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LIBROS & ARTES

Página 2

Para Carlos Iván

LAINVERSIONDELA

HISTORIAOFICIAL

En la década del 80 del siglo pa-

sado, luego de los masivos movi-

mientos populares de los 60 y los

70, aparecieron diversas y sugeren-

tes visiones del Perú en las que las

clases populares jugaban un papel

protagónico. En esa década se pu-

blicaron los siguientes libros:

Nue-

va historia general del Perú

, de Car-

los Araníbar Serpa, Luis Guillermo

Lumbreras y otros (1979);

Europa

y el país de los Incas: La utopía

andina

(1986) y

Buscando un Inca

(1986) de Flores Galindo;

El otro

sendero

de Hernando de Soto

(1986);

Conquistadores de un nue-

vo mundo, de invasores a ciudada-

nos en San Martín de Porres,

de

Carlos Iván Degregori, Nicolás

Lynch y Cecilia Blondet (1986);

Los caballos de Troya de los inva-

sores, estrategias campesinas en la

conquista de la gran Lima,

de Jurgen

Golte y Norma Adams (1987);

El

desborde popular

(1987), de José

Matos Mar;

Nacimiento de una uto-

pía, muerte y resurrección de los

incas

(1988), de Manuel Burga;

Identidad clasista en el sindicalismo,

su impacto en las fábricas,

de Car-

men Rosa Balbi (1989);

El Perú des-

de la escuela,

de Gonzalo Portoca-

rrero y Patricia Oliart (1989) y

La

otra modernidad,

de Carlos Franco

(1991). A este ciclo intelectual per-

tenece también el exitoso libro de

Julio Cotler,

Clases, Estado y Na-

ción

(1978), que ha tenido varias

ediciones y una docena de reproduc-

ciones en las décadas posteriores. La

primera edición tiró 10,100 ejem-

plares, cifra muy significativa si se

considera el estrecho mercado del

libro peruano.

Existen algunos elementos co-

munes en el conjunto de estas vi-

siones. En primer lugar, todas ellas

reconocen el papel protagónico de

las clases populares en el Perú del

siglo XX y elaboran discursos para

explicar ese protagonismo. En se-

gundo lugar, ellas constituyen una

revolución copernicana en esa his-

toria que comienza a ser mirada y

construida desde los de debajo, re-

virtiendo el sentido elitista de la his-

toria oficial. Este rasgo tiene algu-

nos antecedentes ilustres en las dos

décadas anteriores. El primero es

La

emergencia del grupo cholo en la

sociedad peruana

(1965), de Aníbal

Quijano. El otro antecedente es la

Teología de la liberación,

de Gus-

tavo Gutiérrez (1971), que invier-

te la relación religiosa en la Iglesia

Católica, mirándola, no ya desde

la jerarquía eclesiástica, sino desde

el mundo de los pobres. En tercer

lugar, la mayoría de ellas son ensa-

yos que combinan diagnóstico y

propuesta explícita o implícitamen-

te. En este sentido, esas obras, en

su mayoría, constituyen una espe-

cie de manifiestos, lo que les otor-

ga un atractivo especial para los lec-

tores. Algunos de estos libros, por-

tadores de estas lecturas y visiones

del Perú, fueron éxitos de librería

en la década del 80 y han sido va-

rias veces reeditados y reproduci-

dos o masivamente fotocopiados.

Algunos de ellos (

El otro sendero,

de De Soto, y

Clases, Estado y Na-

ción,

de Cotler) han sido, incluso,

pirateados, lo que para libros de esta

naturaleza, más allá del delito im-

plicado, constituye una especie de

consagración. En cuarto lugar, to-

das estas visiones se desarrollan en

un contexto nacional complejo y

contradictorio de una frágil conso-

lidación democrática, post-dictadu-

ra velasquista: la presencia de una

izquierda legal vigorosa (IU), el des-

pliegue de la violencia terrorista por

parte de Sendero Luminoso y del

MRTA y el agotamiento de la in-

dustria sustitutiva de importaciones

como modelo de desarrollo. La co-

yuntura editorial de los 80 se asen-

tó sobre un mercado del libro más

abierto y competido si se le com-

para, por ejemplo, con la década

de los 60.

1.

