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españoles sostienen que los árabes lo habían introducido
ántes en España. Sea de esto lo que tuera, se sabe que
por seis ó siete siglos despues de
-la
introduccion del
cultivo, la especulacion ha estado estacionaria apesar de
qlle las comunicaciones con la China se hacían especial–
mente por los misioneros, que aunque
á
hurtadillas ha–
brán llevado
á
Europa
lo~
conocimientos de los procedi–
mientos manufactureros de la seda
tanto mas cuanto
que entónces se vendía
á
peso de oro.
Despues del siglo XVI, se han propagado en la Italia
y España las manufacturas de la seda, pero
todavía.
está por resolverse la cuestion d e si esta era
import~da
de la Persia y de las e.lemas comarcas del
Asia,
ó
culti–
vada en las rAspectivas loc?lidades. El
rnay<~r
número
<le escritores se
inclina
á
lo primero, pues es <ludoso
que en estos paises donde
fre~uentes
pBrturbaciones po–
líticas mantenían la civilizacion atrasada, se hubiesE. per–
mitido extender el cultivo del gusano de seda. La con–
traccion
á
este y
sus resultados lucrativos, se han ini–
ciado
y
conseguido en Italia des:'nes d al mejoramiento de
la tranquilidad pública en
los siglos XVII y XVIII y
cuando los Gobiernos le prestaron su apoyo. Desde que
concurrieron favorablemente en Italia para la industria
de la seda, ademas de la contraccion al
t1
abajo, los ele–
mentos naturales
y
físicos, esta ha podido ser la centinela
avanzad:,¡ de esta industria.
La expulsion de los árabes de la España, ha pertur–
bado y detenido el apoyo que habría podido tener la
industria de la seda para la imitacion en Jos <lemas paises
de Europa, del mismo modo que los cultivos del gusano'
pues des-:!e aquel
tiempo se han paralizado en aquel país
apesa r de haber sido tan adelantado,
y
no volvieron
á