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LIBROS & ARTES

Página 9

Jiménez. Waldemar Espinoza escri-

be La sociedad andina colonial y

republicana (siglos XVI-XIX) y

Sinesio López, De imperio a nacio-

nalidades oprimidas, Notas sobre

el problema nacional indígena.

Waldemar Espinoza estudió histo-

ria en la UNMSM y tuvo como

maestros destacados a Raúl Porras

y a Luis E. Valcárcel, quienes influ-

yeron decisivamente en su voca-

ción de historiador y en sus futuras

investigaciones. De esa doble in-

fluencia nace su predilección por la

etnohistoria. Su estadía en el Ar-

chivo General de Indias de Sevilla

durante cuatro años consolidó su

apuesta por la etnohistoria y le per-

mitió acceder a información valio-

sa que fue la materia prima de sus

posteriores artículos y libros de his-

toria.

La destrucción del Imperio de

los Incas. La rivalidad señorial y po-

lítica de los curacazgos andinos

(1973), uno de sus libros más im-

portantes que ayuda a entender la

conquista española, es el resultado

de informaciones de dos curacas

huancas que descubrió en el Archi-

vo General de Indias. Espinoza exa-

mina la conformación de las dos re-

públicas (de indios y de españoles),

la organización de la encomienda

y los tributos, la sobrevivencia de

la comunidad andina y su recrea-

ción por Pedro de La Gasca así

como el sistema administrativo que

canalizaba la explotación colonial

del mundo andino. Describe y ana-

liza con detalle las diversas formas

de explotación y de servidumbre de

los indígenas así como el sistema

social que emerge de esas formas.

El artículo de Sinesio López tra-

ta el mismo tema del trabajo de

Waldemar Espinoza, pero desde la

perspectiva de la sociología histó-

rica. El interés de explicar la exclu-

sión total del campesino indígena

de los 70, especialmente el del sur

andino, me indujo a indagar sobre

las estructuras, procesos, coyuntu-

ras y factores que subyacen y cana-

lizan el lento proceso de transfor-

mación del Imperio de los Incas en

una clase campesina indígena del

siglo XX. Examinando las más im-

portantes contribuciones históricas,

antropológicas, económicas, polí-

ticas y culturales sobre el mundo

andino me propuse detectar y ana-

lizar los principales hitos de ese pro-

ceso de transformación, mostrando

las peculiaridades de cada uno de

ellos. El rol de las contradicciones

dinásticas andinas en la destrucción

del imperio incaico, la transforma-

ción de la sociedad andina en cam-

pesinado feudal-colonial, la derro-

ta del movimiento nacional-indíge-

na (con Túpac Amaru) y el inicio

republicano de la opresión del cam-

pesinado indígena, la identificación

del problema nacional-indígena

con el problema agrario-campesi-

no constituyen los hitos más impor-

tantes de esa historia. Sinesio López

estudió filosofía en el Seminario de

Santo Toribio, Sociología en la

UNMSM e hizo estudios comple-

tos de doctorado en la Universidad

de París (Ecole Pratique des Hautes

Etudes) bajo la dirección de Alain

Touraine y se graduó de doctor en

San Marcos. Se ha especializado en

los temas de la teoría política com-

binando la perspectiva filosófica

con la sociológica y con la ciencia

política. Es profesor en la PUCP y

en la UNMSM. Fue director de

El

Diario de Marka

(1981-1983) y di-

rector de la Biblioteca Nacional del

Perú (2001-2006).

5.

La utopía andina

Alberto Flores Galindo fue, sin

duda, el historiador de los venci-

dos. Y lo fue tanto por ciencia como

por conciencia, por interés científi-

co y por apuesta. Sus estudios so-

bre los movimientos campesinos,

las luchas de los mineros y de otros

sectores populares expresan no sólo

un vivo interés científico por com-

prender el papel jugado por las cla-

ses subalternas en el proceso histó-

rico sino también su preocupación

ética por rescatar la memoria de los

derrotados, a los que la historia ofi-

cial les ha negado y les niega el de-

recho a la memoria. Incluso cuan-

do analiza el papel de las élites so-

ciales, la aristocracia criolla, la oli-

garquía, la burguesía, lo hace para

entender mejor su polo opuesto: las

clases populares excluidas y

expoliadas.

