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suceso que suele merecer el aplauso del estranjero, cuanto i mas
si el nuevo tiranuelo sabe remedar el lenguaje de los gobiernos
civilizados,
i
habla de órden i de progreso
i
de paz i de amistad
con todos los pueblos del orbe. Así no es de estrañar que Santa
Cruz, el hijo de la cacica Calaumana, llegase a parecer a los
ojos de esos gobiernos
i
particularmente a Jos de la Gran Bre–
taña i de Francia, cual un Tamerlan americano o cual un
nuevo Manco Capac bañado en las aguas de la civilizacion
cristiana.
Solo el Gobierno de Chile conoció profundamente a este
pseudo reformador, que apoyado en Ja usurpacion i la impostu–
tura, habia llegado a las proporciones de un gran potentado.
A
pesar de todo, le declaró la guerra
i
se puso a la obra de apres–
tar un ejército expedicionario, a cuya cabeza colocó al jeneral
Blanco Encalada.
En vísperas de partir se amotina en Quillota lo mas gra–
nado
i
distinguido de aquel ejército, prende al ministro Por–
tales, el director mas caracterizado del Gobierno, e] alma de la
guerra
i
el mas decidido enemigo del protectorado i del Pro–
tector, i emprende sobre Valparaiso en la intelijencia de poder
posesionarse fácilmente de esta importante plaza. Lo parti–
cular es que el jefe de esta rebelion i sus cómplices procuraban
justificarla, alegando que Ja guerra declarada a Santa Cruz no
tenia fundamento racional, ni era mas que la inspiracion del
orgullo
i
despotismo de Portales, siendo por otra parte notorio
que el ejército destinado a la expedicion, no podria, a causa de
su pequeñez i poca disciplina, combatir con las fuerzas del po–
deroso Protector,
i
en definitiva iría a perecer miserablemente
en las playas i médanos malsanos del Perú. Contra todas las
probabilidades los amotinados fracasan en los altos del Baron,
donde los milicianos de Valparaiso i un solo batallon de línea,
los atacan, los persiguen i los deshacen por completo. Pero
en el campo ha quedado el cadáver del ministro Portales bár–
baramente asesinado por los mismos que le conducian prisio–
nero.
Cuando llegó al Perú la noticia de este suceso, creyó el
Protector que el Gobierno de Chile, viendo desbaratada Ja expe–
dicion que habia preparado,
i
no contando ya con la mano activa