LIBROS & ARTES
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Zamacois y de la Pardo y
Bazán, inconcluso y algo
exótico,
La que se olvidó de
amar
. En la copia fotos-
tática que me dio a conocer
mi buen amigo Fernando
Lecaros, los pasajes autó-
grafos de Basadre, colma-
dos de enmiendas, añadidos
y tachaduras, confiesan un
temprano y vigilante cuida-
do por la forma literaria.
De vuelta a la historia,
elude el pie forzado del re-
lato biográfico y tienta for-
tuna en contextos más am-
plios. El discurso de orden
en San Marcos en 1929,
La
multitud, la ciudad y el
campo en la historia del
Perú
, en forma parcial ve la
luz en
Mercurio Peruano
(Lima, n
os
. 129-130). Sigue
La iniciación de la repúbli-
ca
(Lima, 1929-30, 2 vol.),
punta de lanza de la futura
Historia de la República
,
que confirma el sesgo social
de su producción ulterior.
La otra
pièce de résistence
,
su libro más lúcido y fino,
es
Perú: Problema y posi-
bilidad
(Lima, 1931), que
de golpe lo sube al nivel de
Le Pérou contemporaine
de
F. García Calderón,
Tem-
pestad en los Andes
de
Valcárcel o los
7 ensayos
de
Mariátegui. Si algo enlaza
sus discrepantes obras juve-
niles es su tono de áspero
inventario del Perú de ayer,
con ojo avizor atento a lo
que viene y una dosis
homeopática de optimismo
y fe algo panglosiana. A ra-
tos se endilga a la historia
función de catarsis colecti-
va con riesgo de confinar-
la, en incivil ajuste de cuen-
tas, a mero preámbulo de la
acción social. Y en más de
un pasaje catoniano, que
evoca las poses de dómine
iracundo de Bilbao y
Lastarria o de Prada, la
pesquisa toma aires de ins-
tructiva judicial. Reo de
culpa, se sienta al pasado
en el banquillo, se le acosa
y conmina. Y se le explora
y se bucea en él como
cuando uno, diría Pascal,
retrocede y toma carrerilla
para saltar con ventaja a un
futuro luminoso. Casi 50
años más tarde resume
Basadre su profesión de fe:
“Somos pesimistas ante el
presente y optimistas ante
el futuro”.
LA BÚSQUEDA DE UN
ESTILO
Así, en un corto lustro,
indefinido su
metier
profe-
sional ensaya estilos bus-
cando uno propio. ¿Lo ve-
mos más de cerca?
La ini-
ciación de la república
re-
vela pericia en el manejo de
fuentes, información copio-
sa sin desborde, visión ana-
lítica del período caudi-
llesco y soltura elegante en
el diseño de escenarios y
actores puestos aquí o allá
en solfa por la anécdota
tempestiva y risueña, que ni
excluye ni empaña el juicio
crítico. Por sus páginas
,
bajo perfil erudito y plétora
de envíos librescos y de no-
tas al pie, cabalga una ima-
gen colorida y cinética del
Perú independiente monta-
da sobre personajes, ímpe-
tus y humores enfocados en
zoom
. En un tapiz historia-
do y mercurial campean ci-
tas textuales, letrillas
satíricas, bandos y mani-
fiestos ardidos, papeles de
Estado, sueltos periodísti-
cos de libelo y combate. Se
convoca y revive una épo-
ca exultante y locuaz, de
frenesí y hervor polémico,
de ensayos frustráneos y
banderías enconadas y de
bizarros caudillos de
entorchados y bocamangas
de colores que fingen rotar
en carrusel haciendo
carantoñas. Una ‘satiritra-
gicomedia’, por usar una
voz de Lope. Libro en mo-
vimiento, diríamos. Y libro
ameno. Y, parodiando a
Voltaire, cupiera añadir que
su mayor defecto es ser
ameno en demasía.
