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ces lo exije en el dia
ó
en la noche segun su edad; lim–
pfarlos oportunamente y mantenerle aque grado de calor
que corresponde
á
su naturaleza. Esto es lo que hacen las
mujeres y los trabajadores del campo, principalmente en
halia, en donde los medios de accion influyen en propor–
cionar
á
los campesb
)S
lo que es conveniente para
formar este interés. En efecto, estos campesinos,
á
mas
de tener las moreras quo ellos mismos cultivan en
nú~
mero y proporcion de la cantidad de onzas de semilla de
gusano que pueden criar, la que se determina por el
nú–
mero de personas de cada familia, y del terreno arable
que tienen en arrendamiento, participan del producto del
gusano de seda, tienen buenas casas para habitar, y cuanto
es necesario para este cultivo, todo lo cual proporciona el
dueño.
Llegado el tiempo del cultivo, sus habita0iones las
destir::.::i.n para criar el gusano de seda, alojándose y ha–
ciendo sus comidas, mientras aquel dura, en cualquiera
parte. Se comprende, pues, que este modo de practicar
el cultivo, los c11ltivac1ores lo conocen por sí misrrLos y
tambien lo que hay que hacer sin necesidad de que nadie
lo advierta
á
ningun miembro de la fan1ilia. Entre todos,
chicos y grandes, viejos
y
jóvenes, se distribuyen los tra–
bajos
y
los cuidados de las horas determinadas del dia y
de la noche, de modo que, el cultivo del gusano se em–
prende con nna regularidad tal, que casi no se apercibe ni
puede perjudicar
á
los demás trabajos de la agricultura.
Las mujeres desde que empieza b primavera, tienen
el cuidado de desprender con todo esmero
y
cuidado la
semilla de los paños que el año anterior han c©nfe-ccio–
nado de los mejores capullos de ·su cosecha que han
escojido, ó de los que se han procurado, en el caso
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