La emergencia del cholo

Casi es un consenso hoy en las

ciencias sociales que, desde los años

50, la población indígena inició un

camino cultural propio que Aníbal

Quijano ha llamado la cholificación

(Quijano, 1967). Se trata de una

estrategia de aproximación –de

tensión entre la integración y la con-

quista– a lo que se puede denomi-

nar una “comunidad política nacio-

nal” redefiniendo su propia identi-

dad indígena sin asumir totalmen-

te la identidad de la cultura criolla

occidental, sino dando lugar a una

identidad nueva: el cholo. El mó-

vil principal de esta opción ha sido

lo que Carlos Iván Degregori ha lla-

mado el mito del progreso y los ca-

minos utilizados han sido principal-

mente los movimientos campesi-

nos, la demanda y la extensión de

la educación en las localidades ru-

rales, el comercio y la migración

voluntaria a las ciudades a partir de

los años 50.

En efecto, una de las corrientes

más importantes que incrementa-

ron el caudal de la ciudadanía fue

la transformación del indio en cam-

pesino-indígena, primero, y de cam-

pesino-indígena en ciudadano, des-

pués. La primera transformación fue

un proceso de larga duración gene-

rado por la conquista y la colonia

que transformaron un imperio or-

ganizado como el incaico en una

clase campesino-indígena (Karen

Spalding, 1974; López, 1979). La

segunda es un proceso más corto

que comenzó en la década del 50

de este siglo y que consistió en la

evolución cultural, social y políti-

ca del campesino en general y del

campesino-indígena, en particular,

hacia una nueva condición cuyo

punto terminal ha sido un nuevo

ciudadano de origen campesino.

Varias han sido las principales

rutas que recorrieron los campesi-

nos para desembocar en la conquis-

ta de la ciudadanía: Los movimien-

tos campesinos, sobre todo de

aquellos que vivían en relaciones

de servidumbre, las migraciones

rural-urbanas, el mercado y el cam-

bio cultural impulsado por el

alfabetismo, el incremento del ni-

vel educativo y el consumo crecien-

te de medios de comunicación so-

cial. Estas rutas se abrieron cuando

el campo tradicional dominado por

el gamonalismo entró en un proce-

so de descomposición debido prin-

cipalmente a la centralización de la

autoridad estatal y al desarrollo del

mercado interno, procesos que ocu-

rrieron después de los años 50. Gra-

cias a estos procesos, el campesina-

do-indígena no se encapsuló en sí

mismo convirtiéndose en movi-

miento indígena, como en otros

lugares de América Latina, sino que

se lanzó a buscar y organizar nue-

vas alternativas de vida social, la

más importante de la cuales ha sido

la conquista de las principales ciu-

dades del país (Degregori, 1993 ).

Todas estas rutas implicaron un

cambio económico y social –expre-

sado en diversas opciones ocupa-

cionales tanto campesinas como

urbanas–, otro de carácter sociopo-

lítico –el tránsito de siervo a ciuda-

dano– pasando por un cambio de

identidad: de campesino-indígena

a cholo.

Ha sido Aníbal Quijano, si no

el primero, uno de los primeros so-

ciólogos que prestó especial aten-

ción a lo que él llamó la emergen-

cia del grupo cholo en la sociedad

peruana. Quijano señaló que el con-

texto de este fenómeno era “una so-

ciedad

de

transición” de la socie-

dad tradicional a una sociedad que

buscaba ser moderna gracias al pro-

ceso de industrialización. La

cholificación misma que toca a un

sector importante de la masa indí-

gena es, para Aníbal Quijano, una

cultura de transición, como lo es el

acriollamiento que afecta a una

parte de la población indígena y

chola y como lo es también la mo-

dernización que toca a la sociedad

en su conjunto, principalmente a

los criollos. El punto terminal o la

comunidad política y cultural al que

se llegue depende de las fuerzas so-

ciales, políticas y culturales y de los

proyectos que logren establecer un

nuevo sistema institucionalizado y

estable de dominación social.

El sentido que tiene actualmen-

te el término cholo es distinto al de

la colonia. En esta predominaba un

criterio racial y étnico pues se lla-

maba cholo al mestizo cuyos rasgos

físicos eran muy parecidos al indio.

En la república se ha añadido, a la

caracterización colonial, la carac-

terística social de pobre, superpo-

niendo, de ese modo, los criterios

de casta con los de clase, con un

predominio étnico. A partir de los

PabloMacera.