La mirada de la historia desde

abajo no le impidió a Flores Galindo

escribir una historia total o con pre-

tensiones de totalidad, como le en-

señaron sus maestros en la Ecole

Pratique de Hautes Etudes, en don-

de estudió el doctorado en Histo-

ria: Ubicar el fenómeno estudiado

en su contexto y en su perspectiva

temporal de corta, mediana y larga

duración, analizarlo en su especifi-

cidad, mostrarlo en sus múltiples

dimensiones y relaciones, señalar sus

límites y desplegar todas sus poten-

cialidades, prestar atención a las

mentalidades. Flores Galindo apren-

dió esta perspectiva no sólo de la

escuela histórica francesa de los

Annales sino también del marxis-

mo. Sus grandes maestros, directos

o indirectos, fueron Lucien Fevre,

Ferdinand Braudel, Alan Labrousse,

Jacques Le Goffe, Leroy Ladrurie,

Ruggiero Romano, Pierre Vilar. A

los que hay que añadir el historia-

dor inglés, de orientación marxista

Eric Hobswann. Pierre Vilar y

Ruggiero Romano fueron asesores

de su tesis de doctorado.

Flores Galindo tuvo maestros,

pero fue un historiador original. La

originalidad lo condujo a la

hetorodoxia en el campo del mar-

xismo y valoró enormemente a los

heterodoxos como Benjamin,

Gramsci y Mariátegui. Rechazó el

determinismo ortodoxo y el mar-

xismo oficial y apostó más bien a

un historicismo creador y a los mar-

xistas disidentes. Como Gramsci,

creía que la revolución rusa era una

revolución contra El

capital

, la obra

mayor de Marx, en la medida en

que ella condensaba la rigidez es-

tructural y el determinismo. De

Marx prefería los escritos juveniles

y algunos escritos marginales de

madurez sobre la posible inciden-

cia de la comunidad rusa en el so-

cialismo del futuro.

Estas preferencias le ayudaron a

entender y valorar la obra de

Mariátegui como intelectual y

como revolucionario.

La agonía de

Mariátegui

es una obra fundamen-

tal de Flores Galindo que busca res-

catar no sólo la originalidad del pen-

sador peruano sino también las

apuestas políticas imaginativas de

Mariátegui, aunque ellas chocaran

con los dogmas oficiales del mar-

xismo. En

La agonía de Mariátegui

se percibe claramente la influencia

de José Aricó, uno de los más bri-

llantes intelectuales marxistas ar-

gentinos, quien, además, compar-

tía con Mariátegui algunos rasgos

característicos que los definían:

autodidactas muy cultivados, mar-

xistas heterodoxos, editores, publi-

cistas, periodistas, conferencistas.

Las visitas que José Aricó hizo a

Lima, por invitación de Sinesio

López, a la sazón coordinador de la

maestría en Sociología, dejaron

huella en muchos de nosotros, pero

sobre todo en Alberto Flores

Galindo, con quien cultivó una pro-

funda amistad.

Una de las preocupaciones in-

telectuales y políticas de Alberto

Flores fue la relación compleja en-

tre la nación y el socialismo. En rea-

lidad, los marxistas más destacados,

comenzando por Marx mismo, se

plantearon este problema y le die-

ron distintas y hasta contradictorias

soluciones. Marx constató que la

nación y el socialismo marcharon

separados en el siglo XIX: la bur-

guesía liberal reivindicó la nación

y los obreros revolucionarios, el so-

cialismo. Solo en 1871, con la Co-

muna de París y con la invasión de

Francia por los alemanes, los obre-

ros unieron los dos problemas en la

medida que ellos fueron los que

realmente lucharon contra esa in-

vasión y defendieron la nación fran-

cesa de entonces.

Buscando una respuesta a este

complejo problema, Flores Galindo

analizó el indigenismo y los indi-

genistas centrándose en la obra

antropológica y literaria de Argue-

das. La versión de José María

Arguedas del indigenismo presen-

ta dos etapas. En una primera eta-

pa, Arguedas recogió parcialmen-

te las diversas versiones del indi-

genismo: la racista radical de Val-

cárcel, la marxista y socialista de

Mariátegui y la integradora de Uriel

García. Esta versión imprecisa y

múltiple se encuentra desparrama-

da en sus primeras obras literarias.

En una segunda versión, presenta-

da como una reflexión sistemática

sobre el tema en el coloquio de es-

critores de Génova en 1965,

Arguedas desarrolló sus propios

puntos de vista y tomó distancia del

hispanismo de los arielistas así como

del racismo de Valcárcel, valoró las

grandes contribuciones de Mariáte-

gui pero señaló sus limitaciones pro-

venientes de su falta de información

LuisGuillermo Lumbreras.