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184 -

11El

infrascrito (dijo el cónsul jeneral Walpole en nota de

17

de Abril de

1838)

tiene el honor de comunicar a S. E., por

órden de su Gobierno, el sentimiento que a éste ha causado el

que un oficial al servicio británico hubiese cometido por inad–

vertencia un acto que no es estrictamente compatible con la

posicion neutral de la Gran Bretafía, i se Je ha encargado al

infrascrito que

a~egure

al Gobierno chileno que inmediatamen–

te se darán órdenes ¡:ara impedir la repeticion de semejante

ocurrencia... " (9)

El jenera] Blanco, entre tanto, intentó justificar su conducta

militar i diplomática, i con tal propósito dirijió al Ministro de

la Guerra el

28

de Diciembre de

1837,

una exposicion de las cir–

cunstancias de la campaña i de los motivos que lo habían obli–

gado a celebrar la paz.

Vamos a dar cuenta de este documento.

Comienza el jeneral diciendo que, al confiarle el Gobierno el

mando de la expedicion destinada a obrar contra Santa Cruz

i

en favor de la libertad del Perú, contaba con la cooperacion de

los pueblos peruanos, con la de las Provincias Arjentinas i aun

con los esfuerzos de la misma Bolivia para derrocar al Protec–

tor. Expone en seguida el monto escaso i el humilde i deficien–

te equipo de las fuerzas, que, incluyendo la columna peruana,

alcanzaba solo a 3,

194

plazas, siendo fácil conocer que con tal

ejército no podía su jeneral estar en disposicion de hacer una

guerra de invasion activa en un pais cruzado de desiertos i cor–

dilleras, por lo cual debia ceñirse solo a ocupar un punto capi–

tal i abundante en recursos. El jeneral elijió desde luego a

Arequipa, en la persuasion de que por sus recursos, su impor–

tancia política i el espíritu público de que se suponia animados

a sus habitantes, encontraria en aquel pueblo los auxilios nece–

sarios para las operaciones ulteriores de Ja campaña. El jeneral

La Fuente, que aprobó este plan, •illegó a asegurarme (agrega

Blanco) que, al mes de estar en Arequipa, habria ya completa–

do los dos batallones peruanos de su division, montado el resto

de nuestra caballería i proporcionádome ademas ochocientas

mulas

i

la cantidad de cien mil pesos.11

(9)

El Araucano

de

20

de Abril de 1838, número 399.