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Se jacta de que su sola presencia en el Perú, despues de re–

probado el pacto de Paucarpata,

fué

prenda de seguridad para

los militares chilenos que allí quedaron, a los que Santa Cruz,

. a solicitud de Irizarri, dió libertad

i

les permitió reembarcarse,

bajo promesa de no tomar parte en las hostilidades ulteriores

de Chile contra el Protector. Hace mencion de un oficio del

Ministro de Relaciones Exteriores de C_hile de fecha

2

3 de

Diciemb1 e, por el cual se le previno que luego de entregar al

Ministro de Relaciones Exteriores del Perú cierto oficio

ad-

junto,

se retirara del pais con los enfermos que habia dejado el

ejército, con el archivo de la Legacion i con los caudales,

pertrechos

i

<lemas efectos que pertenecieran a Chile.

I

agrega

que el oficio

adjunto,

que contenía precisamente el decreto

en que se reprobaban los tratados i se mandaba proseguir

]a guerra, no llegó a sus manos (supone que el Gobierno de

Chile no se lo mandó) sino que fué entregado al comandante

militar de Arica por un oficial de la escuadra de Chile, el cual

11

saltó a tierra diciendo que las comunicaciones que traia con–

tenian _las ratificadones del tratado de paz,

i

luego que estu–

vo de vuelta a bordo de su buque, se dirijió la escuadra de

Chile en busca de la peruana, que se hallaba én Islai.11

Expresa, por último, el deseo de que los ministros de Chile

11convencidos de que han cometido errores gravísimos en la di–

reccion de los negocios mas delicados de la patria que se han

puesto en sus manos, tengan la virtud de separarse del manejo

de esos negocios, ántes de hacer mas difícil la

r~paracion

de los

males que han causado con su falta de política. I termina con

este juicio escrito en grandes letras:

11

Sean cuales fuesen los resultados de la guerra, jamas sacará

11

Chile mayor gloria verdadera, ni mas reales ventaja", que las

11 que le aseguraba el tratado de paz de Paucarpata.11

Esta defensa, en que Irizarri desplegó todos los recursos de

su injenio para encarecer su propia obra, ha quedado mui dis–

tante de alcanzar su objeto. Hai en ella grandes exajeraciones,

circunstancias omitidas i hechos mal juzgados, doctrinas de de–

recho de jentes inoportuna

i

violentamente aplicadas, como lo