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~ ~E'S
-
que nos lo s n'rn
inistr:;tn,
no han s nfrido Tas eausa:s
<1ue han motivado entre nosotros
el
aumento
del
valor
de
los
víveres.
El afrecho de la harina de
trigo,
comienza
á
llamar
la ::itencion de los químic-os, por
la
gran cantidad de
principios alimenticios azoados que contiene,
y
que
se puede aprovechar, bien agregindolos. al pan,
(>
<le
cualquier otro modo.
Segun Mr.
Mege-.Mouri.es·,
la ceralina, materia azoada
de
la naturaleza
de
la
diastasa, es
uno de
los
principios- inmediatos
mas
importantes de
los
que componen
el
afrecho,
una
so- .
lucion ele este principio haria e1mismo
efect~
que la
cebada germinada
en la
leche artificial de
Mr.
I.:iie–
big. Es indudable que ]os principios solubles del
afrecho, están llamados
á
hacer un gran I)ape l, sobre
todo, en la alimentacion de los niños.
2~
Las semillas de las leguminosa.s, unidas en con–
venientes proporciones
á
las gramíneas, forman una
racion alimenticia, que puede conciliar el menor
1wecio posible, con el mayor valor alimenticio posi–
·ble. Es cierto que estas sustancias necesitan ser
·agregadas de un poco de grasa, para poder dismi–
·nuir su volúmen; pero en rigor, esta adicion, no es
indispensable, como lo ha demostrado una
Iaega
esperiencia durante la esclavatura del Perú. (Eh otro
lug·ar darémos el análisis de
la
alimentacion
de un
esclavo labrador).
La racion que
se
daba al esclavo,
y
la que recibe
el
labrador
chileno~
y
los.trabajadores del ferrocarril de
Arequipa, prueban una vez mas, que el azoe saca–
do de los vejetales, es tan nutritivo como el que pro–
porcionan laf"l sustancias animales, inclusa la carne.
3.
8
Las raices feculentas, que en muchos paises
forman la base de la.alimentacion, como en Irlanda,
no son entre nosotros, en la actualidad, llamadas
á
constituir el alimento de la clase menesterosa, por
~u
alto precio unido
a
su poco valor nutritivo. ¡Quién
habría de decirnos, que la papa tan abundante entro
uosotros cnando
fué
llevada
á
Europa, como una
~uriosidad,
hace d os siglos po r Sir \Y
alter
R.a1cigh,