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aparecer sino en el siglo pasado,
y
en determinada loca–
lidad, la mas favorable
á
este cultivo.
Es eierto que en este intérvalo se iniciaron en Francia
cerca de la mitad del siglo XVI las plantaciones de las
moreras
y
del gusano de seda, gracias
á
los hombres es–
for~ados
de aquella nacion interesados en el progreso
de la humanidad. Pero los resultados de ambos cultivos
en Francia no varian de los de otros paises en cuanto
á
las alternativas que han sufrido antes de llegar
á
ge–
neralizarse
y
producir un resultado lucrativo. Estos he–
chos se han repetido despues <le la introduccion de este
cultivo que se hizo sucesivamente en
E~paña,
Portugal,
Grecia, Turquía, etc.
Todas estas naciones habían llegado
á
producir
á
la
mitad de nuestro siglo resultados muy importantes en
la especulacion del cultivo del gusano, desde que con–
currieron
á
la produccion los principales medios de ac–
cion, y elementos propios. Pero no sucede así en varías
partes de Austria, Prusia, Bélj ica, Rusia, etc.
A
pesar de
los esfuerzos de aquellas poblaciones laboriosas é in–
teligentes, secundadas
{>Ol'
las iniciativas y proteccion
decidida de
los respectivos Gobiernos, todavía están
luchando por resolver en muchas partes el problema de
la posibilidad económica
y
lucrativa de esta industria.
Aun cuando concurran en el norte de Europa, y tal vez
de un modo
m.asfavorable que en el sur, muchos <le lo s
medios <le accion que deben necesariamente ,intervenir en
esta industria, le faltan el clima
y
los <lemas elementos
· físicos favorables,
y
difícil es proporcionárselos de un
modo conveniente
y
económico por el arte.
En resúmen, el cultivo del gusano de seda que ha em
p eza<lo
á
introducirse en Europa hace catorce siglos, ha-