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a López le quitaron la vida, a pesar de los buenos oficios de

Calvo? Es cosa averiguada, entre tanto, que el jeneral López

no murió en el patíbulo, al méno de un modo público i no–

torio i en consecuencia de una condena judicial. Sábese que

fué sometido a un consejo de guerra, por causa de alta traicion

i de desercion, i que murió (es de suponer que en su prision)

ántes que se terminase su proceso. Circuló entónces el rumor de

que López habia sido secretamente asesinado o envenenado,

de órden del Protector. Tan insistente i jeneral fué este rumor,

que el mismo Santa Cruz no pudo ménos de recordarlo i recha–

zarlo, aunque mui de lijera, en su manifiesto de Quito. 11Nin–

guna de las garantías . ociales, (dijo en ese documento) ningu–

na, por mas que digan mis difamadore ·, fué violada por mí:

cítense los hechos en contrario; pero exijo que se especifiquen i

sean notorios, no vagos i desfigurados, como tantos que se han

inventado, a cuyo número pertenecen el pretendido envenena–

miento del jeneral López, ... i otras tantas suposiciones, a cual

mas ridícula i absurda,,. I poco mas adelante agrega: 11 Si el je–

neral López no hubiese muerto naturalmente, es mui probable

que habria aumentado este número (el de los fusilados por cau–

sa de conspiracion,) porque yo no me hallaba en disposicion de

conmutarle la pena a que nece ariamente le hubiera condena–

do el Consejo de Guerra, por los delitos de traicion i desercion

que cometió estando al frente del enemigo. Esta rnanifesta–

cion que hice en aquel tiempo i que reproduzco ahora con

igual franqueza, me pone a cubierto del injusto cargo que a este

respecto se me ha querido hacer11

(30).

Todo esto, a la verdad, está mui léjos de desvanecer la im–

presion que dejan en el ánimo las palabras del vice-presidente

Calvo. Por mas que Santa Cruz afirme que el consejo <le gue–

rra habria indefectiblemente condenado a muerte al jeneral

López, ahorrando en consecuencia cualquier otro arbitrio para

ultimarloi hacerlo desaparecer, el argumento no

es:

si bien se

mira, bastante concluyente. ¿No pudo suceder, en efecto, i no

pudo temer Santa Cruz que el consejo no pronunciara la sen-

(30) <tEl jeneral Santa Cruz esplica su conducta pública, etc.-Qui–

to-1840».