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modificadas, se incluyeron entre los diversot; artículos del
tra.
tado de paz, que fué concluido i firmado en el villorrio de Pau–
carpata el
17
de Noviembre.
En este tratado se estipulaba que habria paz i amistad per–
petua entre Chile i la Confederacion Perú-boliviana, relegán–
dose al olvido las mútuas quejas o motivos de agravio entre
ámba
partes. En él protestaba Santa Cruz su inocencia en
lo tocante a la expcdicion revolucionaria del Callao, i el go–
bierno de Chile declaraba no haber tenido intencion hostil al
sccue trar los buques peruanos, sino el prop6sito de retenerlos
por via de precaucion. Estos barcos serian entregados al Pro–
tector ocho dias despues de la fecha del tratado. El ejército
chileno debia emprender la retirada a su pais a los tres dias
despucs de la misma fecha. El Gobierno protectora! pagaria a
Chile en el término de
I
8 meses, por cuotas semestral
e~,
el
millon
i
medio de pesos prestados por esta República al Perú
en
1823;
i en cuanto a las relaciones comerciales entre ámbos
paises contratantes, ellas seri::in materia de un tratado posterior.
Estipulóse el principio de no intervencion, o sea la neutralidad
i
pre cindencia de una de las partes en lo negocios domésticos
de la otra, con mas la obligacion recíproca de impedir que los
respectivos nacionales conspiraran contra el Gobierno de su
propio país desde el territorio del otro. Garante del cumpli–
miento de este pacto seria el Gobierno de Su Majestad Britá–
nica, a cuyo efecto los contratantes recabarian de aquél el
correspondiente asentimiento.
Tales fueron las estipulaciones sustanciales del tratado de
Paucarpata, con el cual crey6 el jeneral Blanco haber salvado
no solo el ejército que se le habia confiado, mas tambien la
honra de su patria, si bien es de presumir que como militar
quedase mui poco satisfecho, ya que abrigaba un corazon que
de su natural apetecia la gloria. En cuanto a Santa Cruz, su
satisfaccion
fué
inmensa, puesto que babia logrado lo que mas
deseaba: triunfar sin combatir,
i
aparecer jeneroso i magnánimo
a los ojos del mundo entero para con un enemigo tenaz, al que
se imajinó haber reducido, si no a la condicion de un amigo
grato
i
sin revés, al ménos a la de un vecino tolerante
i
pací–
fico. Porquc ¡cosa
singular!
en
el
cora:wn del Protector e equi-