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que se requieren. No
es
pues posible la introduccion
y
la imitacion ciega de
los sistemas adoptados en otras
partes. Para que tenga una aplicacion práctica en el país,
es menester conocer 1a
cireu nstancias de cada locali–
<lad, para modificarlas, agregar ó quitar tales ó cuales
apénd ic s de las mi mas construcciones
ó
aparato ,
y
tal–
vez i<lear construcciones especiales para adoptarse suce–
sivamente en el -país.
Esto es tanto mas necesaTio desde que
s~n
completa–
mente dist:intas
las condiciones que se re ·JUÍeren para
una casa en el Perú
y
para una en Europa. Lo es del
mismo modo ·con
respecto al clima, siendo in<ludable
que hay circunstancias físicas que cambian en cada loc–
alidad
y
sobre
todo si se atiende
á
los materiales ele
construccion de que po<lemos disponer
y
á
la economía
que conviene adoptarse. Por lo mismo estas construc–
ciones tienen precisamente que amold::irse á las necesi_
dades, usos, costumbres, clima
y á
cuanto interviene en
la localidad, porque de otro modo
y
haciéndose muchos
gasto~,
en lugar de estimular el cultivo, se desalenta–
ría. Aun cuando conviene
tenerse presente lo expues,to.
como regla general, para el c ul ti vo del gusano de seda,
éste debe empezarse por ahora, ante todo, con los me–
dios mas fáciles
y
poco costosos de que podamos dis–
poner. Entre estos, conviene, desde luego, aprovechar
de las varias construcci0nes que se encuentran en todas
partes abandonadas en las haciendas. Vestigios de otros
tiempos que nuestra agricultura ha sido mas
produ~tiva,
no e11cuem.ran ahora un destino propio, atendido el
cambio de las necesidades del campo
y
de los sistemas
de explotacion que se han introducido en los trabajos
agrícolos desde poco tiempo acá. Así es que, miéntras
ahora van perdiéndose <lel todo,
y
no tendrán ningun
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