LIBROS & ARTES
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ESTADOS
UNIDOS COMO
REPÚBLICA
PARADOJAL
Dios santo, que es esto
que llamamos América ?
Si el T-Bone steak recuerda
el período heroico del Oes-
te, no deja de ser verdad que
la alimentación americana es
reconocida en todo el pla-
neta por el discutible éxito de
la simplificación asesina del
ketchup. Así, ¿USA, fin de
siglo, digamos, entre panta-
lones tejanos llamados por
aquí jean y el visón de las
heroínas de serie de televi-
sión? ¿Qué es América, un
clandestino fronterizo que se
zampó por la frontera o un
niño reventado de tanto tra-
gar ? ¿Norteamérica, el gigan-
tesco refrigerador que pro-
duce obesos?
De Hollywood a las ti-
ras cómicas, del rock al su-
permercado, América ocu-
pa y coloniza no sólo la rea-
lidad sino los sueños de la
modernidad. Los nuestros, y
los de todo el mundo. Los
Estados Unidos son algo
más que un potente país.
Después del hundimiento
del rival soviético, algo más
que una solitaria superpoten-
cia. Es miticamente el país
de la libertad y a donde quie-
ren ir incontables emigrantes.
Es en economía la encarna-
ción de un modelo de capi-
talismo liberal que sin mucha
reflexión se intenta imitar.
Pero no es sólo eso. Es una
usina de sueños, de Walt
Disney al microsoft y las
autorrutas de la información.
Su influencia en este siglo,
aparte de trasladar sus
ejercitos al otro lado del
Atlántico, no es unicamente
política o económica. El
rascacielos, el cinema, el
automovil, la autorruta, el
avión, la máquina de escribir
y hoy los ordenadores, nos
hacen a todos, queramos o
no, parte de esa civilización
americana sin riberas de
nuestros días. Para el sueño
americano no se precisa visa
alguna. Las ciudades mo-
dernas de casi todo el plane-
ta van tomando un aburri-
do aire de familia cuando las
simplifica el modelo urbano
americano: parking, building
y confort en el espacio de
privaticidad, del « home». Es
un estilo de vida, un mundo
real y a la vez simbólico, po-
blado de artefactos que
acompañan nuestra vida co-
tidiana, del teléfono a la tele-
visión. Se puede discutir su
validez, no su capacidad de
seducción.
Acaso la americanización
planetaria conduce a unmun-
do suicida por su exaltación
de la técnica y la trivialización
de sus poderes, como lo sos-
pechara Heidegger. Entre
tanto, qué duda cabe, es el
estilo de vida dominante. Y
en consecuencia, cualquier
duda o vacilación en torno a
la validez del «modelo ame-
ricano» equivale a sospechar
de las potencias de la técnica
y de la propia vigencia de la
modernidad capitalista. Aho-
ra bien, esa interrogación,
con una intensidad extraor-
dinaria, ha comenzado. Hay
una literatura crítica en tor-
no al «end», al fin del traba-
jo, al fin de la familia, y en
torno al fin de los mismos
Estados Unidos, como es de
suponer, en inglés. Unos ven
acumularse los signos del
declive industrial. Otros ob-
servan, como Claude Moisy,
una América en contramar-
cha (
L’ Amérique en marche
arrière
, Hachette, l996 ) des-
cribiendo una revolución
conservadora que apenas
está en sus aterradores co-
mienzos.
Como modo de vida y
como Estado, la Unión ame-
ricana parece inspirada por
la Divina Providencia para
producir los más contradic-
torios sentimientos en todos
los hombres y mujeres de
este fin de siglo. Su prepon-
derancia en la vida interna-
cional es indiscutible. Su po-
derío militar es capaz de lle-
var la bandera de las estre-
llas y las barras hasta el leja-
no Golfo Pérsico si sus inte-
reses y la política del petroleo
lo exigue, a lo que hay que
añadir otros factores de po-
der, culturales y financieros,
como la hegemonía de la len-
gua inglesa, el dominio de las
mass media, el atractivo de
sus universidades y el dólar
como moneda internacional.
Pero esa misma sociedad que
ha producido desde co-
mienzos de siglo el primer
capitalismo de consumo de
masas y una democracia ca-
paz de formidables rectifi-
caciones como en el caso
Watergate, es la misma que
confiesa al concluir un siglo
XX que si bien logra estable-
cer, a duras penas, una suer-
te de “pax americana”, en
cambio, por casa, resulta co-
Estados Unidos y Japón
RETORNO DE «OTROS MUNDOS»
Existe una tradición, la publicación por anticipado, en revistas amigas, de las « páginas ya escritas», pronto a la edición.
Antes de ir a tintas. Los franceses las llaman «bonnes feuilles». Nuestro asiduo colaborador Hugo Neira nos envía algunas.
Forman parte de un libro que sería lo opuesto a
Hacia la tercera mitad
. Si en esa obra, que acaba de reeditar, se dedicó al Perú,
el que publicará se consagra a contar un poco su peregrinaje, años anteriores a su retorno, por «otros mundos». Son páginas sobre los
Estados Unidos y Japón. Páginas de reflexión y de sensaciones, prosa de ensayo, «impresiones» pudieron haber dicho Jorge Basadre o
Luis A. Sánchez, que estimularon ese género, tan nuestro. Acaso el ensayo permite esa doble reconciliación, la de la mente sensible y la
reflexión por una parte, entre un escritor y el lector, por la otra. Entonces leer es viajar, y ser libre.
Hugo Neira
¿
Periódicos basura, 1999.