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disposici011es de los peruanos en favor de las empresas chi–
lenas.11
Arequipa, segun el testimonio de Irizarri, presentaba mui
poca jente de comodidades; en las casas principales no se ha–
llaban mas que señoras, porque los hombres habían emigrado.
La jente del pueblo i especialmente las mujeres, regalaban a
los soldados chilenos, i estos regalos se interpretaban como
efecto de la opinion política de la poblacion;
11
pero esta con–
ducta (añade) que podía ser obra solo de la humanidad, podia
en muchas jentes ser tarn bien pretesto para la seduccion. Lo
cierto es que nosotros comenzamos a tener desertores, i que no
se reemplazaban estas bajas de nue. tro ejército, ni las causada()
por la mortalidad, con soldados del pais. Tres o cuatro veces
quiso el jeneral Castilla, prefecto del departamento, reunir ]a
jente de este pueblo para formar la guardia cívica,
i
jamas con–
siguió otra cosa que disgustar a la poblacion, causar la e1_nigra–
cion de muchos, i hacer que se ocultase el resto.11
El enemigo mas terrible del ejército chileno en Arequipa,
segun Irizarri, fué
11
Ja escasez de la manutencion.11 Al soldado
se le daba solo
un real dz'arz'o
para su rancho, siendo que al
soldado peruano se le ha dado en todos tiempos
dos reales,
a
causa de la carestía del pais. I aun el real diario no se le daba
siempre al soldado chileno, siendo necesario para su pago el
que los ayudantes ele los cuerpos anduviesen de arriba para
abajo en solicitud del rancho. (6)
Refiriendo Irizarri las penurias del ejército restaurador, dice
que los soldados carecían de abrigo,
i
gran parte de ellos no
(6) Véase sobre el particular lo espuesto por
El Araucano
en conlesta–
cion al folleto de Irizarri. En dicho periódico se afirma que el gobierno
provisorio de La Fuente enteraba en Ja caja del ejército restaurador
500
pe–
sos diarios, para costear la manutencion de la tropa; que si el juntar esta
cantidad en la poblacion costaba algun trabajo, no por eso dejaba de pa–
garse; que solo durante tres o cuatro dias tuvo que suplir este continjente
la caja militar con sus fondos propios, a consecuencia de alarmas suscitadas
en el pueblo por noticias referentes a la aproximacion de las fuerzas ene–
migas; que víveres no faltaron nunca en Arequipa, ni siquiera hubo esca ez
de ellos; que cuan
da
el ejército chileno se retiró, su caja tenia fondos
sobrantes, etc., etc.