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posicion, cuyo número no podremos determinar; pero que, por
lo ménos, eran
las absolutamente mdispensables.
I es tan incues–
tionable
qu~
no faltaban los recursos absolutamente indispen–
sables para emprender la retirada, que el dia 16 de Noviembre,
con el enemigo a la vista desde 24 horas ántes, se dió a las seis
de la mañana órden para que el ejército se retirase a las ocho,
i todos, sin escepcion ni aun de los enfermos, estuvieron listos
para marchar a esa hora, sin que quedase atras el mas insigni–
ficante de los útiles del parque. El plan del jcneral Blanco era
emprender la retirada: comprometer la batalla, si el enemigo le
seguia,
i
si no le seguia, reembarcarse. A las siete i media de
la mañana del mismo dia 16, fué reemplazado e::ite proyecto
por la resolucion de tratar, que, como queda manifestado, no
puede considerarse como el único medio de salvacion para el
ejército, puesto que aun despues de haber tenido al frente al
enemigo por espacio de 24 horas, estuvo listo para contramar–
char hácia Ja costa 11 ....
Esforzándose
I
rizarri por hacer la defensa de Blanco i por
considerarlo irresponsable del mal resultado de la campaña,
dccia en su citado folleto:
11
Los errores de cálculo que hubo en
la formacion de esta espedicion, no son imputables al jeneral
Blanco, sino a aquellos que contaron con demasiada confianza
en una cooperacion popular que estaba fundada en solo los
deseos de los que la aseguraban. No se tuvo presente la natu–
raleza del terreno del Perú, su clima, los obstáculos que pre–
sentan a la marcha los despoblados de la costa, lo crudo de
la sierra) Jo enfermizo del pais, lo fácil que le es al Gobierno
el quitar los recursos a su enemigo. Se contó con ver levantar–
se los pueblos en masa; se contó con defecciones en cuerpos
enemigos que no hubo; se contó con victorias de los arjentinos,
que no tuvieron lugar; se contó con que el pais del Perú era lo
mismo que el de Chile en donde bajo el clima mas templado
del mundo, se hallan ganados i graneros en todas partes, mu–
las, caballos
i
pastos donde quiera. ¿Qué culpa tiene el jeneral
Blanco de que las cosas fnesen como fueron i como son?11
A
e~to
contestó
El Araucano
con este razonamiento: 11Por
aquí se ve que Irizarri hace con el jeneral Blanco lo mismo
que ha hecho con Chile i con el Gobierno que le nombró Mi-