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11

He visto en uno de los

Ecos del Protectorado

las proposicio–

nes que usted hizo a Egaña i del modo que han sido dese–

chadas.

(24)

Yo sentiré que el haberse usted allanado tanto a

dejar el Perú, haya sido interpretado por los chilenos como un

acto de debilidad, pues ciertamente esto era convenir en la

principal de las exijencias de aquel gobierno, i era precisa–

mente aquello para lo cual el dicho gobierno tiene ménos de–

recho. Quisiera yo que usted se mostrase ménos complaciente,

porque con esta clase de enemigos no se saca nada haciendo el

papel de jeneroso. Con esto se les insolenta mas,

i

se les hace

creer que sus miras no son tan cstravagantes, como lo son en

realidad.11

(25).

En cuanto al cargo de peculado que se hizo a Irizarri, obser–

varemos solo que mucho ántes de ser acusado, dió las explica–

ciones que hemos visto sobre los dineros recibidos e invertidus

por él en representacion del Gobierno de Chile, explicaciones

que éste, a lo que parece, no encontró satisfactorias. I por lo

que hace al saldo (cerca de

6,ooo

pesos) que debió recibir de

Santa Cruz, como resto del precio de los caballos vendidos por

el jeneral Blanco, i a unos pocos pertrechos de la expedicion

que quedaron en el Perú, hé aquí lo que anticipadamente espu–

so

I

rizarri en su defensa del tratado de paz de Paucarpata:

11

So–

bre el armamento, pertrechos i caudales del ejército de Chile,

(24)

Se refiere a cierta proposicion que en el curso de la segunda campa–

ña de Chile contra la Confederacion Perú boliviana, hizo Santa Cruz al ple–

nipotenciario chileno don Mariano Egaña, con la mediacion del Encargado

de Negocios de S. M. B. acreditado cerca del Gobierno protectoral. Con–

sistia la proposicion en el compromiso de retirarse el Protector con su ejér–

cito al otro lado del Desaguadero, es decir, a Bolivia, con tal que el ejército

chileno se reembarcara i regresase a Chile, quedando de esta manera el Pe–

rú libre de la presion de ámbos ejércitos, i debiendo entretanto pronunciar–

se, por medio de nuevas asambleas, en pro o en contra del réjimen de Con–

federacion. Egaña, comprendiendo que el Protector, aunque se retirara al

otro lado del Desaguadero, quedaba . iempre en situacion de influir pode–

rosamente para hacer prevalecer sus ideas

i

su voluntad, al ménos en Jos

pueblos del sur del Perú, no aceptó la proposicion. - Véase

El Eco del Pro–

tectorado

Núm. r31 de 24 de Noviembre de 1838.

(25)

Se halla orijinal esta carta en el citado legajo: <.cAjentes de Chile en

el

Perú, 1836-1849, tomo 3

.º»