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aun cuando hubiesen entrado, puede ser suficiente la campafía
de un mes para dar por recibido el desengaño. Por lo que hace
al entusiasmo de los pueblos, todos saben en Chile que las
primeras cartas que se recibieron del ejército, despues de la
- ocupacion de Arequipa, comprobaban la exactitud de las con–
jeturas que se habian formado sobre el favor de la opiníon
peruana. Todos, incluso Irizarri, escribieron unánimes esta no–
ticia, porque estaba fundada en hechos que no se pueden atri–
buir sino a la existencia de un verdadero entusia..mo por la
causa de la restauracion. No hablemos de los puertos i pueblos
pequeños, en donde confiesa I rizarri que se notaron síntomas
de esta favorable disposicion: contraigámonos al mismo Are–
quipa. La emigracion fué, es cierto, numerosísima; pero a Iri–
zarri, como a todos, era conocido que no habia sido orijinada
por la buena voluntad de los emigrados, sino por las violencias
empleadas por Santa Cruz para separar a todos los habitantes
del mas leve contacto con nue::,tro ejército. Mas, a pesar de la
emigracion, Arequipa no quedó desierta. Hubo jente que sa–
liese a recibir a nuestros soldados con agua i con licores, para
mitigar la sed p1oducida por el cansancio del camino. Hubo
jente que regase de flores la calle por donde entraron en Are–
quipa las primeras tropas restauradoras. Hubo jente que cele–
brase un auto de
fe
con la bandera sud-peruana, entregándola
a las llamas en la plaza de Arequipa. Hubo jente que despi–
diese al jcneral Herrera con gritos de indignacion, cuando se
retiró de la ciudad, despues de la entrevista con el jeneral
Blanco. Hubo jente que espontánea
i
gratuitamente mandase
repetidas veces a los cuarteles abundantes provisiones para
nuestros soldados11 ....... ..
Sobre la opinion de Chuquibamba, que Irizarri considera
contraria i hostil desde el principio a la expedicion chilena, .ies
cierto, (dice
El Araucano)
que Espinosa escribió a Arequipa
que le babia sido contraria (la opinion) hasta el estremo de
haberle recibido a balazos los vecinos. Lo que ha habido en
esto de positivo, es que Espinosa encontró resistencia, no en
los vecinos de Chuquibamba, sino en una montonera capita–
neada por el jeneral Tristan
i
el sub-prefecto de Camaná, don
José María Flores,
i
que, ocupada la poblacion, recibió mil