo que dice Lerma

en sus escritos (Op. II. Pags.

140

y

141).

En

eJfecto, Don Hernando de Lerma, en–

tre 1os cargos contra su antecesor Abreu,

expone, que este·, despues de aprisionar a

Jer6nimo de Cabrera, le encerr6 "dando

_ lugar a que padecies·e necesidad de comi–

da

y_

no se le diese, de lo cual apretado

vino a terminos que muchas veces comia

en la prisi6n ''mote" de trigo y maiz ooci–

do". ("Historia de la Conquista del T·u–

cuman", Manuel Lizondo Borda, Pag. 249)

Se hac-e el mote de maiz amarillo en–

tero, al cual se deja en agua con ceniza

para despojar1o de su cuticula. Limpio de

ella, se lo hierve en agua con sal, y se le

· aiiade

1

g.rasa, re.pollo, garbanzos, porotos

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