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traducimos del italiano,
y
que nos han sido di1 igida, hace
poco, por el señor C6nsul general de Italia en San Fra–
ncisco, refiriéndose
á
la última cosecha, «Atendido
á
la
mala clase de moreras
y
de las plantaciones tan mal he–
chas, se han perdido todos los experimentos sericícolo
no solo en el Sacramento, mas tambie'n en todas las da–
mas partes de California, en que se establecieron las gu–
sanerías. De las observacioues que anteceden,
que
envio
á
Ud. impresas, las que han sido hechas por el señor <lon
Cárlos Fon<lra, llegado aquí recientemente de Eu.ropa, el
cual es una autoridad en la materia,
y
se ocupa en estudiar
personalmente el porvenir que está res-ervado
á
la Cali –
fornia, en este precioso ramo de comercio del gusano <le
se<la, da lugar
á
creer que no será posible sino despues
de nmchos años alimentar alguna esperanza de buen re–
sultado. I..ia gusanera que tendrá un resulta<lo seguro es
la <lel señor Larco, desde que foé plantada con casi todas
las reglas <lel arte; pero todavía se encuentra en la infan–
cia
y
no podrá sino dentro de tres años dar
á
conocer su
propio mérito.))
Pasando ahora del exámen de la introduccion del cul–
tivo de la morera
y
del gusano de seda en Estados Uni–
dos
á
los
~emos
países Americanos, vemos repetirse mas
ó
m énos los mismos errores é inconsecuencias de la Ca–
lifornia cua11<lo no son mas. No se puede concebir como
puede uno llegar
á
imaginarse, que solo poi· in tuicion se
puede lograr lo que ha costado
á
los hombres laboriosos
tantos años de estudio
y
de imitacion,
y
que se pretenda
conseguir de repente el mismo resultado de otros países,
en que el obtenerlo ha sido el fruto ele muchos años de
t rabajo
y
de esperiencia, desviándose al mismo tiempo
<le la aplicacion de los mismos medios que han concurri–
do
á
la produccion
y
al éxito de la especulacion.