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mayor territorio i obtenido mas fácilmente los recursos nece–
sarios. Segun el mismo testigo, el jeneral Blanco hizo mal en
no haber acuartelado en Arequipa a los herradores para obli–
garlos a herrar en breve tiempo las caballerías.
Los mas graves cargos e imputaciones al jeneral Blanco, par..
tieron de los testigos peruanos La Fuente, Castilla, Vivanco i
Pardo, que negaron en absoluto que el ejército chileno hubiese
carecido ni de las simpatías del pueblo arequipeño, ni de vitua–
lla, ni de medios de movilidad. El coronel Vivanco, afirmaba,
entre otras cosas, que en los dias en que se estipularon los tra–
tados' de Paucarpata, el ejército pudo sacar de Arequipa ganado
i burros en abundancia para hacer las tres marchas que necesi·
taba para retirarse, habiendo ademas en Vítor una buena can–
tidad de ganado lanar; que pudo entónces emprender la guerra
por el norte, con esperanzas de éxito, pues de Lima habian sa·
lido al sur el batallon 5.
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i la columna de Vijil, quedando muí
debilitada la guarnicion de aquella capital.
Expuso tambien Vivanco que la 'expedicion de la columna
de Espinosa sobre Chuquibamba, de donde habrian podido sa–
carse abundantes recursos,
fué
demasiado tardía, pues se dió
tiempo para que se armasen montoneras i se aproximara a la
provincia la division que Vijil traia de Lima.
Don Felipe Pardo aseguraba que en lo tocante a provision
de víveres, herraduras, etc., las autoridades peruanas, es decir,
La Fuente, Castilla i el mismo Pardo, procedieron con activi–
dad
i
eficacia; que solo en cuatro o cinco dias suplió el rancho
la comisaría del ejército,
i
esto a causa de las alarmas de la ciu–
dad, en consecuencia de las noticias sobre movimientos del
enemigo; que, supuesto que por falta de abrigo no pudiera el
ejército pasar la cordillera, pudo
sí
retirarse a la costa, i así lo
propuso él mismo (Pardo), cuando estuvo herrada la caballería;
que al tiempo de los tratados era practicable la retirada del
ejército, pues habia los elementos para hacerla, i que el mismo
Blanco dió órden de que se verificara el
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de Noviembre, con
la mira de presentar combate, si el enemigo le seguía, i cuando
nó, reembarcarse.
El
jeneral Castilla con su jenial virulencia acusó en todo
i
por todo a Blanco. Imputóle el haber dudado de las buenas