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de enfermedad, ha si<lo el que mas general se hizo entre
los cu1ti va<lores <lel gusano de seda. En efecto, por este
medio en algo se ha podido remediar con mas pronti–
tud las grandes pérdidas y levantar el espíritu abatido
de los sericicultores. La cosecha de capullos en
.Europa
proviene pues de la semilla que se ha importado de los
paises en que no se conoce todavía la precita<la enfer–
me<lad, y principalmente <lel Japon.
Los países americanos que antes habían hecho varias
tentativas poco fructuosas para introducir el cultivo del
gusano de seda, aprovecharon de la circunstancia favora–
ble para ensancharlo, atendidos los preci0s fabulosos que
ha tomado
fa
semilla. Introducido el cultivo del gusano
de seda en varios estados <le América, desde el principio
de este siglo, ningun resultado útil se ha podi<lo conse–
guir, ni despues de
1830
que en Marilandia, Méjico,
Habana, Brasil, Paraguay etc. había
llamado seria–
mente la atencion de varios agricultores, ni por las ten–
tativas parciales de algunos extranjeros que se dedicaron
á
~l,
se han obtenido buenos resultados. Se puede pues
decir que ántes <le la enfermedad de la pebrina, los
cultivos de moreras y del gusano
ele
seda estaban para–
lizados.
Las causas que han influido en ]os cultivos para de–
terminar ese atraso son de la misma naturaleza que en
Europa, con
la
diferencia que en América las dificultades
son mayores, por circunstancias excepcionales que enu–
meraremos sucesivamente en el discurso de este trabajo.
No se habia generalizado pue3, ni se habria prestado
una atencion esprcial
á
esta industria como en la actua–
l idad
y
por muchos años todavía, es decir, hasta cuando
la agricultura <le América pasara de ser productora de