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todos los gabinetes del mundo, se creia en el deber de repeler
públicamente
11
los argumentos con que aquel gobierno
(el de
Chile),
faltando a la
fe
pública, contrariando el voto de la Amé–
rica, arrostrando la censura de Ja Europa,
i
hollando todas las
mas sagradas consideraciones de humanidad, de conveniencia
pública i de decoro, se obstina en continuar las hostilidades
i
en rechazar una paz que debia aceptar con gratitud, como un
resultado que estaba mui léjos de haber previsto., ... Dcspues
de hacer hincapié en la deplorable situacion del ejército chi–
leno en Arequipa, en la superioridad de las fuerzas de la Con–
federacion, en los sentimientos humanitarios con que el Pro–
tector se allanó a tratar, a dar satisfacdones al Gobierno de
Chile i a devolverle salvo su ejército; i despues de imputar al
mismo Gobierno
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el olvido injurioso de la mediacion benévo–
lamente aceptada por el gabinete de S. M. B.•• , olvido que
Santa Cruz consideraba como un
11
desprecio inescusable de los
respetos debidos a una de las naciones mas poderosas del
mundo i como un atentado contra la humanidad •• , añadia que,
a pesar de todo, el Gobierno protectoral consentiría en la nego–
ciacion de las aclaraciones o adiciones esplicatorias a que pu–
diera dar lugar el tratado,
11
con tal que se mantengan intactas
las condiciones esenciales que encierra.11 El manifiesto protec–
tora! concluía as(:
11
Si entre tant0 el Gobierno de Chile prefiere
a estos medios justos
i
honrosos la continuacion de las ho5tili–
dades i la prolongacion de los males que ellas acarrean a la in–
feliz nacion que oprime, la Confederacion perú-boliviana se
mantendrá en la actitud que por sí sola ha bastado a deshacer
los planes quiméricos de sus encarnizados enemigos. Sus ata–
ques serán repelidos, sus prcvocaciones a la rebelion rechazadas
con desden, sus ajentes de traicion repulsados con horror, por
masas leales
i
entusiasmadas, i él mismo, por último, oprimido
por la responsabilidad inmensa que le atraen los males de tanto
momento que su criminal obstinacion ocasiona, verá
desplegar~e
contra sí en grande el sentimiento que se le ha espresado de
tantos modos,
i
especialmente desde su decreto de r8 de Di–
ciembre-la enemistad del jénero humano.11
(34).
(34) «Manifiesto del gobierno protectora! sobre el decreto del Go-