Antes que en Madrid el
ensayo
La rebelión de las
masas
de Ortega y Gasset,
aparece en Lima
La multi-
tud, la ciudad y el campo en
la historia del Perú
. Obra
pionera de rastreo en vena
sociológica, analiza el papel
de las masas desde la inva-
sión española en el XVI,
rompe la plantilla histórica
de rutina y hace cómodo si-
tio al nuevo e inquietante
factor social, el ser colecti-
vo como lozana categoría
de análisis. Ahora es más
académico el tono, más
caballera la perspectiva, la
atmósfera en blanco y ne-
gro y los personajes, algo
grises y con leve vaguedad
de esfumino, ceden los pri-
meros planos a grupos de
presión y otros conjuntos,
poniendo bajo lupa el turba-
dor fenómeno de las masas
que de antuvión irrumpen
en la vida política desde los
albores de la historia colo-
nial.
Y en un peldaño más
alto
Perú: Problema y po-
sibilidad.
Prosa alígera, re-
curso al esquema didáctico
y frugales notas patentizan
la voluntad de renuncia a
toda gimnasia erudita.
Basadre huye de ser “mez-
cla de notario y de ratón”,
elabora una visión de sínte-
sis y revisa el pasado con
criterio genético, ora con
finura y agudeza, ora con
empaque de profeta o refor-
mador, ora con crudeza de
escalpelo y autopsia. Su
gusto por las ideas abstrac-
tas y generales y su afán de
calibrar las fuerzas colecti-
vas en la dinámica social no
le vedan recurrir a la sem-
blanza individual, cum-
pliendo el consejo sabio de
Marc Bloch para quien,
como el ogro fiero de los
relatos infantiles que huele
la carne humana, el historia-
dor nunca debe olvidar que,
en fin de cuentas, es el hom-
bre concreto el que padece
y vive y hace la historia.
Casi en cada página del
libro hallan cabida una re-
flexión, un retrato, un afo-
rismo. Se echa de ver que
el autor marcha por el ca-
mino de aventura y riesgo
que desemboca en la madu-
rez. Tal, cuando asocia la
sensibilidad histórica a “la
ciencia de la serenidad y la
paciencia”. Tal, su afirma-
ción jocosa y válida: “en el
Perú la política es una con-
tradanza en donde en poco
tiempo se está al lado de
quien se tuvo al frente y vi-
ceversa”. Tal, si condensa el
empirismo cazurro de Ra-
món Castilla en su tácito
breviario doctrinal: “subir,
durar”. Tal, si señala los fre-
nos y límites burgueses del
radicalismo de Gonzales
Prada o las carencias de las
Tradiciones
. Tal, cuando sin
alardes jeremíacos decide
que “la política es movedi-
za, sucia e ingrata”. Etcéte-
ra. Cierra el libro un diáfa-
no examen de la realidad
peruana, tan pugnaz, tan ilu-
so. “Pero el socialismo ven-
drá”, augura en la página
final. Con todo y eso, no
vislumbra el de dialécticas
y dogmas sino el que “es,
ante todo, un modo de abor-
dar los problemas y un es-
píritu”, ese que comporta
una “marcha hacia una ma-
yor justicia social”. Con leal
sindéresis, a los 74 años de
su edad compendia su mí-
nima definición como un
exégeta que glosa y escolia
un axioma tomista: “Enten-
demos por socialismo el
movimiento hacia una so-
ciedad donde el interés y el
beneficio comunes predo-
minen en las cosas esencia-
les sobre los de carácter in-
dividual o de grupo”.
Uno siente que acuña el
joven autor un puñado de
ideas sustantivas que han de
operar como ejes de su obra
futura. Vgr. la noción ética
de una pauperización de la
espiritualidad colectiva, en
la línea de Eugenio d’Ors,
el arielismo de Rodó y el
esteticismo de Vasconcelos.
“Basadre reiteraba mucho su fe en el porvenir. Y, cumplida la
hora que les fuera asignada,
full of sound and fury
, viven y
vencen todavía como el Cid, porque en la carrera fugaz de la
vida supieron ceder a las nuevas generaciones, como los
lampadóforos de la Grecia clásica, la antorcha del
entusiasmo, de la ilusión y de la esperanza”.