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.ilternativas
y
pérdidas que se han snfri<lo. Nos con–
venceriamos mas de esto, echando
una
ojeada sobre los
hechos económicos
del
pasado, pues así deduciremos
al
mismo tiempo
la
experiencia práctica para el presente
y
porvenir.
Del mismo modo que las principales producciones rle
la agricultura, el Asia nos ha rroporr.ionado el gusano
de seda.
Es
te
importan te
lep
id
optero, impor!a<lo en
Europa como
á
la mitad del siglo
VI,
ha empezado
á
alimentarse con moreras indígenas de la <irecia, poco
(t
propósito, de modo que sus primeros pasos vacilantes
han sido
contrariado~ .
El
alimento mas
á,
propósito para la organizacion fí–
sica
de este ins ecto, la base principal de la especularion,
no ha siclo prororcionado al gusano sino despu es de al–
gunos siglos,
y
cuando se ha eludido
y
vencido la pro–
hibicion de extraer de la China las moreras blanc'."ls. Es–
tas han sido importndas en la Grecia, tal vez del mismo
modo que lo habrán hecho
los dos misioneros llevando
en el hueco de sus
baston~·s
á
Constantinopla, la primera
se milla del gusano de seda.
Apesar de la introduccion <le los gusanos
y
de las
mo_
reras,
las procl11cciones
insignificantes de seda qne
sr.
consiguieron en
Ja
Grecia en los siglos sucesivos, prue–
han que otras <lificultades han
intervenido para d e tC'ner
e l resulta do;
las cuales han pro ven ido sin eluda de no
conocerse el beneficio <le
los capullos. :Mas, este resul·
t<ldo p0co -halagüeño de las producciones, se nota tam–
bien en Sicilia
y
en
España donde se habían sucesiva–
mente propagado el cultivo del gusano, apes::ir de que los
s icilinnos dicen, que habían introdu cido los a.paratos de
t1evanar
los c:1pullus
y
trabajar la se da;
y
de que
lo ,