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28r -

disposici011es de los peruanos en favor de las empresas chi–

lenas.11

Arequipa, segun el testimonio de Irizarri, presentaba mui

poca jente de comodidades; en las casas principales no se ha–

llaban mas que señoras, porque los hombres habían emigrado.

La jente del pueblo i especialmente las mujeres, regalaban a

los soldados chilenos, i estos regalos se interpretaban como

efecto de la opinion política de la poblacion;

11

pero esta con–

ducta (añade) que podía ser obra solo de la humanidad, podia

en muchas jentes ser tarn bien pretesto para la seduccion. Lo

cierto es que nosotros comenzamos a tener desertores, i que no

se reemplazaban estas bajas de nue. tro ejército, ni las causada()

por la mortalidad, con soldados del pais. Tres o cuatro veces

quiso el jeneral Castilla, prefecto del departamento, reunir ]a

jente de este pueblo para formar la guardia cívica,

i

jamas con–

siguió otra cosa que disgustar a la poblacion, causar la e1_nigra–

cion de muchos, i hacer que se ocultase el resto.11

El enemigo mas terrible del ejército chileno en Arequipa,

segun Irizarri, fué

11

Ja escasez de la manutencion.11 Al soldado

se le daba solo

un real dz'arz'o

para su rancho, siendo que al

soldado peruano se le ha dado en todos tiempos

dos reales,

a

causa de la carestía del pais. I aun el real diario no se le daba

siempre al soldado chileno, siendo necesario para su pago el

que los ayudantes ele los cuerpos anduviesen de arriba para

abajo en solicitud del rancho. (6)

Refiriendo Irizarri las penurias del ejército restaurador, dice

que los soldados carecían de abrigo,

i

gran parte de ellos no

(6) Véase sobre el particular lo espuesto por

El Araucano

en conlesta–

cion al folleto de Irizarri. En dicho periódico se afirma que el gobierno

provisorio de La Fuente enteraba en Ja caja del ejército restaurador

500

pe–

sos diarios, para costear la manutencion de la tropa; que si el juntar esta

cantidad en la poblacion costaba algun trabajo, no por eso dejaba de pa–

garse; que solo durante tres o cuatro dias tuvo que suplir este continjente

la caja militar con sus fondos propios, a consecuencia de alarmas suscitadas

en el pueblo por noticias referentes a la aproximacion de las fuerzas ene–

migas; que víveres no faltaron nunca en Arequipa, ni siquiera hubo esca ez

de ellos; que cuan

da

el ejército chileno se retiró, su caja tenia fondos

sobrantes, etc., etc.