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daderamente me deseaba una muerte prolongada por

todo el tiempo que mis Órganos pudiesen resistir' consi–

derándolos con lo

absolutamen~e

necesario .para solo es–

te fin. Lo admirable es que este designio inhumano, con–

cebido en Lima el añode 1780 por el virrey Avilés (mm),

haya sido practicado constantemente en España- por los

reyes, las cortes y por cuantos se han sucedido en 40

Gñoo con alguna influencia o relación conmigo.

Determinado, pues, el destierro perpetuo, llégó el día

de nuestra salida, que se procuró hacer con todo el

apa–

rato posible, y con la acumulación de cuanto pudiese

causarnos ignominia o provocar contra nosotros la ra–

bia del pueblo. Esta era una diversión más congenial

.para nuestros opreso_res, y más propia para criar a un

pueblo en la ferocidad. El aparato de este día se anun–

ció con anticipación; las gentes se agolparon a las ca–

lles

balcones por donde debíamos 'pasar,

tal es la

degradación

estupidez de la servidumbre, que todos

mostraban celebridad por un triunfo que había estrecha–

do más sus cadenas

prolongado su esclavittud.

Salimos más de 60 desgraciados, entre quienes iban

niños desde 3 a 8 años; todos llevábamos cadenas (n).

Nuestras lágrimas

sollozos, nuestro traje andraioS'o,

Terminamos esta nota con las palabras del publicista perua–

no Carlos A. Mackehenie (hoy Tesorero de la Legación del Pe–

rú en Londres):

"'Estos actos salvajes, canibalescos, fueron llevados

cabo

en el Perú, durante el reinado de Carlos III. Todavía no se ha–

bían humanizado, a fines del siglo XVIII, los nietos de Fl'.an–

dsco de Carbaja! y de Lope de Aguirre". (F.A.L.)

(mm) Por el año a que se refiere el autor, no era todavía

'Gabriel Avilés Virrey del Perú. Lo fué después. Se le dió este

cargo en 1801. (F.A.L.)

(n) Fueron setenta y ocho los compañeros de Juan Bautista

Túpac Amaru, en su vía crucis, de

Cuz.co

a Lima. La doliente

caravana era compuesta, en su mayoría de ancianos, mu,jeres

niños hasta de cuatro meses destinados todos a las cárceles de

España y Africa. La lista de estos desventurados la inserta–

remos más adelante en estas páginas. (F.A.L.)