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conformes que me han servido para rectificar los hecho5 de que
no me consideraba bien al cabo.11
OFICIO DE IH.TZARRI AL GOBIERNO DE CHILE
11Legacion de Chile.-Arequipa,
18
de Noviembre de
1837.
Incluyo a V. S. los tratados de paz que hemos celebrado los
Ministros Plenipotenciarios de
e~e
Supremo Gobierno con el
Protector de la Confederacion Perúboliviana.
Por la copia que tambien acompaño de la acta de la junta
de guerra celebrada el
16
del presente para considerar el esta–
do i posicion del ejército, se impondrá V. S. de las dificultades
i embarazos en que é te se hallaba para triunfar del enemigo i
conseguir el objeto con que
fué
enviado al Perú.
Es necesario que yo diga a V. S. francamente, que las noti–
cias que tenia ese Supremo Gobierno con respecto al estado de
la opinion de estos pu eblos, eran las mas falsas que podian ha–
bérsele trasmitido. Todos los propietarios del Perú estan con–
tentos con la administracion del jeneral Santa Cruz,
i
se puede
decir que solo son contrarios a esta administracion aquellos ofi–
ciales i empleados que se hallan sin destino. La prueba de esta
verdad la t enemos en el hecho solo de no haber encontrado si–
quiera los medios de subsistencia en la parte del Estado sud–
pcruano que ha ocupado nuestro ejército. En aquellos mismos
lugares en que se nos d ecia que babia mas opinion contra el
jeneral Santa Cruz, como, por ejemplo, en Ja provincia de Chu–
quibamba, hemos hallado el desengaño mas cruel, viendo que,
en vez de recibirnos como amigos, i facilitarnos los medios de
triunfar, se han levantado los paisanos contra nuestras fuerzas,
i nos han hostilizado como podia hacerlo el enemigo mas en–
carnizado.
El jeneral Lafu ente, que se hizo jefe supremo del Perú desde
que llegamos a esta ciudad, descubrió inmediatamente una nu–
lidad completa para desempeñar las funciones de su cargo en
tiempo tan difícil. No pensaba ni hacia cosa que no fuese un