Blanco perdió pronto las lisonjeras esperanzas con que se ha–
bia dirijido a Arequipa, donde apénas se conseguía 11por la
fuerza 11 el alimento del soldado, donde no se podía obtener
ninguna alta en los cuerpos i ménos formar la division perua–
na, pues con solo haber manifestado el jeneral Castilla deseos
de reunir la guardia nacional,
1 1
cl pueblo desertó completamente
de la ciudad11, i para que a ella volviese fué menester con–
vencerlo de que ni aun este servicio se le impondría.
Pasó el Estado Mayor a la Prefectura una relacion del baga–
je que estrictamente habia menester el ejército para moverse,
i
miéntras el Prefecto Castilla repetia que la tropa tenia bagajes
de más, el jefe de Estado Mayor i los comandantes decian que
faltaba la mayor parte.
Creyóse que en Chuquibamba se podria aumentar la division
peruana i sacar quinientas mulas,
i
con este motivo fué envia–
do a dicha provincia el comandante Espinosa con mas de cien
infantes
i
veinticinco jinetes; pero solo encontró una gran re–
sistencia en sus habitantes. Solo una parte del escuadron pe–
ruano habia éonseguido montarse
i
no bien, i el resto, que esta–
ba a pié en Arequipa, apénas consiguió en los últimos dias
cuarenta
i
dos cabalgaduras de toda especie.
Cuando el ejército chileno ocupó a Arequipa, las fuerzas de
Cerdeña en Puquina constaban de un rejimiento de lanceros,
dos compañías de infantería i otra de artillería. En los primeros
dias trató el jeneral Blanco de sorprender algunas avanzadas
del e'hemigo que llegaban hasta cuatro leguas de la ciudad, i al
efecto, destacó dos compañías de cazadores i ochenta caballos
al mando del comandante del Portales, don Manuel García.
Pero las avanzadas se habian retirado, i la columna de García
solo alcanzó a sorprender
i
dispersar una partida de montone–
ros, matando a dos de ellos
i
tomando cuatro prisioneros. Poco
despues
fué
enviado el coronel Necochea con cuatro compañías
de cazadores i un escuadran, a sorprender en Poxi, siete leguas
de Arequipa, a dos compañías de infantería i una columna de
caballería que el enemigo tenia allí i que se decia estaban apo–
yadas por un batallon situado a dos leguas de Poxi sobre la
falda de un cerro.
Pero a la noticia de este movimiento, el enemigo se retiró,
i