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LIBROS & ARTES

Página 30

POEMA DEL SUEÑO DORMIDO

El hombre desvelado es más fino que la brisa nacida

en la frente de las mujeres dormidas. Y si pronuncia

palabra es más silencioso que la llegada del alba.

La soledad de los árboles es menos penetrante que el

desvelo. El insomnio está lleno de ratones y dientes y

pestañas. Verdadera fauna nerviosa de la que se sale

sólo por milagro.

NATURALEZA

No alcanzaré a ser puro mientras no crezca yerba de

mis pies. Hasta no saber oscuramente que en mí fluye

el agua, crece el fuego, trashuman animales.

INTIMIDAD

Estás en mí tan lenta que parece agua continua. Te

veo caer en mis últimos sueños, en blancos espacios

de soledad. A la distancia mínima del deseo y la belleza.

Oigo la música de tu cuerpo en la yema de mis de-

dos.

(de

Difícil trabajo

)

ESTÉTICA

(Realidad, incierta realidad o sueño.

Mujer siempre dormida en el poema.

Gacela despierta en suave paisaje de nube,

ausente de césped y horizonte.

POESÍA ES A CONDICIÓN DE OLVIDO).

En el panorama de la vanguardia peruana, destaca nítidamente Xaviel Abril, uno de sus más importantes

representantes. Un rasgo que caracteriza el temperamento de Abril —asiduo colaborador de

Amauta

, entre otras

publicaciones— es que a pesar de su adscripción a la vanguardia —fue uno de los más entusiastas difusores del surrealismo

en nuestro medio—, conoció y apreció hondamente el trabajo de los clásicos. Por eso en su poética conviven tanto el ímpetu

innovador de

Difícil trabajo

(1935) y

Descubrimiento del alba

(1937), como la limpidez expresiva y el vibrante acento

hispánico de

La rosa escrita

(publicado recién en 1987), como si el propio poeta hubiese dibujado su vuelta al orden.

Sin embargo, la faceta de poeta no alcanza para retratar a Abril en toda su dimensión. Practicó también la novela llamada

poemática, sumando a la familia inaugurada en nuestra tradición por Martín Adán en

La casa de cartón

, su libro

Hollywood

(1931) y la póstuma e inconclusa

El autómata

, publicada en la revista «Documentos de Literatura» en la

última década del siglo pasado. La imagen de Abril no sería completa si no se menciona su labor como crítico y

ensayista, dedicado en especial a examinar la obra de César Vallejo en dos libros de notable factura:

César Vallejo

o la teoría poética

(1961) y

Exégesis trílcica

(1981), excelentes aportes al estudio de la obra del poeta de

Santiago de Chuco. En suma, en Abril tenemos al escritor comprometido con su tiempo y sus ideas, al lector

acucioso de la tradición, a un poeta que luchó incansablemente por su ideal primero y último: la creación

de belleza a través de la palabra. (Alonso Rabí Do Carmo)

XAVIER ABRIL

(Lima, 1905-Montevideo, 1990)