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En nuestro concepto debió de contribuir por mucho a des–

pertar i fomentar las simpatía" del Gobierno de la Gran Bre–

taña en favor de Santa Cruz i de la Confederacion Perú–

boli viana, la circunstancia de hallarse ésta en guerra con las

Provincias Unidas del Río de la Plata, a las que el Gobierno

británico acaba de arrebatar las Islas Malvinas, suceso que dió

lugar a enérjicos reclamos de parte del Gobierno arjentino en

1837 i por varios años subsiguientes.

Despues de declarada por Chile la guerra al Protector en

Noviembre del 36, el capitan de la

HarrZ:er,

fragata de guerra

de S. M. B., que se hallaba en las aguas peruanas, habia reci–

bido a bordo al jeneral Santa Cruz para conducirlo desde un

puerto del sur al Callao. Habia en este servicio una manifiesta

infraccion de la neutralidad, lo cual motivó una queja

i

una

demanda de satisfaccion que el gabinete de Santiago hizo en–

tender al cónsui jeneral de la Gran Bretaña en Chile, en nota de

3

I

de Mayo de 1837. El Gobierno de aquella nacion, mirando

bien e11 el asunto, no creyó prudente aparecer evidentemente

parcial por Santa Cruz, i aca o por lo mismo que deseaba evi–

tar al Protector las hostilidades de Chile

i

conjurar la guerra

como mediador, se resolvió a dar una satisfaccion al Gobierno

chileno.

nos intransitables i tendidos i arraucados de cuajo muchos árboles seculares

de gran corpulencia. Un recio temporal de agua

i

viento comenzó el dia 6

i

continuó incesante en los dias que duró el terremoto.

El mismo fenómeno con análogos efectos se hizo tambien sentir en e

Archipiélago de Chiloé, aunque con ménos inten idad. Durante las prime–

ras

24

horas se repitieron Ja

acudidas con intervalo de solo cuatro a ocho

minutos, habiendo durado cinco la primera;

i

continuó temblando con ménos

fuerza i con mas largos desean os ha ta el

2

r de

~oviembre.

En la i Ja de

Quenac se sintieron extraordinarios ruidos hácia la parte del S. E. El mar

se ajitó, pero no en proporcion del movimiento de tierra. Solo se obsen-ó

una gran rapidez en el movimiento del flujo

i

reflujo, i que olo en algunos

puntos de terreno llano el oleaje sah·ó

u

límites ordinarios, entrándo e

hasta seis cuadras, pero

sin

causar daño alguno. Por una extraña ca ualidad

no hubo una ola víctima humana de e ta catá trofe en Valdi,·ia ·en Chiloé

murieron solo dos persona , una ella. , del . u to. (Parte ofic1ale del inten–

dente de Valdivia, don I idro Vergara, i del intendente de Chiloé, don

Juan

Antonio Vives

-Araucano,

números 380, 382 i 385.